Su efecto conquistó a muchas personas, y no por contrarrestar los dolores de cabeza y la fiebre, sino por ser un ingrediente clave en el cuidado de la piel, debido a ciertos componentes que la hacen ganar fama.

La aspirina puede convertirse en el aliado perfecto a la hora de combatir el acné, reducir manchas y eliminar impurezas en la piel, ya que posee ácido salicílico que ayuda a blanquear la piel manchada sin dañarla y exfoliarla en profundidad.

Una de sus principales características es que actúa como antiinflamatorio, por eso al aplicarla en el rostro disminuye la aparición de acné sin dejar marcas. Además, posee ácido salicílico, que ayuda a aliviar la hinchazón y secar los puntos negros inflamados.

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A su vez, funciona como exfoliante, lo que facilita eliminar las células muertas y mejorar la textura de la piel. Asimismo, contiene una sustancia denominada beta-hidroxiácido, que logra neutralizar el exceso de grasa, limpiar y emparejar el tono de la piel. Este componente es muy común en las cremas y productos exfoliantes.

Otros de los beneficios de la aspirina en nuestra piel es que tiene un efecto cicatrizante que ayuda a regenerar la piel de cualquier lesión externa.

Existen varias recetas caseras de cuidados de la piel que la utilizan como ingrediente, ya que es apta para cualquier tipo de piel, ya sea grasa, mixta o seca, y como es tan accesible en el mercado, adquirirla no representa ningún problema.

Para que forme parte de nuestra rutina de belleza basta con triturar tres aspirinas y mezclarlas en una taza con agua tibia hasta crear una textura como de pasta. Aplicar en las zonas necesarias y dejarla actuar durante 10 minutos.

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