Con tanta información, nuevas tendencias y nuevos planes de solución rápida que salen semanalmente es muy difícil que las personas encuentren soluciones sostenibles. La mera idea de hacer dieta es incompatible con el desarrollo de hábitos saludables en torno a la comida.
Las dietas no funcionan para la mayoría de las personas, y estos son los motivos.
1. Hacer dieta fomenta el pensamiento a corto plazo
Hacer dieta no es sostenible, o de lo contrario “funcionaría” para todos de por vida, y no veríamos aparecer tantas dietas y tendencias. Todos tenemos estilos de vida y cuerpos únicos que honrar, y la mayoría de las dietas no consideran pilares de nuestra salud más allá del tamaño y el peso. Eso también se aplica a las dietas y planes que tienen una fecha de inicio y finalización: 21 días esto, 30 días aquello, 5 días otro. ¿Qué se supone que debes hacer después de ese período de tiempo?
La mayoría de las personas que se encuentran en este ciclo de inicio y finalización terminan haciendo dieta durante años, lo que los lleva más lejos de encontrar un enfoque equilibrado de la alimentación con el que puedan vivir, dijo McKel Kooienga, nutricionista y dietista. Esta mentalidad de todo o nada hace que sea imposible para las personas hacer un cambio de estilo de vida a través de cambios de comportamiento que durarán más que la fecha de vencimiento de la dieta. También los aleja más de aprovechar sus propias necesidades únicas. Desarrollar hábitos saludables y sostenibles que una persona pueda mantener de por vida es clave para mantener la salud.
2- Aumentar el riesgo de desarrollar hábitos alimentarios desordenados
Tener antecedentes de hacer dieta u otras técnicas de control de peso puede poner a una persona en riesgo de sufrir trastornos por atracones, según la Asociación Nacional de Trastornos de la Alimentación. Incluso si su objetivo no es perder peso, sino alcanzar un cierto ideal de salud, recortar severamente grupos de alimentos o contar calorías y macros puede fácilmente volverse obsesivo y peligroso.
La “alimentación limpia” y la ortorexia nerviosa se definen por alguien que lleva la “salud” al extremo con pensamientos, acciones y comportamientos dietéticos para lograr este ideal. Esto se caracteriza como una alimentación desordenada y puede afectar a quienes están a dieta para perder peso o aquellos que hacen dieta para alcanzar una imagen ideal de “salud”. Cuanto más se obsesiona una persona con la elección de alimentos, mayor es el riesgo de desarrollar hábitos alimentarios desordenados.
3. Hacer dieta puede aumentar la “mentalidad de carencia”
Si alguna vez ha estado a dieta, esto puede sonar como una situación familiar. Sales a comer o asistes a una reunión social mientras estás a dieta y te ofrecen alimentos que “no puedes comer”, lo que te vuelve cada vez más hiperactivo, hipersensible y centrado en esa elección de alimentos.
Hacer dieta o comer alimentos estrictamente regulados mediante el recuento de calorías, macros o cualquier tipo de medición puede hacer que una persona que hace dieta se sienta aislada. Además de la obsesión por la comida, es una obsesión por la mentalidad de carencia (que no se puede tener, no se permite tener, terminología prohibida) lo que refuerza la trama de que algunos alimentos son malos. Poner valores morales en los alimentos que comemos tiene la tendencia a colapsar en los juicios que nos hacemos a nosotros mismos, y la autoestima no debe definirse por lo que comemos.
4. Hacer dieta puede quitarle la alegría y el placer a la experiencia de la comida.
Si ha estado a dieta antes, entonces sabe que no necesitamos ciencia o ningún estudio para decirnos que hacer dieta puede quitarle el placer y la alegría a la experiencia de comer. “Hemos trabajado con clientes en nuestra Práctica de Bienestar que solían medir cada onza de comida que comían, contar cada caloría y sumar cada macronutriente. Esto no solo los hizo preocupados por la elección de alimentos, sino que también les quitó algo de alegría a la experiencia”, añadió la especialista.
Muchas dietas convencionales requieren un seguimiento constante e incesante de los alimentos en el día a día. Si bien puede comenzar con buenas intenciones, este hiperenfoque en la comida y su ingesta puede llevar a una asociación negativa con el hambre y la hora de comer, indicó en un reporte a Well and Good. El uso de dichos dispositivos de rastreo puede ser absolutamente necesario en una base de caso por caso, pero un uso constante cuando no es médicamente necesario puede hacer mucho más daño que bien.