Una de las principales preocupaciones estéticas de las mujeres es el contorno de los ojos cuando se empieza a mostrar diferente. Las ojeras y las bolsas, junto a las famosas patas de gallo, generan una mirada cansada y hasta un envejecimiento prematuro, que pueden ser tratadas con el carboxiterapia.
Se trata de un tratamiento no quirúrgico que consiste en una inyección subcutánea de CO2 para eliminar ese aspecto facial. Si bien la carboxiterapia es más conocida por tratar la celulitis y la flacidez corporal, también es un buen aliado para combatir las ojeras.
Estas son marcas oscuras debajo de los ojos, que a veces aparecen en color marrón y otras en morado, produciendo un aspecto de cansancio, tristeza y envejecimiento en el rostro. Como son tan visibles, suelen preocupar a más de una, y en la búsqueda de eliminarlas, en los últimos tiempos se habla de la carboxiterapia.
Son varios los factores que pueden provocar la aparición de las ojeras: la genética o la herencia, el cansancio y dormir pocas horas. Las causas determinan su aspecto, si son hundidas, marrones, azules o violáceas.
Cada tipo de ojera requiere un tratamiento específico para su eliminación y en el caso de este tratamiento, los especialistas destacan que sirve para las ojeras con fuerte predominancia de color azul o morado. Sin embargo, no es adecuado para tratar las bolsas, esos acúmulos abultados, que aparecen debajo de los ojos, y que pueden ser de grasa o de líquido.
No obstante, en las bolsas que se originan por retención de líquido y toxinas produce una ligera mejoría al estimular la micro circulación y el drenaje.
¿En qué consiste este tratamiento?
Se infiltra de manera subcutánea un gas llamado CO2 para mejorar la calidad de la piel de la zona a tratar, oxigenando los tejidos, y mejorando la microcirculación. Así se activa el propio colágeno consiguiendo mejorar la circulación. La apariencia de la zona mejora, y produce efecto cara descansada.
Es un tratamiento mínimamente invasivo que debe realizar un médico especialista en medicina estética, y que no necesita un periodo de recuperación, es decir, una puede seguir con su vida habitual. Sí puede resultar un poco molesta la aplicación en sí, pero es un procedimiento bastante seguro sin apenas efectos secundarios.
Para conseguir buenos resultados, se necesitan diversas sesiones, que se realizan de forma semanal. Según el grado de la ojera el especialista pautará el número de sesiones total que, como mínimo será de seis.
Como no es un tratamiento definitivo, aunque sus resultados suelen ser visibles durante mucho tiempo, los profesionales recomiendan realizar una sesión de mantenimiento al año, aunque depende de cada paciente. En ocasiones puede ser necesario completar la carboxiterapia con otras técnicas como el relleno de ojeras con ácido hialurónico, recomendado para ojeras hundidas.