El bebé se desarrolla en un entorno sonoro desde el vientre de la madre, y los efectos positivos continúan a lo largo de la primera infancia. Acompañar el crecimiento de los niños con canciones es uno de los mejores métodos para desarrollar sus capacidades.
La música es un lenguaje universal que atraviesa culturas y generaciones. En los primeros años de vida del pequeño, su uso como herramienta de aprendizaje desarrolla las capacidades cognitivas, físicas, emocionales y sociales.
Varios estudios comprueban que a través del ritmo, la armonía, la melodía y el tono, la musicoterapia mejora la atención y la concentración de los niños de 0 a 6 años de edad. Además, fomenta su imaginación, creatividad, formación de conceptos y agilidad mental.
Asimismo, contribuye a fortalecer la autoestima del niño, haciendo que se sienta más seguro y confiado de sí mismo. Según un estudio realizado por investigadores de la Universidad Queen de Belfast, Reino Unido, este tipo de terapia puede reducir los síntomas de depresión en niños con problemas de conducta.
Con la música, los pequeños se sienten impulsados al desarrollo de sus habilidades de expresión corporal, agudizan su discriminación auditiva y refinan su coordinación motora. También aprenden a vocalizar y consiguen liberar la energía reprimida. Si se añaden bailes, puede ser una excelente terapia para tratar los problemas musculares y óseos.
Esta herramienta es una manera para motivarlos a salir de su zona de confort e interactuar con su entorno mostrándose auténticos, ya que a su vez les ayuda a expresarse.
Otro ensayo clínico realizado por la Universidad de Florida constató que cuando los pequeños escuchan música se activan numerosas áreas cerebrales como: la corteza prefrontal, el área de Broca y de Wernicke, el cerebelo, el lóbulo temporal y la corteza motora.
Es así que la musicoterapia funciona como estrategia esencial para estimular el desarrollo cerebral infantil. De hecho, las canciones activan la dopamina, un neurotransmisor relacionado con el estado de ánimo.
Esta metodología de estimulación temprana es una de las terapias alternativas más utilizadas por los psicólogos y psiquiatras para mejorar las habilidades comunicativas en los niños con autismo.