Es uno de los alimentos que más rápido se descompone debido a la humedad y su tendencia a congelarse, pero con esta técnica casera puede durar hasta un mes en la heladera en perfectas condiciones.

Lactuca sativa, conocida comúnmente como lechuga, es una de las verduras de hoja verde más populares y se consume mejor fresca. Tiene una textura ligeramente crujiente, sabor suave y es refrescante porque posee mucha agua.

Es un alimento saludable que sacia y aporta vitaminas y minerales a nuestro organismo. Como aporta muy pocas calorías es un infaltable en las dietas de adelgazamiento. Cuenta con cualidades hipnóticas, que ayudan a conciliar el sueño y también analgésicas frente al dolor. Presenta propiedades calmantes sobre la excitación nerviosa.

Posee una acción aperitiva, estimulando las glándulas digestivas, así como una suave actividad laxante por su contenido en fibra. Debido a que drena el hígado, ejerce una acción depurativa general del organismo.

Además cuenta con propiedades hipoglucemiantes que contribuyen a reducir el azúcar en la sangre, lo que hace aconsejable su consumo por los diabéticos.

¿Cómo evitar que se descomponga?

Su aspecto negativo es que suele presentar signos de descomposición muy rápido debido su sensibilidad a la humedad y al frío, y su tendencia a congelarse. Así que para evitar que se arruine rápidamente es importante mantenerla fresca, pero no exponerla directamente al frío de la heladera ni dejar que toque las paredes.

De modo a que esta técnica casera tenga efectos favorables debemos empezar picando la lechuga en tiras. Luego, necesitamos lavarla exhaustivamente para eliminar cualquier rastro de suciedad, y proceder a secarla con una centrifugadora de lechuga, un escurridor o un papel de cocina.

El paso más importante, es guardar la lechuga picada en un tarro de cristal, cubriendo el borde con un papel de cocina seco. Este tarro se tapa y se conserva en la nevera boca abajo, tras lo cual la lechuga puede durar buena y crujiente por un mes.