Es una técnica para mejorar nuestra productividad, nos ayuda a avanzar en las tareas pendientes y en los proyectos personales, además lucha contra la adictiva postergación y evita que nos sobrecarguemos con actividades a última hora.
La regla de los dos minutos se basa en que si puedes hacer algo en menos de ese tiempo, tienes que hacerlo. Esta es una manera clave para comprometernos con nuestras responsabilidades y dejar atrás el sedentarismo.
Con tantas distracciones a nuestro alrededor como el internet, redes sociales, series, películas y videojuegos, perdemos tiempo y no cumplimos con los pendientes del día. Por eso, es importante definir los espacios y horarios que vamos a dedicar a cada actividad.
Algunos tienen la facilidad de distribuir su tiempo, pero para otros es un tanto difícil y el punto negativo de no saber organizarse es que afectamos nuestra productividad y, directamente, nuestro rendimiento en general. Teniendo en cuenta este inconveniente, se inventaron tantas técnicas de gestión de actividades, que se adaptan a personas y ritmos de trabajo diferentes.
Esta regla surgió del método Getting Things Done (GTD) que en español significa Hacer las cosas. Fue desarrollado por David Allen con la finalidad que en vez de establecer prioridades, hacer una lista de tareas específicas para cada contexto. La mayoría de las que posponemos en realidad no son difíciles, pero generalmente optamos por procrastinar.
El objetivo de la regla de los dos minutos es que dejemos de pensar en recordar lo que hay que hacer y simplemente lo hagamos. Algunos suelen dividir la regla en estos dos principios:
1. Si toma menos de dos minutos, hazlo ahora.
Si nos ponemos a pensar la cantidad de cosas que podemos hacer en menos de dos minutos, lo haríamos sin dudar. Practicando esta regla podemos lograrlo porque vencemos la vergüenza, el miedo, y la pereza.
Si algo se deja para después, siempre se vuelve más difícil y como el tiempo puede pasar muy rápido, dos minutos pueden convertirse en una hora si no estamos atentos.
2. Al iniciar un nuevo hábito debe tomar menos de dos minutos.
Si estás tratando de construir nuevos hábitos y utilizas en cada paso del camino la regla de los dos minutos será más probable que puedas hacerlo una y otra vez. Esta técnica durante la creación de nuevos hábitos no se trata solamente de los resultados a alcanzar, sino también del proceso que realmente hay que seguir para hacer el trabajo.
Puede aplicarse fácilmente tanto para grandes metas como para las pequeñas debido a la inercia de la vida: una vez que empiezas a hacer algo, es más fácil seguir haciéndolo.