Es la capacidad de controlar nuestras emociones e impulsos ante las diversas situaciones que se nos presentan. Te contamos porqué es bueno para nuestro bienestar.
El término autorregulación emocional define a la habilidad que desarrollamos para manejar de forma estratégica nuestros pensamientos, emociones y acciones, con la finalidad de evitar resultados no deseados.
Sentir emociones fuertes no está mal, de hecho es saludable si aprendemos a procesarlas para luego responder con el comportamiento apropiado. Sin embargo, la falta de control puede generar emociones negativas y tener repercusiones sociales, como dañar nuestras relaciones interpersonales lastimando a otros.
Cuando sentimos ira, frustración o ansiedad experimentamos respuestas físicas y mentales. Varios estudios médicos indican que se incrementa la producción de hormonas del estrés, aumenta la frecuencia cardiaca, presión arterial, temperatura y frecuencia respiratoria. Por eso, tener autorregulación emocional es importante para nuestro bienestar.
Si una persona carece de habilidades de autorregulación emocional reacciona exageradamente ante las situaciones, tiene arrebatos emocionales y es rápido para actuar, experimenta emociones negativas que duran mucho tiempo y a menudo tiene cambios de humor.
¿Cómo lograr nuestro autocontrol?
La autorregulación es una parte fundamental del desarrollo de niños y adolescentes, y las investigaciones demuestran que ser capaz de regular las emociones tiene un efecto positivo en la salud.
Incluso ciertas prácticas diarias pueden ayudar a una persona a mantener el control de sus emociones. Por ejemplo, hablar con amigos, hacer ejercicio, meditar, ir a terapia, dormir lo suficiente, prestar atención a los pensamientos negativos que siguen a las emociones fuertes y practicar la atención plena.
Estrategias de autorregulación emocional
Reevaluación cognitiva. Es dar un paso atrás de una situación emocionalmente desencadenante y luego reformularla de una manera que cambie su impacto emocional.
Atención plena. Se trata de prestar atención a los propios pensamientos y sentimientos, reconocerlos y aceptarlos. Practicar esta estrategia puede cambiar la forma en que nos relaciones y respondemos a nuestros sentimientos y emociones.
Supresión de emociones. Implica guardar nuestras emociones y tener cuidado de no expresarlas para evitar sentirse juzgados o experimentar otras repercusiones sociales.