Si se trata de películas, lo primero que pensamos es que también nos acompañe el pororó. Quizás comúnmente se lo vincule a un alimento que engorde, pero te sorprenderá saber que es muy saludable y aporta varios beneficios a la salud.
También conocido como: “pochoclo”, “pipoca”, “palomitas de maíz”, entre otros; es un tipo de maíz que al exponerlo al calor explota. Esto se debe a que en su interior hay una cantidad mínima de agua que hace que el grano se expanda. Varios estudios sugieren que este snack es mucho más saciante que las papas.
Cada porción aporta vitaminas del complejo B, magnesio, fósforo, potasio, zinc, cobre y magnesio, es de bajo aporte calórico y brinda proteína e hidratos de carbono. Una investigación realizada en la Universidad de Scranton afirma que además aporta polifenoles, sustancia con poder antioxidante.
¿Cuáles son sus bondades?
Por ser un grano integral, este alimento disminuye la inflamación y el riesgo a padecer enfermedades cardíacas. Y gracias a su alto compuesto en fibra (cada porción contiene 15 gramos) ayuda a los procesos digestivos y el transito intestinal. Una investigación divulgada por el Journal of the American Dietetic Association, concluyó que su consumo está asociado a una mayor ingesta de granos enteros, fibra dietética y otros nutrientes.
Una taza normal de pororó contiene tan solo 30 calorías, que equivale a cinco veces menos de aporte que muchos otros alimentos. Comerlo además inhibe la grelina, la hormona del hambre, lo que concluye a que es un “buen picoteo” para quienes están buscando bajar de peso.
Aunque no lo creas, la parte más saludable de los pororós está en la parte marrón, la que siempre se queda atrapada entre los dientes cuando las comemos. En esa “cáscara” se esconden todas sus propiedades antioxidantes que ayudan a mantener sanas las células del cuerpo.
¿Cómo preparar palomitas de maíz?
Es muy sencillo, vas a necesitar una olla con tapa, dos cucharadas de aceite de oliva y media taza de pororó. Pones en el fuego la olla con el aceite, dejas que se caliente un poco, colocas el maíz y revolvés para que se les impregne bien el óleo. A los pocos segundos vas a escuchar como empiezan a explotar. Lo ideal para evitar que se peguen es ir sacudiendo el recipiente, así también evitas que los maíces que ya explotaron no se pongan negros y queden con sabor amargo.