Resulta que es tan importante en la vejez como lo es desde pequeños porque los niveles apropiados de hierro en la sangre estimulan una vida más larga y saludable.
El hierro es un elemento esencial de la hemoglobina y tiene como función llevar el oxígeno a todos los tejidos a través de la sangre. Se encuentra en los músculos y nos permite realizar actividades como caminar, trabajar y hacer ejercicios.
Se lo considera un mineral necesario para el crecimiento y el desarrollo del cuerpo. El hierro puede servir para tratar el trastorno por déficit de atención con hiperactividad o ayudar a incrementar funciones como la capacidad de razonamiento, el aprendizaje o la memoria, por eso su ingesta es fundamental en el desarrollo de los niños.
Algunos alimentos con mayor contenido de hierro son: la carne roja, aves, pescados y mariscos, huevos, quinoa, lentejas, frijoles, arvejas, espinaca y berza.
Investigaciones sobre el hierro y el envejecimiento
Un estudio médico de la Universidad de Edimburgo, Escocia, comprobó que los genes en nuestro cuerpo que metabolizan el hierro son responsables de una vida larga y saludable.
Además, constata que la dieta afecta los niveles de hierro en la sangre y los niveles anormalmente altos o bajos de hierro ya se han relacionado con enfermedades como Parkinson, hepática y una capacidad reducida para combatir infecciones a medida que envejecemos.
También sugiere que los niveles de hierro bajos o altos pueden convertirse en un problema en la función cerebral y una revisión de la investigación sobre disfunciones neurocognitivas en pacientes con déficit de hierro informó puntuaciones cognitivas más bajas para aquellos con niveles bajos de hierro en la sangre, incluidos los niños que realizan pruebas estandarizadas.
El consejo de los especialistas para los adultos mayores es consultar con un médico sobre el nivel adecuado de hierro en la sangre y las formas de alcanzar y mantener ese nivel a través de la dieta y si es necesario consumir suplementos para gozar de buena salud.