Con la vivacidad y entusiasmo propia de la edad, dos hermanos se robaron el cariño y la admiración de varias personas presentes en un evento educativo en Itapúa, ya que crearon su propio lenguaje de señas.
Por: Romina Galeano
Ezequiel de 5 años y Juan Daniel de 7, son dos hermanos sordos, oriundos del asentamiento 12 de Julio, distrito de San Pedro del Paraná del departamento de Itapúa. Asisten a la escuela de su comunidad, San Jorge Núcleo 3. Y mientras el más pequeño va al preescolar, el mayor cursa el segundo grado.
A pesar de los desafíos que representa su discapacidad auditiva, los dos niños se destacan en la clase como estudiantes aplicados e interesados en aprender y así lo confirman los docentes de la institución.
“Los padres se acercaron y nos solicitaron que inscribamos a sus hijos en la escuela, desde entonces, la comunidad educativa se ingenia para ayudarlos, ya que no contamos con profesionales en la educación especial y tampoco es una tarea fácil”, describe el profesor Víctor López, director de la institución.
Ezequiel y Juan Daniel se comunican por medio de señas con sus compañeros y docentes, lo que genera una comunidad inclusiva. A la hora de aprender las lecciones diarias, los docentes se encargan de enseñarlos con un enfoque más personalizado, de modo a que sea un día exitoso para ambos.
Para que no perdiesen la escolaridad durante las clases virtuales, los docentes se acercaron hasta sus hogares para proporcionarles los folletos y detallar las tareas que debían completar.
Por otra parte, su padre Daniel Presentado, cuenta que sus hijos crearon su propio lenguaje de señas y que entre ellos interactúan y se entienden entre sí. “Ellos se comunican de esa manera, nadie les enseñó, ya que no tenemos la capacidad para trasladarnos hasta la ciudad de modo a que reciban una educación especializada” mencionó.
La familia de Ezequiel y Juan Daniel se dedica netamente a la agricultura para su autoconsumo; está compuesta por su mamá, papá y cuatro hermanos; viviendo a unos 70 kilómetros del casco urbano de San Pedro del Paraná en una humilde compañía. Y a más de cien kilómetros de la ciudad de Encarnación, siendo su único medio de transporte una motocicleta. “Anhelo que mis hijos reciban un diagnóstico y atención especializada, pues nunca lo tuvieron”, expresó su padre emocionado.
En conversación con la intérprete de señas, Fátima Diaz, quien pudo mantener una conversación con estos niños, comentó que ambos tienen la capacidad de emitir sonido, por lo que no son mudos. Detallando que el camino ideal sería que puedan recibir un estudio médico para evaluarlos y así ver la posibilidad de adquirir para sus audífonos, lo que generaría una mejor calidad de vida para los niños.
Con respecto al lenguaje de señas, detalló que no es un lenguaje universal, ya que cada país tiene su estilo. Se trata de una cultura que ellos van creando, así como el abecedario, los meses, números y colores, en base a eso con una sola seña, se inventan las palabras. Itapúa cuenta con la Asociación de Sordos (ASEDI) que tiene registradas a unas cincuenta personas aproximadamente.