Júpiter y Saturno, los dos planetas más grandes del sistema solar, se acercarán hoy lunes lo máximo posible, un fenómeno astronómico llamado “Gran Conjunción” y que no volverá a producirse en estas condiciones hasta el 2080.
Tras la puesta del Sol, a las 18:22, los dos gigantes gaseosos aparecerán en el mismo campo de visión de un instrumento de observación, dando la impresión de que se rozan, aunque en realidad están separados por cientos de millones de kilómetros.
Para disfrutar de este espectáculo es necesario un simple instrumento de observación, un cielo muy despejado y mirar en dirección al suroeste, en una franja de territorio que abarca el oeste de Europa (Irlanda, Reino Unido, Francia, España, Portugal) y una gran parte de África.
El acercamiento visual entre los dos planetas ya empezó desde hace varios meses, y llegará a su distancia mínima el día del solsticio de invierno (una coincidencia del calendario). Al final, dará la impresión que los dos astros son uno solo.
La Gran Conjunción corresponde al tiempo que necesitan los dos planetas para encontrar posiciones relativas similares respecto a la Tierra”, explica a la AFP Florent Deleflie, del Observatorio de París.
Júpiter, el más grande, tarda 12 años en dar la vuelta al Sol, Saturno, 29. Y cada dos décadas aproximadamente, los dos planetas parece que se acercan cuando observamos la esfera celeste desde la Tierra.
Desde 1623
En un efecto de perspectiva, los dos gigantes parecerán pegados, “con una distancia de sólo seis minutos de arco entre ellos, lo que corresponde a alrededor de una quinta parte del diámetro angular de la Luna”, precisa Deleflie.
“Con un pequeño instrumento de observación, incluso con unos simples prismáticos, podremos ver en el mismo campo los cinturones ecuatoriales de Júpiter y sus principales satélites, así como los anillos de Saturno”, explica el astrónomo.
A simple vista, el acercamiento dará la sensación de que hay un planeta doble, puesto que “Júpiter y Saturno son dos astros muy luminosos”, prosigue.
Este excepcional espectáculo se podrá observar durante varias decenas de minutos, en una noche en la que en varios países hay restricciones como el toque de queda por la pandemia.
La última Gran Conjunción ocurrió en el 2000, pero para encontrar una distancia tan pequeña como la que se produce hoy lunes hay que remontarse a 1623. Y un fenómeno similar no volverá a pasar... hasta el 15 de marzo de 2080, informó AFP.
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Inauguran “Júpiter”, la supercomputadora más rápida de Europa
Europa inauguró el viernes pasado en Alemania el superordenador más rápido del continente, Júpiter, con el que espera superar su retraso en el campo de la inteligencia artificial (IA) y reforzar sus capacidades de previsión climática. A continuación, las claves sobre el sistema, que cuenta con un poder equivalente al de un millón de teléfonos inteligentes.
¿Qué es Júpiter?
Con sede en el Centro de Supercomputación de Jülich, en el oeste de Alemania, Júpiter es el primer superordenador europeo de exaescala. Exaescala significa que puede hacer mínimo 1 exaflop (unidad seguida de 18 ceros) de cálculos por segundo. “Es como si se utilizaran al mismo tiempo 10 millones de computadoras portátiles convencionales, apiladas hasta una altura de 300 kilómetros”, comparó el canciller alemán Friedrich Merz el viernes durante la inauguración de Júpiter.
Estados Unidos ya tiene tres de estos ordenadores, todos operados por el Departamento de Energía. Júpiter está alojado en un centro que cubre unos 3.600 metros cuadrados -aproximadamente la mitad del tamaño de un campo de fútbol- lleno de estanterías de procesadores y funciona con la potencia de 24.000 chips Nvidia, que son los preferidos por la industria de la IA.
La Unión Europea financia la mitad de los 500 millones de euros (580 millones de dólares) necesarios para desarrollar y operar el sistema durante los próximos años y Alemania financia el resto. Su vasto poder de computación estará a disposición de investigadores en numerosos campos y de empresas para entrenar sus modelos de IA. “Júpiter es un gran avance en el rendimiento de la computación en Europa”, dijo Thomas Lippert, director del centro de Jülich, a la AFP.
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¿Cómo puede ayudar a Europa en la carrera de la IA?
Según Lippert, Júpiter es el primer superordenador internacional competitivo apto para entrenar modelos de IA en Europa, que ha quedado rezagado frente a Estados Unidos y China en la carrera de la IA. “Estados Unidos y China están compitiendo codo a codo en una economía mundial impulsada por la inteligencia artificial”, pero Alemania y Europa “pueden recuperar” su retraso, dijo Merz, que calificó el proyecto de “pionero” e “histórico”.
Según un informe de la Universidad de Stanford publicado a principios de este año, instituciones con sede en Estados Unidos produjeron 40 modelos de IA “notables” (especialmente influyentes) en 2024, en comparación con 15 de China y solo tres de Europa. “Es la máquina de inteligencia artificial más grande de Europa”, dijo Emmanuel Le Roux, jefe de computación avanzada de Eviden, a la AFP.
Júpiter fue construido por un consorcio formado por Eviden -una subsidiaria del gigante tecnológico francés Atos- y por el grupo alemán ParTec. José María Cela, investigador principal del Centro Nacional de Supercomputación de Barcelona, declaró que el nuevo sistema es “muy significativo” en los esfuerzos de entrenar modelos de IA en Europa.
“Cuanto más grande sea el ordenador, mejor será el modelo que desarrolles con inteligencia artificial”, afirmó Cela a la AFP. Los grandes modelos de lenguaje (LLMs) se entrenan con vastas cantidades de texto y se usan en chatbots de IA generativa como ChatGPT de OpenAI y Gemini de Google.
Sin embargo, Júpiter, que funciona con chips de Nvidia, sigue dependiendo en gran medida de la tecnología estadounidense. El dominio de Estados Unidos sobre el sector tecnológico mundial se ha convertido en una fuente de creciente preocupación a medida que las relaciones entre ese país y Europa se han deteriorado.
¿Para qué más sirve Júpiter?
Júpiter tiene una amplia gama de posibles usos más allá del entrenamiento de modelos de IA. Los investigadores quieren utilizarlo para crear pronósticos climáticos más detallados y a largo plazo, buscando anticipar con precisión la probabilidad de eventos extremos como olas de calor. Le Roux explicó que los modelos actuales pueden simular el cambio climático en la próxima década, pero “los científicos creen que con Júpiter podrán pronosticar hasta al menos 30 años, y en algunos modelos, quizá incluso hasta 100 años”.
Otros esperan simular procesos cerebrales de manera más realista, en investigaciones que podrían ser útiles en áreas para el desarrollo de medicamentos para combatir enfermedades como el Alzheimer. También sirve para investigaciones relacionadas con la transición energética, por ejemplo, simulando los flujos de aire alrededor de turbinas eólicas para optimizar su diseño.
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¿Consume mucha energía?
Sí, Júpiter requerirá en promedio alrededor de 11 megavatios de energía, según los cálculos, equivalente a la energía utilizada para alimentar miles de hogares o una pequeña planta industrial. Pero sus operadores insisten en que Júpiter es el superordenador más eficiente del mundo en su clase. Utiliza el hardware más reciente y eficiente en energía, cuenta con sistemas de enfriamiento por agua y el calor residual que genera se usará para calentar edificios cercanos, según el centro de Jülich.
Solo existen tres superordenadores a exaescala además de Júpiter, y todos lo superan en términos de rendimiento teórico máximo: El Capitan, Frontier y Aurora están todos instalados en laboratorios del departamento de Energía de Estados Unidos. China también dispone de superordenadores a exascala, según varios expertos, pero sus rendimientos siguen siendo confidenciales.
Estados Unidos cuenta con 175 superordenadores, China tiene 47, Alemania 41 y Japón 39, incluido Fugaku, que ocupó el primer lugar entre 2020 y 2022 antes de ser superado por los estadounidenses. Cinco de los 10 ordenadores más potentes del mundo son europeos: Júpiter, en Alemania; HPC6 y Leonardo, en Italia; Alps, en Suiza, y Lumi, en Finlandia.
Fuente: AFP.
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Olor a huevos podridos en el Júpiter caliente más cercano a la Tierra
La atmósfera de HD 189733 b, un gigante gaseoso del tamaño de Júpiter, tiene trazas de sulfuro de hidrógeno, una molécula que emite un hedor similar al de los huevos podridos. Un nuevo estudio de la Universidad Johns Hopkins con datos del Telescopio Espacial James Webb también ofrece a los científicos nuevas pistas sobre cómo el azufre, un componente básico de los planetas, podría influir en el interior y las atmósferas de los mundos gaseosos más allá del sistema solar.
Los hallazgos se publican en Nature. “El sulfuro de hidrógeno es una molécula importante que no sabíamos que estaba allí. Predijimos que estaría y sabemos que está en Júpiter, pero realmente no lo habíamos detectado fuera del sistema solar”, dijo Guangwei Fu, un astrofísico de Johns Hopkins que dirigió la investigación.
“No buscamos vida en este planeta porque hace demasiado calor, pero encontrar sulfuro de hidrógeno es un paso adelante para encontrar esta molécula en otros planetas y comprender mejor cómo se forman los diferentes tipos de planetas”.
Además de detectar sulfuro de hidrógeno y medir el azufre total en la atmósfera de HD 189733 b, el equipo de Fu midió con precisión las principales fuentes de oxígeno y carbono del planeta: agua, dióxido de carbono y monóxido de carbono.
“El azufre es un elemento vital para construir moléculas más complejas y, al igual que el carbono, el nitrógeno, el oxígeno y el fosfato, los científicos deben estudiarlo más para comprender completamente cómo se forman los planetas y de qué están hechos”, dijo Fu.
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A 64 años luz
A solo 64 años luz de la Tierra, HD 189733 b es el “Júpiter caliente” más cercano que los astrónomos pueden observar pasando frente a su estrella, lo que lo convierte en un planeta de referencia para estudios detallados de atmósferas exoplanetarias desde su descubrimiento en 2005, dijo Fu.
El planeta está aproximadamente 13 veces más cerca de su estrella que Mercurio del Sol y tarda sólo dos días terrestres en completar una órbita. Tiene temperaturas abrasadoras de 926 grados Celsius y es conocido por su clima cruel, que incluye la lluvia de cristales que vuelan de lado con vientos de 2.760 kilómetros por hora.
Al igual que lo hizo al detectar agua, dióxido de carbono, metano y otras moléculas críticas en otros exoplanetas, Webb proporciona a los científicos otra nueva herramienta para rastrear el sulfuro de hidrógeno y medir el azufre en planetas gaseosos fuera del sistema solar.
“Digamos que estudiamos otros 100 Júpiter calientes y todos están mejorados con azufre. ¿Qué significa eso sobre cómo nacieron y cómo se forman de manera diferente en comparación con nuestro propio Júpiter?”, dijo Fu.
Los nuevos datos también descartaron la presencia de metano en HD 189733 b con una precisión sin precedentes y observaciones de longitud de onda infrarroja del telescopio Webb, lo que contradice las afirmaciones anteriores sobre la abundancia de esa molécula en la atmósfera.
“Habíamos estado pensando que este planeta era demasiado caliente para tener altas concentraciones de metano, y ahora sabemos que no es así”, dijo Fu. El equipo también midió los niveles de metales pesados como los de Júpiter, un hallazgo que podría ayudar a los científicos a responder preguntas sobre cómo la metalicidad de un planeta se correlaciona con su masa, dijo Fu.
Los planetas helados gigantes menos masivos como Neptuno y Urano contienen más metales que los que se encuentran en gigantes gaseosos como Júpiter y Saturno, los planetas más grandes del sistema solar. Las metalicidades más altas sugieren que Neptuno y Urano acumularon más hielo, roca y otros elementos pesados en relación con gases como el hidrógeno y el helio durante los primeros períodos de formación. Los científicos están probando si esa correlación también es válida para los exoplanetas, dijo Fu.
“Este planeta con la masa de Júpiter está muy cerca de la Tierra y ha sido muy bien estudiado. Ahora tenemos esta nueva medición para demostrar que, de hecho, las concentraciones de metales que tiene proporcionan un punto de anclaje muy importante para este estudio de cómo la composición de un planeta varía con su masa y radio”, dijo Fu.
“Los hallazgos respaldan nuestra comprensión de cómo se forman los planetas mediante la creación de más material sólido después de la formación inicial del núcleo y luego se enriquecen naturalmente con metales pesados”.
En los próximos meses, el equipo de Fu planea rastrear el azufre en más exoplanetas y averiguar cómo los altos niveles de ese compuesto podrían influir en la proximidad a la que se forman de sus estrellas madre. “Queremos saber cómo llegaron allí este tipo de planetas, y comprender su composición atmosférica nos ayudará a responder esa pregunta”, dijo Fu.
Fuente: Europa Press.
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Mimas, la luna de Saturno con un océano propicio para la vida
Los astrónomos compararon a Mimas con la Estrella de la Muerte de Star Wars, pero esta pequeña luna de Saturno podría ser más acogedora de lo imaginado. Su superficie helada oculta un insospechado océano líquido, propicio para la aparición de vida, según un estudio publicado el miércoles. Mimas se une a la familia de las pocas lunas del sistema solar con agua líquida bajo sus capas de hielo: Europa y Ganímedes (alrededor de Júpiter), Encélado y Titán (alrededor de Saturno).
“Si hay un lugar en el universo donde no esperábamos encontrar condiciones favorables para la vida, es Mimas”, explicó en una rueda de prensa Valéry Lainey, principal autor del estudio publicado en la revista Nature. El satélite del planeta de los anillos, descubierto en 1789 por el astrónomo William Herschel, no tenía “para nada el perfil”, cuenta el astrónomo del IMCCE (Instituto de mecánica celeste y de cálculo de efemérides) del Observatorio de París.
El astro, de apenas 400 kilómetros de diámetro, fue apodado “luna de la muerte” por su aspecto frío, inerte y, por tanto, inhabitable. Su superficie está plagada de cráteres, entre ellos uno enorme que la asemeja a la Estrella de la Muerte, la estación espacial del Imperio Galáctico en la saga Star Wars.
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Su capa de hielo parecía inmóvil, sin rastro de actividad geológica interna que pudiera alterarla, a diferencia de su hermana mayor, Encélado, cuya superficie lisa cambia regularmente debido a la actividad de su océano interno y sus géiseres, fuente de calor necesaria para mantener el agua en estado líquido.
Pero los científicos tenían la corazonada de que “algo pasaba en el interior” de Mimas, explica Lainey, así que estudiaron la rotación del satélite sobre sí mismo y sus pequeñas oscilaciones, llamadas libraciones, que pueden variar según la estructura interna del astro.
Un océano joven
Sus primeros estudios, publicados en 2014, no hallaron pruebas de la existencia de un océano líquido. La mayoría de los científicos se inclinaron más por la hipótesis de un núcleo rocoso. “Podríamos haberlo dejado así, pero estábamos frustrados”, recuerda Valéry Lainey. Su equipo recuperó entonces varias decenas de imágenes tomadas por la sonda Cassini de la NASA (2004-2017), con el fin de ampliar la investigación a todo el sistema de Saturno y 19 de sus lunas.
Estos datos permitieron analizar el movimiento orbital de Mimas alrededor de Saturno y la forma en que afecta a sus libraciones, y detectar minúsculas variaciones en estas, de algunos centenares de metros, que delatan la presencia de un océano líquido bajo toda la superficie.
“Es la única conclusión viable”, indican Matija Cuk, del Instituto SETI de búsqueda de inteligencia extraterrestre (California), y Alyssa Rose Rhode, del Southwest Research Institute en Boulder (Colorado), en un comentario asociado al estudio de Nature.
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El océano se mueve bajo un espesor de hielo de entre 20 y 30 kilómetros, comparable al de Encélado, describe el estudio. Se cree que se formó bajo la influencia de la gravedad de otras lunas de Saturno: unos “efectos de marea” que agitan el astro y crean un calor que impide la congelación del océano.
Los cálculos sugieren que el mar se formó recientemente, hace entre 5 y 15 millones de años, lo que explicaría por qué aún no se detectaron señales geológicas en la superficie. La luna “reúne todas las condiciones de habitabilidad: agua líquida, mantenida por una fuente de calor, en contacto con rocas para que puedan desarrollarse los intercambios químicos indispensables para la vida”, resume Nicolas Rambaux, otro de los autores.
¿Es posible que Mimas albergue formas de vida primitiva, como bacterias o arqueas? “Esta cuestión será abordada en futuras misiones espaciales en las próximas décadas”, prevé Valéry Lainey. “Una cosa está clara: si buscan las condiciones de habitabilidad más recientes en el sistema solar, hay que mirar a Mimas”, concluye el astrónomo.
Fuente: AFP.
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Captan misteriosa luz verde en Júpiter
El pasado 16 de junio, Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio, más conocida como NASA (por sus siglas en inglés) publicó una imagen de Júpiter, que sorprendió por una extraña luz verde. La publicación se viralizó despertando la imaginación de los internautas, sin embargo, se trataría de un relámpago en el planeta más grande del sistema solar y el quinto en orden de lejanía al Sol.
En la Tierra, los relámpagos se originan en las nubes de agua y ocurren con mayor frecuencia cerca del ecuador, mientras que en Júpiter es probable que los relámpagos también ocurran en nubes que contienen una solución de amoníaco y agua, y se pueden ver con mayor frecuencia cerca de los polos.
En los próximos meses, las órbitas de Juno la llevarán repetidamente cerca de Júpiter cuando la nave espacial pase sobre el lado nocturno del planeta gigante, lo que brindará aún más oportunidades para que el conjunto de instrumentos científicos de Juno atrape un rayo en el acto, informa la NASA.
Juno capturó esta vista cuando Juno completó su sobrevuelo cercano número 31 de Júpiter el 30 de diciembre de 2020. En 2022, el científico ciudadano Kevin M. Gill procesó la imagen a partir de datos sin procesar del instrumento JunoCam a bordo de la nave espacial. En el momento en que se tomó la imagen en bruto, Juno estaba a unos 32.000 kilómetros por encima de las nubes de Júpiter, a una latitud de unos 78 grados a medida que se acercaba al planeta.
Inédito descubrimiento en Saturno
La larga búsqueda de vida extraterrestre acaba de recibir un gran impulso con un nuevo estudio científico publicado el miércoles en la prestigiosa revista Nature. Un grupo de científicos descubrió que el fósforo, un componente clave para la vida, existe en el océano debajo de la superficie helada de Encélado, una de las lunas del planeta Saturno.
El hallazgo se basó en una revisión de los datos recopilados por la sonda Cassini de la NASA con los cuales se elaboró el informe publicano en Nature. Cassini comenzó a explorar Saturno y sus anillos y lunas en 2004, antes de incinerarse en la capa gaseosa de la atmósfera gigante cuando terminó su misión, en 2017.
“Este es un descubrimiento asombroso para la astrobiología”, dijo Christopher Glein, del Instituto de Investigación del Suroeste, uno de los coautores del artículo. Y agregó: “Hemos encontrado abundante fósforo en muestras de hielo que brotan del océano subterráneo”. Los géiseres en el polo sur de Encélado expulsan al espacio partículas heladas a través de las grietas en la superficie, alimentando el anillo E de Saturno, el anillo tenue situado fuera de los principales, que son más brillantes.
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Ya los científicos habían encontrado otros minerales y compuestos orgánicos en los granos de hielo expulsados, pero no fósforo, un componente esencial para el ADN y el ARN, y que también se encuentra en los huesos y dientes de las personas, los animales e incluso en el plancton oceánico.
En pocas palabras, la vida tal como la conocemos no sería posible sin fósforo. Si bien el modelo geoquímico había revelado previamente que era probable que el fósforo también estuviera presente, y esta predicción se publicó en un artículo anterior, una cosa es pronosticar algo y otra confirmarlo, destacó Glein. “Es la primera vez que se descubre este elemento esencial en un océano más allá de la Tierra”, agregó el autor principal, Frank Postberg, científico planetario de la alemana Freie Universitat Berlin, en un comunicado de la agencia estadounidense NASA.
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Investigaciones por venir
Los autores estudiaron los datos recopilados por el analizador de polvo cósmico de Cassini y confirmaron los hallazgos realizando experimentos de laboratorio para demostrar que el océano de Encélado tiene incorporado fósforo en diferentes formas solubles en agua.
Durante los últimos 25 años, los científicos planetarios han descubierto que los mundos con océanos bajo una capa superficial de hielo son comunes en nuestro sistema solar. Entre ellos se encuentran Europa -una de las lunas de Júpiter-, Titán -la luna más grande de Saturno-, e incluso el planeta más distante del sistema solar, Plutón.
Mientras que los planetas como la Tierra -que tienen océanos en la superficie- necesitan existir dentro de un estrecho margen de distancia de su estrella referente para mantener las temperaturas adecuadas para la vida, el descubrimiento de mundos con océanos bajo la superficie amplía la cantidad de lugares habitables que podrían existir en el universo.
“Con este hallazgo, ahora se sabe que el océano de Encélado satisface lo que generalmente se considera el requisito más estricto para la vida”, dijo Glein. “El siguiente paso está claro: tenemos que volver a Encélado para ver si el océano habitable está realmente habitado”, subrayó.
Fuente: Europa Press/AFP