Desde abril, la ex ministra de la Juventud, Magalí Cáceres, es la nueva directora de la Fundación Itaú, un espacio desde donde se han apoyado iniciativas artísticas, culturales y educativas que transforman la realidad del país.
Por: Micaela Cattáneo
Magalí (30) posee una amplia experiencia trabajando en proyectos sociales nacionales e internacionales, y haciendo asesorías y consultorías a varias organizaciones sociales internacionales como el PNUD y el Banco Mundial. Además, cuenta con una maestría en Emprendedurismo Social del American University (Washington DC).
En cada espacio que lidera demuestra el amor y el compromiso que tiene por el país. Y eso quedó a la vista de todos cuando en 2017 asumió la Secretaría Nacional de la Juventud. “Todos los jóvenes tenemos un partido que jugar por Paraguay”, nos decía hace un par años, en esta entrevista para la VOS.
Hoy, al frente del proyecto de responsabilidad social del banco Itaú, Cáceres nos habla acerca de los desafíos de su nuevo cargo y por qué considera que hoy, más que nunca, es necesario apostar por el arte, la cultura y la educación paraguaya.
Maga, ¿por qué le dijiste que “sí” a este nuevo desafío laboral?
El arte, la cultura y la educación no pueden parar, más aún en este contexto que estamos viviendo. Acepté este desafío convencida de esto y muy agradecida por la oportunidad. Siempre me consideré una apasionada de la cultura paraguaya, una enamorada de lo nuestro, y también estoy convencida de que todo parte y se transforma con la educación.
¿Qué estabas haciendo antes de aceptar la propuesta?
Estaba trabajando como consultora independiente y también acababa de emprender un proyecto que me enamora.
Trabajaba en la Fundación Transformación Paraguay, que fomenta el desarrollo de las habilidades blandas a nivel país, y en SIGOB, un proyecto regional del Programa de Desarrollo de Naciones Unidas.
Junto con una de mis mejores amigas, Cata Bautista, historiadora de arte colombiana, acabábamos de terminar la versión piloto de un proyecto que emprendimos: Mapa Abriendo Caminos, el primer laboratorio de creatividad para niños y niñas en el país, 100% gratuito y virtual, que busca el desarrollo a través del arte y técnicas creativas. Es la primera vez que se realiza algo así en el país, y Transformación Paraguay nos abrió las puertas para incubar esta iniciativa que también cuenta con el apoyo de 16 empresas.
Ahora, al frente de una fundación que ha centrado sus trabajos en el fomento a la cultura y la educación, ¿qué te gustaría hacer o aportar desde este espacio?
La Fundación Itaú es un referente a nivel país en el fomento a la cultura, las artes y la educación. Hay un trabajo impresionante que se viene realizando desde el inicio con Liz Kramer, luego potenciado por Alex Niz. Desde la oportunidad que hoy tengo, quiero aportar con dinamismo e innovación.
Como bien lo decía la querida Berta Rojas, “la fundación es un lugar que alberga sueños”. No son simples proyectos, son iniciativas que transforman. Queremos continuar apoyando a los proyectos culturales y dar mayor lugar a los proyectos educativos.
Como país también vivimos una crisis educativa, por eso queremos apoyar las iniciativas innovadoras que están cambiando realidades. Por último, comunicar de manera sensible y transparente, acercando el trabajo de la fundación a más personas.
Durante tu gestión como ministra de la Juventud trabajaste de cerca con muchos proyectos culturales y educativos. ¿Hay algo de aquella época que hoy resulta un aporte importante para esta nueva gestión?
Uff...¡muchísimo! Uno de los aprendizajes más importantes es que detrás de todo, están las personas. El vínculo y la conexión humana es algo que siempre tengo presente. Detrás de proyectos sociales, colaboradores, equipos de trabajo e incluso procesos, hay personas. Y hoy, como nunca, es importante la empatía, la capacidad de conectar con la gente.
Como ministra también tuve la oportunidad de recorrer los 17 departamentos y ver que cada uno de ellos, cada ciudad, es diferente, con una cultura tan rica y única. Abrazar esto desde la fundación me parece fundamental y me entusiasma las tantas posibilidades que habrán por delante.
Invertir en la educación y apostar en ella no puede dejar de ser una prioridad que debe inquietarnos y alarmarnos a todos como país. La pandemia agrava una situación que antes ya era alarmante. Por eso, Paraguay no necesita que su educación tenga simplemente ajustes. Necesitamos transformarla por completo.
¿Cómo te conectás con la cultura cuando no estás en la oficina?, ¿sos cinéfila, melómana?
Yo creo que la cultura está en todo: desde leer una poesía y escuchar una guarania hasta sorprenderte por la belleza de nuestra artesanía indígena o descubrir lugares mágicos de nuestro hermoso país. Es una conexión permanente que siento que me acompaña desde chica. Siempre vi a Paraguay con ojos de magia y es justamente abrazar eso lo que nos hace únicos.
Como anécdota, justo unos días antes de iniciar como directora de la fundación, tuve una primera cita inolvidable en el Museo del Barro con la exposición de Ricardo Migliorisi. Hoy somos novios y vamos súper bien (ríe).
Así como mencionabas al principio, “el arte, la cultura y la educación no pueden parar en este contexto que estamos viviendo”, ¿qué desafíos trae a tu cargo esta nueva normalidad?
Vemos industrias y mercados muy afectados por la pandemia. La cultura, el arte emergente, el cine, los teatros, la artesanía, las escuelas, centros comunitarios, todos se vieron afectados. Hoy, la fundación alberga 28 proyectos culturales y educativos que forman parte de nuestro paraguas. Acompañar y potenciar el proceso de ajustarse al contexto actual es hoy prioridad para nosotros, y en lo personal, como nunca abrazar la vida, agradeciendo todos los días, y la esperanza de que hay mucho por delante.