Es el método ideal cuando buscamos llevar una vida más saludable. Y es que la preparación de comidas de forma planificada y anticipada nos permite comer en porciones adecuadas, ahorrar tiempo, esfuerzo y dinero en nuestro día a día.

Por: Verónica Giménez

Entre el trabajo y otras actividades, cocinar a diario puede ser cansador, por eso surgió la técnica meal prep o meal prepping, que se traduce al español como “preparación de comidas”, y es una solución para organizarnos las comidas de la semana.

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Se le atribuye la ventaja de cocinar una sola vez para los siete días, lo que nos permite ahorrar tiempo, esfuerzo y dinero, mientras ganamos una vida más equilibrada, basada en una alimentación saludable y más momentos de calidad con la familia, amigos o haciendo nuestra actividad favorita.

Con este método evitamos los imprevistos y apuros que suelen derivar en el consumo de comidas chatarras, y tendremos el control sobre nuestra alimentación consiguiendo que sea saludable y con ingredientes frescos.

La planificación semanal significa pensar en qué comer y escribir el listado en un cuadro, cuaderno o agenda. Para que la preparación sea sencilla, ágil y rápida debemos tener en cuenta estos pasos:

Calendario: Planificar las comidas para cada día. Es importante evitar recetas que requieran demasiados ingredientes o sean complicadas de prepararlas. Elegir los métodos de cocción fácil: es mejor utilizar el horno o una olla de cocción lenta. Es más fácil cocinar grandes cantidades de alimentos con estos dos métodos.

Lista: Tomar apunte de los productos e ingredientes que necesitaremos. Comprar lo necesario una vez a la semana. Cuando se tienen las comidas planificadas, se debe hacer la lista de la compra antes de ir al comercio. Se recomienda hacer una sola compra a la semana, preferiblemente sábado o domingo, para aplicar el meal prepping session, antes de que comience la semana.

Día de cocina: Ya tenemos el menú preparado y las compras hechas, entonces es momento de pasar al punto clave de nuestro meal prep, que es la preparación de cada comida. Elegimos un día en el que podamos dedicarnos a la cocina unas 2 a 3 horas para elaborarlas en cantidades suficientes.

Almacenamiento: Distribuir en envases las porciones bien estructuradas para luego conservarlas en la heladera eficientemente. Debemos prestar atención a la cadena de frío y evitar romperla. También podemos invertir en un buen juego de recipientes, mejor de vidrio que de plástico, transparente para que sepamos exactamente qué contiene cada uno.

Creatividad: Esta metodología nos da la opción de convertir el momento en una actividad familiar realizada los fines de semana. Incluso, armar con los mismos alimentos diferentes opciones.

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