Con un fuerte mensaje en contra de la violencia hacia las mujeres y la visibilización de sectores renegados de la sociedad, la argentina Marina Fages utiliza su arte como un megáfono a través del cual busca concienciar sobre todo esto y que converge en sus expresiones musicales y visuales.
Por: Luis Ríos
Marina Fages es una artista visual, compositora, multi-instrumentista e intérprete. Forma parte de la nueva generación de músicas argentinas. Ha realizado giras en Europa, Latinoamérica y Japón, mostrando sus canciones que abarcan desde el indie folk al rock intenso, y pintando murales en diversas ciudades del mundo.
En 2012 presentó su primer disco ‘Madera metal’ y en el año 2015 lanzó ‘Dibujo de Rayo’, los cuales fueron editados en CD en Argentina por Marder, y en Japón por el sello Nature Bliss. El álbum ‘Épica y Fantástica’ fue presentado en 2019, editado en Argentina en CD y casette por el mismo sello que sus trabajos anteriores.
En el año 2020, durante la cuarentena grabó “Vivo en Piyama”, una pieza audiovisual que compila reversiones de sus canciones en un formato íntimo. El material fue editado en cassette en México y USA por el sello Devil in the Woods.
En 2021 presentó la canción “El Río Grande” en colaboración con Noelia Sinkunas. La misma fue el debut como productora artística de Fages, que ya había co-producido sus discos anteriores pero que en esta oportunidad se propuso hacerlo en solitario para llevar su visión a otro nivel.
“Río Grande es la ciudad en la que crecí, en el sur de Argentina, en una isla que se llama Tierra del Fuego. Tiene un clima muy duro, frío y con mucho viento, pero para mí significan un montón de cosas. Libertad, fantasía, muchos recuerdos de niñez que a la lejanía sé que me marcaron y entre muchos otros eventos, me hacen lo que soy”, cuenta Marina a VOS desde Argentina.
Es una canción de amor, donde ella se pregunta si es como esa isla, que además de su viento fresco, tiene las casas de los fueguinos, que siempre están calentitas y acogedoras listas para cenar y descansar. La composición original es un tema del repertorio de la banda El Tronador, donde Marina cantaba y componía en 2010.
En cuanto a la experiencia como productora, Fages dice que disfrutó y aprendió de co-producir sus anteriores discos, pero para este trabajo tenía ganas de llevar su visión a otro nivel. “Es un proceso de aprendizaje, porque como productora me falta bastante, pero me di cuenta que el trabajo que empieza en la composición de las canciones se termina de plasmar con muchas decisiones artísticas en el momento de la producción. Es decir: la grabación, la elección de los músicos que participan, los arreglos y la estética sonora que se elija”, explica.
A mediados de abril presentó “Canción de Flora”. Un anticipo de su próximo disco en el que tiene a cargo, no solo la composición de letra y música, sino también la producción artística del material completo. Esta canción explora vientos y sensaciones adversas. Ella grabó la voz, flautas, clarinetes, sintes y guitarra. Mientras que Martin Misenta estuvo a cargo de la mezcla e ingeniería. El videoclip fue dirigido por la misma Marina y cuenta con la participación de los bomberos voluntarios de la zona de Villa Soldati, reflejando el trabajo invaluable y desinteresado que realizan día a día.
“Me estoy dando cuenta que al estar en completo control o descontrol (risas) de la paleta de colores (con estos ingredientes) estoy logrando cosas muy distintas y a otro nivel de lo que hice antes. ¡Estoy muy contenta! Todo lo estoy haciendo en un gran estudio de grabación en Buenos Aires que se llama Kimono, también asesorada en la ingeniería de audio por Martin Misenta del cual estoy aprendiendo mucho”, afirma la polifacética artista.
La pandemia
Al igual que un montón de artistas alrededor del mundo, a Marina Fages también encontró en la cuarentena un espacio para crear y desarrollar nuevas ideas. Se dedicó a armar las maquetas y la pre-producción de su disco nuevo. Comenzó con ese trabajo en enero de 2020 antes del inicio de las cuarentenas en Sudamérica y continuó durante el encierro de ese primer semestre del año pasado. “A pesar de las consecuencias negativas de la pandemia, de repente tuve el tiempo suficiente para entender un poco adónde va este disco, al mismo tiempo que seguí pintando”, sostiene la también artista plástica.
Con la desescalada (que en Paraguay conocemos como cuarentena inteligente) volvieron las presentaciones en vivo bajo condiciones de seguridad sanitaria. Esto hace que esos shows sean un poco diferentes a como los conocíamos. Marina también lo siente. Pero la alegría de tocar y compartir con otros músicos y con la gente es la misma. “Estoy muy agradecida siempre de poder escuchar colegas haciendo su música, y también de poder hacer mi música para la gente que me sigue, realmente es algo emocionante y movilizador”, rescata.
Sobre si el encierro genera algún tipo de inspiración ya sea para componer canciones o realizar expresiones visuales, Fages dice que esa etapa le dio más tiempo y concentración para pensar ciertas cosas, no solo referentes a lo laboral y artístico, sino también a nivel emocional y determinar hacia donde quiere ir a partir de ahora. “Creo que esto le pasó a muchísima gente, de ponerse a pensar un poco más sin la inercia y el movimiento abrumador de nuestra antigua vida diaria. Ojalá de alguna manera sirva esa reflexión para cambiar un poco más cosas que no nos gustan y lo que nos parece injusto”, anhela.
Consultada acerca de referentes u otros artistas por los que sienta admiración, Fages admite que elegir a uno solo es bastante complicado. “Desde siempre, Mercedes Sosa, Bjork, Caetano, Billie Holiday. Ahora mismo me nutro de mucha música, estoy escuchando desde trap y rock hasta electrónica y música experimental. También estoy investigando la obra de Joe Hisaishi (prolífico compositor japonés y director de orquesta, responsable de más de 100 bandas sonoras), que me parece muy zarpada”.
El feminismo en el rock
La música ha sido desde tiempos inmemoriales una expresión del sentimiento humano. Dicha expresión, que puede tomar muchas formas, se convierte a su vez en un reflejo del contexto social y político en los cuales ha nacido. Según la artista, el rock históricamente fue una bandera de denuncia y rebeldía contra las políticas abusivas, y si alguien se siente interpelado o inspirado por eso, hoy debería estar acompañando estas luchas.
“Podés ponerle la etiqueta de feminismo, o el nombre que quieras. En esa línea, creo que hoy hay mucho más ‘rock’ en el hip hop o en el trap de denuncia que en muchas bandas del género”, afirma tajante.
En este sentido, de acuerdo con estadísticas de la Comisión Económica para Latinoamérica y el Caribe (Cepal), 4.600 mujeres fueron víctimas fatales de crímenes machistas en 2019, lo que representó un alza del 17% en relación con 2018. Los problemas se agravaron sustancialmente en 2020 como consecuencia de la pandemia y el confinamiento.
En Argentina varias artistas de distintas ramas utilizaron sus expresiones para denunciar los hechos de violencia machista y situaciones desigualdad e injusticia hacia las mujeres. Para Marina Fages, la música y los escenarios son un lugar muy visible, donde el cambio para una sociedad más justa debe verse reflejado. “Estoy muy contenta y orgullosa del avance que Latinoamérica y mi país están logrando estos últimos años, pero aún falta mucho camino por recorrer”, destaca.
“Siguen desapareciendo y muriendo muchas mujeres, niñas, y niños. Sigue habiendo mucha violencia contra los colectivos LGTBIQ y contra las poblaciones originarias que hace siglos son explotadas por intereses comerciales y discriminados en la misma medida. El debate es necesario y urgente, y hay que seguir estimulando a que la gente piense y reflexione sobre lo injusto, de todas las maneras diversas y posibles”, lamenta.
En Paraguay
Marina Fages se presentó en nuestro país en un par de oportunidades tanto en Asunción como en localidades del departamento Central. En la última visita estuvo por El Granel (Juan de Salazar 372 entre Artigas y, San José) en la capital y por el Hostel Casa de Anel, (Constitución 745) en Ypacaraí. “En ese viaje también visitamos el Lago Ypacaraí, y nos divertimos mucho” recuerda.
“Le tengo mucho cariño a Paraguay gracias a mis amigos formoseños, con los que he tocado varias veces y compartido muchos recuerdos entrañables. ¡Espero volver pronto!”, cierra esperando una nueva oportunidad para volver a estas tierras a mostrar su arte.