Dos naves, dos empresas, un mismo objetivo: tras haber fundado cada uno su propia compañía espacial a principios de los 2000, los multimillonarios Jeff Bezos y Richard Branson, se disponen a inaugurar personalmente -con solo unos días de diferencia- la era de los viajes turísticos a la frontera del espacio.
Asombrosa coincidencia en el calendario de desarrollo y un reflejo de la feroz competencia entre los dos empresarios, sus respectivos vuelos marcarán también un punto de inflexión para la naciente industria del turismo espacial.
Porque ambos jefes tienen un mismo objetivo: hacer que cientos de viajeros adinerados admiren con sus propios ojos, durante unos minutos, la curvatura de la Tierra.
No serán los primeros multimillonarios que viajan al espacio: el estadounidense de origen húngaro Charles Simonyi y el fundador canadiense del Cirque du Soleil Guy Laliberté pasaron varios días a bordo de la Estación Espacial Internacional en 2007 y 2009, pero hicieron el viaje en un cohete ruso Soyuz.
Pero Bezos, a la cabeza de Blue Origin, y Branson, de Virgin Galactic, serán los primeros en volar en naves espaciales desarrolladas por empresas creadas por ellos mismos.
“Es una increíble y maravillosa coincidencia que vayamos en el mismo mes”, dijo el británico Branson al diario The Washington Post, asegurando que el anuncio de última hora de la fecha de su vuelo, el 11 de julio, “realmente no” estaba programado para adelantarse a la del estadounidense Bezos, el día 20.
“Convertirse en astronautas”
El vuelo de Virgin Galactic despegará el domingo desde Nuevo México, en el sur de Estados Unidos. Todavía no se ha comunicado la hora prevista, pero la compañía dijo que prevé una transmisión de vídeo en directo a partir de las 07:00 locales.
Un avión portador de la nave despegará de una pista convencional y, una vez que haya alcanzado altura, dejará caer la nave, cuyo modelo se denomina SpaceShipTwo, aunque la unidad específica que se utilizará el domingo fue bautizada como VSS Unity.
Los dos pilotos a bordo de la nave encenderán entonces su motor para un ascenso supersónico, hasta superar los 80 km de altitud, la altura establecida en Estados Unidos para la frontera espacial. Los pasajeros, Richard Branson y otros tres empleados de Virgin Galactic, se desprenderán sus cinturones entonces y flotarán en gravedad cero durante unos minutos.
Así, el fundador del grupo Virgin probará y evaluará la experiencia de los futuros clientes, prevista a priori para 2022. Unas 600 personas ya compraron sus boletos, por entre 200.000 y 250.000 dólares. “Cuando regrese, anunciaré algo muy emocionante para que más personas puedan convertirse en astronautas”, prometió.
Entrenamiento mínimo
El segundo viaje espacial será realizado por Blue Origin el 20 de julio, aniversario de los primeros pasos del hombre en la Luna.
El cohete, llamado New Shepard en honor al primer estadounidense que llegó al espacio, Alan Shepard, despegará verticalmente desde el oeste de Texas, en el sur estadounidense. La cápsula espacial se separará a unos 75 km de altura, continuando su trayectoria hasta superar los 100 km de altitud, la Línea de Karman, que marca el inicio del espacio según la convención internacional. En comparación, los aviones de pasajeros suelen volar a una altitud de unos 10 km.
Al cabo de unos minutos, la cápsula iniciará una caída libre de vuelta a la Tierra, frenada por tres grandes paracaídas y luego por retrocohetes.
A bordo, Jeff Bezos estará acompañado por su hermano, Mark, una expiloto de 82 años, Wally Funk, y el misterioso ganador de una subasta, cuyo nombre aún no ha sido revelado pero que pagó 28 millones de dólares para participar. Este será el primer vuelo tripulado de este cohete (mientras que el VSS Unity ya ha embarcado pilotos, e incluso una pasajera).
A diferencia de su gran rival, SpaceX, que planea viajes mucho más ambiciosos de varios días para sus propios turistas espaciales, los llamados vuelos suborbitales de Virgin Galactic y Blue Origin requieren un entrenamiento mínimo.
Pero la llegada del turismo espacial, anunciada como inminente durante años, sigue en suspenso hasta que estas pruebas sean totalmente exitosas. En 2014, un accidente con una nave de Virgin Galactic provocó la muerte de un piloto, lo que retrasó considerablemente el programa. Fuente: AFP