Texto: Luis Ríos Florentín / @nosoyunvampire
Invisible es uno de los nombres que forma parte —o debería— del catálogo de los principales del new wave de esta parte del mundo. Es el cuarto álbum de la banda chilena La Ley y fue lanzado el 28 de julio de 1995. Es un buen momento para recordarlo.
Con Rompan Todo conocí a un montón de bandas que capaz escuchaba de nombre, pero a las que nunca presté mucha atención. Y otra cosa que me pareció llamativa es que a esta agrupación trasandina la mencionaran apenas de oído. Me animo a decir que en Paraguay no la consideramos una banda de rock propiamente, porque sonaba en radios de música latina y muy raramente aparecía en las emisoras que se embanderaban con el rock.
La ley es muy importante en el catálogo new wave de Sudamérica y prueba de ello es este disco. Considerado por muchos fans y críticos como “la obra cumbre” de la carrera del grupo, fue lanzado al año siguiente de la trágica muerte de su miembro fundador, Andrés Bobe. Y a partir de su lanzamiento se los consideró como los nuevos Soda Stereo. El morbo aumentó con el anuncio de los argentinos del fin de la banda, aunque a los chilenos nunca les gustó la comparación.
Canción necesaria: Día Cero, un tema dark y absolutamente elegante. Una pincelada al perfil de La Ley y a ese vanidoso, egocéntrico pero tremendo frontman que es Beto Cuevas.