La pandemia Covid-19 nos enseñó la importancia de lavarnos las manos regularmente por el bien de nuestra salud, pero lo que quizás no sabías es que esta práctica de higiene en exceso tiene sus repercusiones.
Nuestras manos son la principal herramienta de trabajo porque las utilizamos para un sinfín de actividades, y tanto gérmenes, bacterias y virus pueden impregnarse en ellas y al momento de tocarnos la cara, los llevamos a las vías de acceso a nuestro organismo.
Por eso, está científicamente comprobado que mantener las manos limpias es una de las medidas claves para evitar enfermarnos y transmitir los microbios a otras personas. Y es que muchas enfermedades y afecciones se propagan por no lavarse las manos con agua corriente limpia y jabón.
Pero, cuando el lavado de manos es excesivo se desarrollan estos efectos secundarios:
1. Sequedad. Debilita la barrera de la piel, lo que puede aumentar el riesgo de la infección. La piel excesivamente seca puede agrietarse, dando lugar a la entrada de bacterias. Por eso, es importante mantener el lavado con moderación.
2. pH alto. La superficie de nuestra piel tiene un pH por debajo de 5, que es lo ideal para el funcionamiento normal de nuestra dermis. Un pH de 7 se considera neutro y cualquier valor por debajo del 7 se considera ácido, mientras que por encima es alcalino. Entonces, el pH natural de nuestra piel es más hacia el lado ácido. Los jabones y algunos lavados tienen un pH alto que interrumpe la barrera de la piel, causando posibles infecciones.
3. Irritación. El lavado de manos excesivo irrita y hace que nuestra piel sea más propensa a infecciones. Es así porque la irritación abre la barrera de la piel y puede desencadenar erupciones parecidas al eczema que hacen que nuestra piel se vuelva irritable y se convierta en un caldo de cultivo para las bacterias.
4. El jabón puede atascarse debajo del anillos. Mientras nos lavamos las manos es normal que usemos accesorios, pero el jabón puede atascarse debajo de nuestros anillos, causando irritación y humedad, además de infecciones por hongos.
5. Piel reseca. Lavarse las manos y desinfectarse regularmente puede dejar nuestra piel reseca. Cuando hay menos agua en la piel, es más propensa a sufrir daños. La barrera natural de nuestra piel está formada por lípidos, aceites y ceramidas. Entonces, el lavado constante arranca esa capa de aceite protector de la barrera de la dermis haciéndola incapaz de revivir su humedad.