Se trata de comportamientos de autoestimulación que involucran movimientos o sonidos repetitivos, ya sean para comunicarse, relajarse o simplemente porque es agradable.
El stimming es la estimulación que puede convertirse en un hábito sin darnos cuenta que lo estamos haciendo, por ejemplo, algunos son de mover las piernas, comerse las uñas, tocarse el cabello o la barba, entre otras acciones.
Comportamientos como estos parecen inofensivos, incluso se describen como inquietud o incomodidad. Sin embargo, el stimming se aplica cuando la acción es poco convencional, intensa o repetitiva.
Las personas que se autoestimulan pueden parecer de que quieren llamar la atención intencionalmente y, por el contrario, es la forma que tienen para comunicarse y relajarse a sí mismas. De hecho, estudios médicos indican que esos comportamientos conducen a estímulos sensoriales que liberan la tensión, regulan el estrés y las emociones.
Además, ayudan a activar los neurotransmisores que también son conocidos como químicos cerebrales. La dopamina, serotonina y el glutamato son los neurotransmisores asociados con el comportamiento de autoestimulación.
Un estudio publicado en Research in Autism Spectrum Disorders confirmó que el stimming es una habilidad de afrontamiento o comunicación. El comportamiento puede ayudarnos a aprender más sobre lo que desencadena nuestras emociones o sentimientos de estar incómodos.
La controversia en torno al stimming
A las personas que se estimulan se les animaba a desaprender el comportamiento, a veces con la ayuda de terapia o medicación. En la actualidad, la mayoría de los médicos aceptan el stimming y consideran que no es necesario restringirlo si no causa daño.
Es un tema controvertido, teniendo en cuenta un estudio publicado en la revista Autism en el que los adultos con autismo dijeron a los investigadores que se sentían confundidos, enojados, resentidos, nerviosos, menospreciados y avergonzados cuando se les dijo que dejaran de autoestimularse.
Las personas con autismo también expresaron que a menudo se malinterpreta al stimming como desafíos sociales e incapacidad para desarrollarse en todos los aspectos de la vida, incluso los investigadores señalaron que es un mecanismo de afrontamiento que puede servir para una variedad de propósitos.
Por ejemplo, una persona autista puede estar tratando de estimular los sentidos o disminuir la sobrecarga sensorial, adaptarse a un entorno desconocido, reducir la ansiedad y calmarse, expresar frustración, especialmente si tienen problemas para comunicarse de manera efectiva.
La estimulación no necesariamente debe controlarse a menos que esté causando un problema.