Raquel Molinas Pietrafesa, psicooncóloga del IPS Hospital Central y del INCAN, trabaja hace 26 años con pacientes oncológicos, por eso en fechas como esta, Día Internacional de la Lucha Contra el Cáncer de Mama, remarca cuán importante es que una paciente con esta enfermedad reciba el apoyo de los seres queridos desde el primer día del diagnóstico.
Por: Micaela Cattáneo
“Tienen muchas dudas, miedos e inseguridades al saber que tienen que enfrentarse a un tratamiento que tiene muchos efectos adversos. Uno de los que más afecta a las mujeres es el que tiene que ver con su imagen corporal (la caída del cabello, las cejas y pestañas, el cambio de color en la piel, etc.), por eso es importante trabajar en su autoestima y en que pueda encontrar el sentido positivo de todo esto”, explica la especialista.
¿Cómo se logra esto? Teniendo presente estos puntos que menciona la profesional:
Validar sus emociones
Ayudarlas a que no se queden con lo feo de la enfermedad, sino que puedan descubrir las cosas lindas que tienen a su alrededor: el hecho de que cuentan con apoyo familiar o de que descubrieron cuán unidos son en su familia; que encontraron más amigos, etc. Por una parte, fomentar esos recursos de afrontamiento que tienen, sin dejar de validar sus emociones. ¿Qué quiere decir esto? Que está permitido que digan un día ‘tengo miedo’ o ‘no me gusta ver cómo estoy ahora en comparación a lo que veía antes en el espejo’, y poder decirles ‘sí, tenés razón, hay un cambio, pero va a pasar”.
Acompañar el proceso desde el primer día del diagnóstico
Son muchas las emociones que aparecen desde el primer día de diagnóstico, entre ellas la ansiedad, el miedo, etc. Por eso, el acompañamiento de la familia es fundamental en este proceso, ya que es la que muchas veces está entre el equipo médico y la paciente. La familia sufre por igual, porque debe contener a la paciente, mostrarse fuerte y darle ánimo desde el primer día.
Todas las pacientes pasan por diversas etapas, sabemos que esto empieza con un diagnóstico pero que no termina tan rápido como a veces quisieran, por eso es importante estar con ellas durante y al finalizar el tratamiento, incluso en la fase libre de la enfermedad, ya que deben hacerse controles a cada tanto y el temor de que vuelva la enfermedad siempre está y genera temor y estrés. La contención y el soporte psicológico es fundamental en pacientes que deben sobrellevar la quimioterapia por años, cuando la enfermedad es más agresiva.
Motivarle a que tengan objetivos a corto plazo
Es importante que la paciente se ponga objetivos a corto plazo para disfrutar de la vida a pesar de la enfermedad, es decir que tenga cosas para hacer pese a los procesos difíciles. Todos tenemos días malos, pero en pacientes oncológicos las emociones cambian todo el tiempo, y está permitido que se sientan mal o tristes, que un día digan “quiero llorar” u “hoy no quiero hablar con nadie”, etc., “pero al día siguiente hay que pasar página y vivir más allá del tratamiento, compartir un desayuno con los hijos, salir al patio a tomar un poco de sol, entre otras cosas”, menciona Molinas.
Asimismo, con lo estético, que es un aspecto que les afecta mucho. “Incentivarles a que tengan objetivos en ese sentido, por ejemplo, ‘mañana voy a cambiar el color de mi pañoleta, para que combine con mi ropa’ o ‘cuando termine el tratamiento, voy a buscar una prótesis’, etc.”, agrega.
Pedir información clara exclusivamente a los profesionales
“Es difícil que eviten las redes sociales porque las pacientes están pendientes de lo que se envía en los grupos de apoyo de WhatsApp. De todas formas, siempre que hablo con ellas, trato de decirles que lo que encontramos en internet son generalidades, que cada caso es específico, que por más que comparten grupos con personas con el mismo diagnóstico y tratamiento, las reacciones no son iguales y no deben compararse con otras pacientes, y que todas las dudas siempre deben ser aclaradas con su oncólogo u oncóloga tratante”, explica.
Conversar sobre su nueva forma de vivir
Es importante conversar con ellas todo el tiempo sobre que esto se trata de “aprender a vivir de otra manera”, dice la especialista. Y añade: “Hablamos de un proceso de adaptación, ya que es una nueva forma de vivir: habrán más ausencias en el trabajo y a eventos familiares o sociales, y también más idas al sanatorio. Por eso, siempre buscamos que vivan de la mejor forma posible, diciéndoles que hay efectos transitorios y que hay otros que quedarán, pero que lo importante es aprender a amar la vida más allá del tratamiento. Una vez, una paciente que venció la enfermedad me dijo: ‘¿y ahora qué voy a hacer? Ya me acostumbré a compartir con el grupo’, y son casos que demuestran cuán significativo puede llegar a ser que las pacientes encuentren algo qué hacer a pesar de la enfermedad”.