¿Qué puede unir a tres chicos ecuatorianos y a un escocés? Las ganas de hacer música. Así nace Ponte Pilas, una banda de rock indie apasionada, estimulante, hilarante y que no querrás perderte en vivo en el escenario.
Por: Luis Ríos
En los últimos cinco años, esta banda británico-ecuatoriana compartió muchos momentos juntos. Estando desempleados y viviendo en un apartamento de dos habitaciones en Berlín, se encontraron buscando todos los shows que pudieran en algunos de los lugares más sucios y oscuros de la ciudad. Pronto conquistaron los corazones de sus fanáticos, llamaron la atención de otros músicos y en particular captaron a la comunidad latina en Berlín.
En 2019, Ponte Pilas ganó un premio por su sencillo “Eye for an Eye”, al que siguió su EP debut “So It Goes”, lanzado en el verano -del hemisferio norte- en 2021. Para mediados del 2022, vio la luz “Old Enough to Know Better” su primer disco de larga duración. Tres ecuatorianos y un escocés que se divierten haciendo el rock and roll más sincero que les sale del corazón y que incluso les llevó a conocer a un peso pesado de la producción musical.
Para conocer el inicio de este sueño, tenemos que volver a casi 10 años en el tiempo y ubicarnos en la segunda ciudad más poblada de Ecuador: Guayaquil. Un chico muy joven llamado Daniel Rivera, a quien le gustaba tocar la batería y era fanático de The Strokes, estaba viendo un show en vivo de Julian Casasblancas y sus muchachos en la comodidad de su cama.
De pronto, él tuvo una reacción. “No pude dormir por cuatro horas porque me dio ansiedad no poder estar en una banda y no poder hacer algo similar a The Strokes. Hoy todo el mundo la conoce, pero hace 10 años la ansiedad no era tan conocida. Me encantaban esos dos primeros discos, era una locura lo que hacían”, recuerda en una amena charla con Revista Vos.
Hora de moverse o Zeit Zu Gehen
Esta situación fue el punto de partida para lo que hoy es Ponte Pilas. “Los tres ecuatorianos estuvimos en un colegio alemán en Guayaquil. Ahí comienza nuestra conexión con Alemania. Entonces, cuando Alejandro (Iturralde) apenas terminó el colegio, ya se fue a estudiar a Berlín. Yo me quedé un año más en Guayaquil porque no tenía muy claro que quería hacer. Cuando vi ese video de The Strokes dije: ‘Tengo que salir de aquí si tengo la oportunidad’, y me fui a estudiar a Bremen”, recuerda Daniel.
Estando en esa ciudad y estudiando otra cosa que no tiene que ver con música, Rivera conoce a Calum Bolland quien estaba haciendo su año del European Region Action Scheme for the Mobility of University Students (Plan de Acción de la Comunidad Europea para la Movilidad de Estudiantes Universitarios), mejor conocidos como Erasmus.
“Nos volvimos muy amigos. La pasión por la misma música nos hizo aún más cercanos y tuvimos una banda de covers. Tocábamos en la universidad para conseguir alcohol gratis y microfama, lo que uno hace a esa edad”, relata Daniel.
El guitarrista principal de Ponte Pilas es su hermano Ismael quien siempre se destacó por su talento como instrumentista. Cuando Daniel terminó sus estudios en Bremen, ya tenía la idea de formar un proyecto musical. Por su parte, Ismael estaba terminando el colegio y quería estudiar producción musical. “Entonces yo le invito a que venga a Alemania con nosotros, que estudie aquí. Yo veía que hacer y mientras, armamos este proyecto”, comenta Daniel.
Ya juntos los hermanos con Alejandro, a ese proyecto le faltaba una pata o mejor dicho, una garganta y las estrellas se alinearon como en una película. “Estábamos buscando cantante. Probamos cosas, pero no funcionaban y yo sabía que Calum quería mudarse a Berlín. Berlín en general es una ciudad fascinante. Entonces le escribo a Calum a preguntar cómo va su plan y tanta fue la coincidencia que me dijo: ‘Acabo de aterrizar en Berlín’. Comenzamos a ensayar a finales del 2016 y a principios de 2017 ya estábamos tocando en vivo. Fue todo muy mágico”, subraya Daniel.
“En estos años hemos tenido la gran fortuna de ser todos muy buenos amigos, tanto los músicos como el equipo con el que trabajamos. Es como una montaña rusa, pero hoy en día yendo para atrás, es verlo como una conversación con las vivencias. Eso se refleja en el álbum”, agrega por su parte el bajista Alejandro Iturralde durante la misma charla.
El disco que era la meta
Ya consolidado, el proyecto con raíces escocesas y ecuatorianas presentó su disco debut “Old Enough to Know Better”, producido por Gordon Raphael. Este hombre es más conocido por su trabajo con The Strokes. Ambos músicos convienen que emocionalmente, tanto a nivel grupal como individual, sacar un álbum es algo satisfactorio.
Ese conjunto de 11 canciones que dura 37 minutos, era algo que todos los integrantes tenían como meta. “De ahí, se dio lo de poder grabarlo con Gordon Raphael, que era una meta que no nos la propusimos, si no que fue magia, fue algo que sucedió. Luego las críticas, el recibimiento y la respuesta en nuestros shows fueron bastante buenas”, afirma Daniel.
Para Alejandro, este es un bebé que ya está creciendo y está aprendiendo a caminar por sí solo. Además, comenta que en sus giras lo tienen a la venta también en vinilo y es una bonita experiencia que la gente se lleva cuando viene a verlos. “Yo creo que en el disco se ve reflejada esa conversación con nuestro ‘yo’ del pasado”, presenta.
El nombre del disco encapsula una frase que traducida al español significa que ‘ya estamos suficientemente maduros para actuar de una mejor manera’. Se debe a que el ambiente del rock and roll y la idiosincrasia de Berlín hizo que todos los miembros de esta banda se encuentren en las mismas circunstancias y haciendo cosas caóticas a la hora de grabar el disco, pero ya maduros.
“Al inicio de él, se ve cuando empezamos sin pensar, simplemente aprovechando las oportunidades que nos daba Berlín, tocábamos en donde sea. La pandemia nos pegó muy fuerte a todo el sector artístico. Nosotros estábamos en una subida, pero se nos cancelaron conciertos y había mucha frustración por no saber lo que se venía. Luego, esa misma sensación nos ayudó a madurar mucho”, profundiza el bajista sobre lo que transmite el álbum.
Los cuatro integrantes ya están en torno a los 30 años de edad. Dicen que ya no están en esa vida joven y desenfrenada del rock and roll. Que la disfrutan, pero tratan de darle una perspectiva más madura a eso. “Lo interpreto como un momento de transición individual y colectivo hacia la sabiduría, tanto como grupo humano, como en la música que hacemos y con las cosas que nos rodean”, analiza Daniel sobre ese concepto.
Por otra parte, Rivera cree que la clave de su ascendente micro éxito está más por el lado de los shows que por las reproducciones en Spotify y otras plataformas de streaming. “También tuvimos buenos reviews acá en Alemania y sobre todo en la prensa de UK. Lastimosamente no se traduce en reproducciones, pero los shows han sido muy receptivos y muy buenos, sobre todo los de Berlín”, reconoce el baterista.
Una leyenda en el camino
Acerca de trabajar con el hombre que produjo el EP debut de The Strokes: “The Modern Age”, así como sus dos primeros álbumes “Is This It” y “Room on Fire”. Y quien además, también trabajó con otros notables como Damon Albarn, Ian Astbury o Ian Brown, ambos quedaron impactados y trataron de aprender todo lo que podían.
“Para mí fue surreal trabajar con él porque me encantaban esos dos primeros discos. Era una locura lo que hacían y 10 años después de ver aquel vídeo en mi cama, estar grabando con la misma persona que hizo esos dos discos es algo completamente surreal”, introduce Daniel sobre trabajar con Raphael.
Alejandro reconoce que lo que significaba Gordon y su experiencia, los hizo temblar un poco al comienzo, pero la labor que él tuvo en estudio fue hasta esotérica porque logró que la banda se sienta cómoda y que confíe en la preparación que tenían ellos. “La función que cumplió Gordon como entidad fue encontrar esa esencia. Esencia que al mismo tiempo él la supo entender y escuchar”, reflexiona Iturralde.
“Eso me sorprendió porque jamás imaginé que una persona como él con tanta experiencia, hubiese tenido ese acercamiento con la música, esa metodología de tomarse el tiempo para ver qué dice cada uno de nosotros y como interpretábamos las canciones. Era un tema si se quiere, muy espiritual. Me llevo eso como aprendizaje, como agradecimiento y como experiencia”, agrega el bajista.
Para darle más fuerza a esa reflexión, pone como ejemplo algunas discusiones muy buenas y enriquecedoras que giraban en torno a lo que les transmitía la combinación de acordes que tocaban con la intensidad con la que ejecutaban los instrumentos y la voz de Calum. “La próxima vez que entre a un estudio a grabar, lo voy a hacer muy relajado porque sé que estoy con la gente con la que quiero hacer música y lo haremos muy elevados después de esta experiencia que nos dejó Gordon Raphael”, asegura Alejandro.
A nivel aprendizaje, con lo que Daniel más se queda es que no existe una fórmula concreta para un estilo de música, sino que la relación productor-banda debe ser la de destacar la esencia de las dos partes mientras compaginan al mismo tiempo. “En ese sentido, Gordon no vino a decirnos: ‘Así es como yo grabo’ o ‘así es como ustedes deberían grabar’, sino que fue realmente una colaboración entre ambas partes”, puntualiza.
El baterista no se esperaba que trabajar con alguien de la talla de Raphael fuera tan relajado y fluido. “Yo quizás tenía una pre-concepción de que hay ciertas formulas con ciertos productores, pero esta fue simplemente ser autentico en la esencia de cada uno y potenciar eso en conjunto”, destaca.
Influencia latina
Ponte Pilas aportan una energía e intensidad en el escenario que ya han demostrado en varias oportunidades a lo largo de sus casi seis años como banda. Su apariencia enérgica encaja muy bien con el nombre de su banda: Ponte Pilas, en la jerga española latinoamericana, se traduce como “ponerse las pilas” que significa “ponerse en forma” y despertar a la realidad.
Sobre esas raíces latinas, Alejandro dice que éstas radican en la interpretación del rock y en su manera de vivir el rock. “En los shows vemos en el pogo a gente bailando que van desde latinos, británicos y alemanes. Berlín al ser tan cosmopolita, tenemos buena reacción y a la gente le gusta”, subraya.
Daniel aborda las influencias musicales, marcando que van más hacia el rock argentino. “Crecimos escuchando Enanitos Verdes, Charly García, Fito Páez, Soda Stereo. No hay tanto esa vibra tropical de Ecuador sino más para ese rock como el argentino. Igualmente, si uno viene a nuestra presentación, encuentra a gente muy distinta que está lista para relajarse y pasarla bien”, sostiene.
Como a sus conciertos van muchas personas latinas, eso le da una vibra más caótica y agitada a los shows que no se ve tanto en Alemania. Entonces es muy llamativo no solo por los músicos en el escenario, sino por la gente que va. “El público alemán es famoso por ser difícil por su personalidad más fría y por suerte, nuestros shows son muy cálidos”, atesora el baterista.
A esta corriente, se le agrega la vibra del británico cantante. “Calum se lo goza. Hemos tenido conciertos en los que hicimos covers de Soda Stereo y él cantaba en español, imitando a Cerati. La gente se puso muy contenta. Esas personas que van a nuestros shows son muy cálidas y Calum ya es mitad latino, le gusta mucho estar rodeado de latinos”, cuenta Iturralde.
El futuro
En cuanto a lo que tienen planeado para este 2023, aseguran que la principal prioridad es volver al escenario cuanto antes. Tienen un álbum que si bien ya salió hace algunos meses, todavía está en pañales entonces quieren tocarlo todo lo que se pueda y darle mucha rotación. “Ahora en 15 días estamos yendo a un festival en Suecia. En estos festivales habrá mucha gente de la industria como cazatalentos. Vamos a tener otros tres conciertos allá incluyendo una presentación en Estocolmo”, dice Alejandro.
Luego de eso, la idea es volver a Berlín y sumar más minutos como banda telonera de agrupaciones importantes para agarrar a ese público al que todavía no pudieron llegar con sus shows de banda principal. “También tenemos algunos festivales confirmados para el verano del hemisferio norte. Por otra parte, queremos grabar fuera de Berlín. Tenemos mucha hambre de tocar en nuevas ciudades de Alemania para llegar a otro público”, agrega el bajista.
Destacan que -desde una visión un tanto más corporativa- el objetivo este año es ganar mejores contactos dentro de la industria que los catapulten a un nivel superior. “Ya hemos trabajado con discográficas, pero creemos que necesitamos partners del siguiente nivel. Por ejemplo, para que los shows de teloneros sean para bandas mucho más grandes y poder exponer nuestra música a una audiencia mayor. Y ojalá podamos cerrar el año en Sudamérica”, recalca Daniel.
Sobre eso último, explica que hay un seguimiento mediático en Ecuador sobre lo que ellos están haciendo. “No hemos podido ir a tocar aún a nuestro país. Nuestro plan es ir este diciembre de 2023. Quisimos ir antes, pero la pandemia aplazó todo eso. Hay bastante apoyo en lo que se puede”, relata.
El 1 febrero, Ponte Pilas cumplió seis años de formación. Todo es una montaña rusa de emociones y experiencias para ellos. Al comienzo no pensaban mucho, fue todo muy espontaneo y las cosas le salieron al paso mientras buscaban conciertos y difusión. “Siempre fue un proyecto serio, pero después de la pandemia comenzó a verse como algo más estructurado, con más contactos, más organizado, con más ayuda dentro de la industria. Es una montaña rusa de cosas que todavía estamos intentando domar y encaminar”, cierra Daniel.
Con pegadizos riffs de guitarra y ritmos de conducción, la música de esta banda continúa girando por toda Europa con la ambición de encontrar escenarios cada vez más grandes. De este lado del Atlántico, esperamos que en algún momento de este año, traigan su fiesta.