Es una de las frutas más populares y no solo por su sabor, también por el gran aporte nutricional que otorga a nuestro organismo, tanto en vitaminas como en minerales, pero ¿qué sucede con sus semillas?
Algunos estudios demostraron que las semillas de este fruto son una rica fuente de bacterias que pueden mantener el intestino sano. También son ricos en fitoquímicos que ayudan a proteger contra enfermedades crónicas, sin embargo, hay evidencia de que contienen un compuesto que se convierte en cianuro y que es extremadamente venenoso en altas dosis.
El cuerpo alberga billones de microorganismos que viven en nuestro intestino y una de las formas en que obtiene acceso a las bacterias buenas es a través de los alimentos que consumimos, por eso la manzana juega un papel vital para mantenernos equilibrados y saludables.
Los investigadores de un estudio publicado por Frontiers in Microbiology observaron cómo las semillas de manzana contribuyeron a las buenas bacterias que se obtienen. Descubrieron que una sola manzana contiene 100 millones de células bacterianas y la mayoría de ellas se concentran en sus semillas.
Esta bacteria podría promover el crecimiento de lactobacillus y bifidobacterium, dos bacterias de muchas bondades en el intestino que reducen los patógenos potencialmente dañinos. Además, resaltan que las bacterias de las manzanas pueden equilibrar el microbioma humano y disminuir la frecuencia y gravedad de las alergias alimentarias.
Las semillas de manzana también contienen un compuesto llamado ácido ursólico, que es un fitoquímico que, según un informe del Food Chemistry es antibacteriano, antiprotozoario que ayuda a combatir los parásitos, antiinflamatorio y antitumoral.
¿Por qué se califica de cianuro a las semillas de manzana?
Durante mucho tiempo las semillas de manzana fueron relacionadas con el cianuro, un producto químico venenoso que se encuentra en algunos alimentos y puede llegar a ser letal para quien lo consuma.
Y es que a las semillas de manzana se las considera potencialmente peligrosas porque contienen un compuesto denominado amigdalina, que se clasifica como un tóxico vegetal natural o una sustancia potencialmente dañina. En otras palabras, cuando las semillas de manzana se descomponen, la amigdalina que contienen puede convertirse en cianuro.
Según la Red de Datos Toxicológicos de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, los efectos adversos del cianuro comienzan a aparecer a niveles de exposición de 1,2 miligramos de cianuro por kilogramo de peso corporal.
El informe del Food Chemistry revela que las semillas de manzana contienen de 1 miligramo de amigdalina a 4 miligramos de amigdalina por gramo, lo que puede generar entre 0,06 y 0,2 miligramos de cianuro por gramo de semillas de manzana.
Sin embargo los expertos explican que una sola semilla de manzana pesa alrededor de medio gramo, por lo que se tendría que comer muchas semillas de manzana para alcanzar una dosis problemática de cianuro.