Tener un diario personal nos ayuda a conocernos mejor, conservar los recuerdos importantes y desahogar todo tipo de emociones que muchas veces nos cuesta conversar; y esto también aplica para lo que soñamos.
Desde hace muchísimo tiempo diferentes especialistas estudiaron y analizaron los sueños. Qué representan, por qué soñamos y surgieron diferentes teorías, entre ellas la de Sigmund Freud que señala que “son una realización alucinatoria de deseos y por consecuencia, una vía privilegiada de acceso al inconsciente”.
Por otro lado, Fernando Azor, psicólogo español, lo denomina como “una representación nocturna de ilusiones, preocupaciones, miedos, anhelos que, al ser reproducidas por la mente al dormir, permiten que se produzca una reelaboración de los hechos y los recuerdos”.
Uno de los principales beneficios de anotar todo lo que soñamos es que desarrollamos autoconocimiento, podemos analizar e interpretar diferentes emociones que sentimos mientras vivimos esa experiencia dormidas.
También es una buena manera de ejercitar la memoria. Normalmente no recordamos lo que soñamos en su totalidad. Nos despertamos con pequeñas imágenes en la mente, ideas o conceptos. Si conversamos con alguien en nuestro sueño recordamos palabras sueltas o cosas muy específicas, por eso, si anotamos todo apenas nos despertamos, estimulamos nuestra mente antes de que se active en su totalidad.
Uno de los beneficios más estudiados y divulgados por muchos investigadores tiene que ver directamente con la creatividad. La mente es exageradamente inventiva en los sueños, da saltos en el tiempo, es ilógica, acepta contradicciones y a veces no tienen ningún sentido para nuestra mente consciente más convencional.
Existen numerosas anécdotas de personas que han creado algo trascendental inspirados en sus sueños. Por ejemplo: James Cameron creó la franquicia cinematográfica “Terminator”, luego de soñar con un robot. Larry Page soñó con descargar todo Internet y catalogar solo los enlaces, después de eso colaboró para fundar Google.
Incluso Paul McCartney se inspiró para escribir “Let It Be” después de que su madre le dijera esa frase en un sueño. “Soy un gran creyente en los sueños... gran recordador”, dijo McCartney en una entrevista con The New York Times Magazine.
Para empezar un diario de sueños, lo ideal es anotar títulos específicos en un cuaderno sobre lo que se vivió durante el día, y al despertar por la mañana hacer lo mismo, en el caso de haber soñado. De ese modo, se facilita la conexión entre lo soñado y las experiencias cotidianas, sugiere Azor y agrega que puede ser muy beneficioso “para las personas a las que les cuesta hacer introspección y bucear en lo que sienten”.