Al igual que en un partido de fútbol, hay momentos en donde el equipo parece tener dominado el juego y otros en los que nos mantiene en vilo. De la comodidad al sufrimiento sin respiro y reflejado perfectamente en el desempeño de las jugadoras.
Por: Luis Ríos
El estadio está listo para recibir a la afición. La boletería se abre y la gente compra sus entradas, las adhesiones que proporciona el club local, como siempre. Se abren los portones y la gente ingresa. Los vendedores están listos para ofrecer a la gente. Chipa, pororó, agua coca agua coca, golosinas y cigarrillos, todo lo que se vende en una cancha.
El estadio es pequeño pero coqueto. Al estilo del de Guaraní o Sport Colombia, una gradería principal alta y empinada más dos sectores laterales bajos. En el estreno, la gente llenó el estadio para ver a su equipo, es que se juega un partido muy importante que clasifica al campeonato nacional.
Así comienza esta tragicomedia que transcurre en el vestuario de un equipo de fútbol femenino. Las protagonistas son mujeres apasionadas y ambiciosas que se juntan para desahogarse y olvidar los problemas del día a día, pero en el camino reflexionan sobre el papel de la mujer en la sociedad y en el deporte, en el marco de un mundo en que aún se manifiesta el machismo en muchos ámbitos.
Antes de arrancar el partido, la situación comienza a complicarse para el equipo porque el entrenador abandonó el cargo sin hablar con nadie. Bueno, menos con Capi que no sabe cómo manejar la situación sobre todo al ser la más experimentada del plantel. Caras largas y discusiones ya antes de entrar a jugar. Saben que el juego es muy importante, entonces hay que dejar los problemas de lado.
Pero a diferencia de los hombres, ser mujer es más complicado porque la sociedad no tiene tantas concesiones como con los varones. Todas están lidiando con un montón de situaciones personales adversas que explotan en el vestuario. El futbol es la única vía de escape para estas chicas, pero de a poco la situación se hace insostenible.
El partido arranca bien, buenos movimientos de todas. Las laterales subiendo y bajando con velocidad para llenar espacios. La media punta pivoteando muy bien por toda la cancha. Las delanteras no están finas en la definición a pesar de las chances de gol que tienen a su favor. Atrás, la arquera tampoco está segura hoy, pero hay muchas cosas que hacen que tenga la cabeza nublada.
En un par de dudas, el equipo pierde el control del partido y comienzan los nervios en las jugadoras. Reclamos entre ellas y tensión con el rival. Así se va el primer tiempo. Para colmo, justo están siete y no hay cambios disponibles. En el entretiempo, ese vestuario es una caldera con discusiones y noticias sorpresivas que destruyen el ya golpeado ánimo de las chicas.
Si bien, el desarrollo del fútbol femenino crece sobre todo en los últimos 10 años en Paraguay y cada vez son más las iniciativas que se realizan con el objetivo de consolidar la competencia, todavía hay mucho trabajo por realizar en distintas áreas. En el caso de estas chicas, todas en algún momento quisieron ser jugadoras profesionales pero el mundo no admitía mujeres en ese deporte dominado por los hombres. Entonces tuvieron que elegir otras carreras dejando el sueño de lado.
Esta situación es palpable sobretodo en Paraguay. Recordemos que durante la pandemia, las jugadoras se unieron bajo el lema “Basta de Silencio” para reclamar la falta de ayuda económica por parte de distintos entes en un momento en donde las competencias estaban paradas y ellas no tenían ingresos.
Volviendo a nuestras chicas, los problemas de fuera de la cancha son más fuertes, pero aún así logran un 4 a 4 que los lleva al alargue y un penal sobre la hora es clave para lo que se están jugando. Estas chicas no están jugando un partido más. Están jugando un partido por todas las mujeres que son dejadas de lado, ninguneadas y menospreciadas. Y por supuesto que ya no hablamos solo de fútbol.
El reclamo se hizo obra de teatro y Playoff lo ficciona. En medio del debate sobre las ofertas de teatro en Asunción y Buenos Aires, esta puesta en escena rompe ese prejuicio de que existe solo un tipo de obra teatral en la cartelera asuncena.
Diálogos reales. Frases que uno escucha todos los días. Ese mismo hartazgo que todos experimentamos día a día. Todo se refleja en este plantel que hace que uno se vuelva hincha y quiera ir a la cancha siempre. Una excelente adaptación de una obra escrita por la dramaturga española Marta Buchaca.
Playoff sube a escena desde este viernes 22 de abril a las 21:00 horas. Las funciones continuarán el sábado 23 de abril a las 21:00 horas y el domingo 24 del mismo mes a las 20:00 horas en el Galpón del Pasaje Molas, ubicado sobre Pasaje Molas entre 25 de mayo y Cerro Corá. Las entradas cuestan en puerta a G. 100.000. La obra es presentada por las productoras R al Revés y Saquito de Té.