Muchas veces la rutina resulta agotadora e incluso estresante, y a través del rostro se reflejan estos síntomas. Te contamos cómo reducir los signos de fatiga que suelen aparecer.

Varios factores afectan la piel diariamente, desde un pico de estrés, la exposición prolongada al sol, faltas de cuidados o temas hormonales, entre otros. Por eso, es importante actuar en todas las áreas, tanto en cuidado como alimentación o en el uso de cosméticos específicos.

Una piel con poca luz, zonas rojizas o un aumento de la sequedad, son las principales características de un aspecto cansado. Y es que el cansancio también se manifiesta en la piel y provoca una serie de problemas que empiezan con ojeras oscuras y bolsas debajo de los ojos, y todo eso es el resultado de las muchas formas en las que la fatiga nos afecta.

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El cansancio no hace que la piel debajo de los ojos se ponga más oscura, simplemente se hace más notorio porque la dermis está deshidratada y permite que las ojeras se vean más, incluso nuestro cuerpo puede estar reteniendo líquidos, lo que hace que los ojos se vean inflamados y con las famosas bolsas que aparecen en los párpados inferiores.

En la piel cansada también empiezan a aparecer pequeñas líneas de expresión que se encuentran en los costados de la boca, la frente y los ojos. Esto es a causa que se pierde la humedad natural del cuerpo. Cuando no descansamos lo suficiente, tendemos a acumular más células muertas debido a que no tienen la oportunidad de repararse.

Si quieres deshacerte de los síntomas y las evidencias de que estás cansada, existen muchas maneras de intentar disimular esta condición con unos cuidados faciales esenciales. Aquí algunos trucos para iluminar la piel cansada y reducir los signos de fatiga.

1. Retinol. Es un activo que, además de combatir las arrugas, puedes encontrarlo en cremas para el cuidado de la piel como despigmentante y exfoliante que funciona bastante bien frente a la falta de luminosidad. Es importante asegurarte de que alguno de tus cosméticos diarios lo tenga.

2. Protector solar. Una de las principales consecuencias de la exposición solar sobre nuestra piel es un aumento de la deshidratación, arrugas y manchas, y esto hace que nuestra piel se vea con un tono desigual, apagada y castigada. Es muy importante prevenir el fotoenvejecimiento de la piel y protegerla frente a los rayos solares, aplicando protección solar todo el año.

3. Alimentación saludable. Incorpora a tu dieta alimentos ricos en:

- Betacaroteno. Es una de las principales fuentes de vitamina A y tiene propiedades antioxidantes que ayudan a neutralizar los radicales libres. Especialmente presente en los alimentos vegetales de color naranja o rojo. Esta provitamina repercute en la buena apariencia de la piel, y nos ayuda a tener un tono uniforme.

- Omega 3. Los alimentos ricos en grasa sana ayudan a regenerar la piel, dándole elasticidad, hidratación y luminosidad. Lo podemos encontrar en los pescados azules, las sardinas o el salmón y en los frutos secos.

- Vitamina C. Es un nutriente esencial para el ser humano, esta, contribuye a la síntesis de colágeno y es necesaria para el crecimiento y reparación de los tejidos en todas las partes del cuerpo, por lo tanto podemos decir que es regenerante. Además este antioxidante oxigena y limpia la piel, por lo que tendrá un papel fundamental en el metabolismo de nuestra dermis y aportará luminosidad. La podemos encontrar especialmente en frutas como los kiwis, el limón o las naranjas.

- Vitaminas del grupo B. Especialmente la vitamina B2 o Riboflavina, pertenece al complejo B, es hidrosoluble y de color amarillo. Tiene un poderoso efecto antioxidante y está implicada en los procesos de crecimiento de la piel, de las uñas y del cabello. La podemos encontrar en los alimentos ricos en proteínas, como carnes, pescados, huevos, lácteos y algunos vegetales.

4. Renueva tus accesorios. Limpia a profundidad tus brochas y pinceles de maquillaje. No podrías imaginar la cantidad de gérmenes que pueden llegar a acumular y, con ellos, se pueden producir irritaciones en la piel.

5. Sérum. Completa tu rutina de limpieza y cuidado facial con el uso de un sérum para el rostro. Estos penetran en mayor profundidad en la piel y actúan en las capas más internas. Elige uno que contenga más activos que tu crema hidratante y aplica pequeñas cantidades antes de esta y siempre después de haber limpiado y tonificado tu piel.

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