Niza, ubicada al sur de Francia, fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco como una “ciudad de vacaciones de invierno de la Riviera” por su patrimonio arquitectónico, paisajístico y urbanístico, formado por 200 años de historia cosmopolita a partir de finales del siglo XVIII.
“La historia de Niza, a la vez enraizada y abierta, mediterránea y alpina, europea y cosmopolita, ha producido una arquitectura y un paisaje únicos, un modelo para muchas otras ciudades del mundo”, declaró el alcalde Christian Estrosi.
“Esta inscripción consagra a Niza como el arquetipo de las vacaciones invernales de la Riviera Francesa, gracias a su ubicación geográfica excepcional, entre mar y montaña, y las diversas influencias que han dado forma a su patrimonio”, destacó la ministra de la Cultura Roselyne Bachelot.
Hasta los albores del siglo XIX, Niza era un antiguo poblado del reino de Piamonte-Cerdeña, enmarcado por una colina con el castillo destruido y el río del Paillon. Los relatos de viaje del escritor escocés Tobias Smollett la pondrán a la moda y cautivarán el interés del público inglés.
Una nueva ciudad se desarrolló hasta convertirse en una verdadera “capital de invierno” para ricos ociosos, rentistas y aristócratas, antes de 1850, donde se acondicionaron parques y paseos para disfrutar del aire libre. Especies exóticas, como palmeras y naranjos, iban poblando los terrenos baldíos.
A finales de siglo XIX, principios del XX, Niza acogió a unos 150.000 residentes en invierno, de todos los orígenes. Inicialmente provenientes del Reino Unido, Rusia, Alemania, y el Imperio Austro-Húngaro, luego llegaron desde toda Europa, y hasta de Estados Unidos.
El resultado es un magnífico patrimonio arquitectónico aún hoy visible, con hoteles, villas y edificios destinados al alquiler.
Fuente: AFP.