En el momento menos esperado, incluso por la noche, aparecen los dolorosos calambres. Estas contracciones musculares pueden ocurrir por diferentes razones, desde deficiencia de nutrientes hasta entrenamientos duros.
Los calambres suelen ser repetitivos e involuntarios y afectan principalmente la pantorrilla y los dedos de los pies, aunque también pueden darse en la zona de la corva, que sería la parte de atrás de la rodilla. Se manifiestan como un dolor agudo en las piernas, que algunos lo llaman estirón.
Generalmente aparecen porque nuestros músculos no se relajan adecuadamente, ya sea por el uso forzado de los mismos en actividades físicas, deshidratación, deficiencia de nutrientes, tensión muscular o por mantener una misma posición durante mucho tiempo.
En cuanto a la deficiencia de nutrientes, se refiere a la falta de minerales como el magnesio o potasio, y de vitaminas del grupo B, que se encuentran en alimentos de origen tanto vegetal como animal e influyen en la intensidad de los calambres musculares.
Según algunos estudios médicos, cuando estos dolorosos e incómodos calambres se producen por la noche suelen asociarse a una fatiga muscular y problemas nerviosos, aunque también se les relaciona a enfermedades como la insuficiencia renal y la diabetes.
Prevención y tratamiento
Para que las contracciones musculares no nos tomen por sorpresa es importante prevenir cambiando ciertos hábitos de nuestro estilo de vida. Algunas recomendaciones son: beber mucha agua, consumir bebidas isotónicas, mantener una dieta equilibrada con alimentos ricos en minerales, estirar los músculos antes de hacer ejercicio y de ir a la cama.
Si bien no necesitan de tratamiento médico, ya que desaparecen en unos minutos, estos son cinco métodos que nos ayudarán a tratarlos desde casa para sentirnos más aliviados y de vuelta a nuestra rutina normal sin esas incomodidades en la pierna.
-Al sentir el tirón, estirar el músculo y realizar un masaje suave en la zona para relajarlo
-Sacudir la pierna con movimientos lentos.
-Ponerse de pie y caminar descalzo para que el músculo se estire y destense.
-Aplicar calor para relajar el músculo cuando está tenso, como por ejemplo, el hielo sobre el área afectada.
-Subir al escalón de una escalera con los talones colgando. Desde esa posición, estos se empujan hacia abajo, como si se quisiera tocar el suelo, hasta sentir que la pantorrilla se estira, manteniéndose así durante 30 segundos.
Normalmente no suelen ser graves, pero si los calambres son muy fuertes, constantes, duran mucho, no mejoran al poco tiempo o se acompañan de hinchazón, enrojecimiento, sensación de calor o debilidad muscular, lo más recomendable es acudir al médico.