De seguro te diste cuenta que las personas mueven las manos mientras hablan -algunas más que otras- y esto se debe a que estos gestos funcionan como un refuerzo de lo que se está explicando. Además, pueden ser una señal positiva de la personalidad.
Mover las manos a la par que hablamos es una manera de expresarnos, incluso puede ayudarnos a hacernos entender mejor. Varios estudios confirman que estos gestos son propios de aquellas personas que se destacan por su capacidad de comunicarse de forma clara.
Las personas que gesticulan con las manos desde muy pequeñas generalmente se convierten en adultos de vocabularios amplios. Los pequeños que mueven las manos para contar algo tienen una capacidad mayor para contar historias más estructuradas y también más facilidad para formar oraciones coherentes, acorde al estudio publicado en el Journal of Child Language.
Si bien hay varias hipótesis sobre la razón por la que esto ocurre, entre ellas resalta que estamos comunicando nuestra concentración en algo específico y que preferimos no ser interrumpidos. El componente no verbal de la comunicación es conocido y altamente valorado como lenguaje corporal, donde no solo ayudamos a los otros, sino también a nosotros mismos a entendernos.
Existen varios tipos de movimientos: los icónicos son ilustrativos, como cuando estás hablando de algo grande y extiendes tus brazos; los rítmicos, como aquellos que hacemos para enfatizar algo que estamos diciendo; y los emblemáticos, que son los que pueden reemplazar palabras, como el movimiento que haces con la mano para saludar o despedirte.
¿Qué dice sobre nuestra personalidad?
Las personas que usan gestos con las manos a la hora de hablar son consideradas cálidas, placenteras y energéticas; sin embargo, las que no se mueven pueden parecer apáticas y son vistas como lógicas, analíticas y algo distantes, según expone la revista Forbes.
También se le considera un gesto que delata a un buen líder porque así es como demuestra su capacidad de conectar con el público y parecer más carismático. De hecho, unos investigadores analizaron que los expositores más populares habían usado sus manos el doble de veces que los menos exitosos.
Gesticular con las manos funciona como un segundo lenguaje y es una manera de comunicarnos sin palabras aunque no nos demos cuenta. De hecho, se procesa de forma subconsciente y nos hace ver más apasionados, animados y entusiasmados.
Pero cuando el lenguaje corporal de una persona no coincide con sus palabras genera desconfianza. En caso seas una persona que usa constantemente las manos cuando te comunicas, eso significa que los demás no solo te entienden mejor, sino también captas las sutilezas que las palabras no pueden decir y eso te convierte en una persona cautivante.