“5 minutos más...”, todos alguna vez (o quizás diariamente) apagamos la alarma y nos dimos permiso para dormir un poquito más, sin embargo, por más simple y placentero que suene hacerlo cuando el sueño nos gana, es un hábito que los especialistas no recomiendan.
Sucede que al dormir pasamos por distintas etapas de sueño: las primeras cuatro (No Rem) duran alrededor de 90 minutos y abarcan desde el sueño más ligero (Fase 1) hasta el más profundo en su proceso de transición (Fase 2, 3 y 4), y la última (Rem) corresponde a la etapa en la que es posible soñar vívidamente pero a la vez imposible despertar a la persona.
Todas estas etapas son parte del ciclo de sueño al cual nuestro organismo se adapta para poder dormir, y ocurre entre unas cuatro a seis veces por noche en un adulto normal. Según los expertos, cuando colocamos la alarma y la posponemos para “descansar un poquito más” en realidad lo que hacemos es darle la señal al cerebro de que un nuevo ciclo de sueño está empezando.
Al despertarnos después de cumplirse esos cinco minutos adicionales, el ciclo se interrumpe y el sueño no se completa. Aún así decidiéramos posponer una vez más la alarma, no sería conveniente, ya que además de interrumpir el ciclo que acabábamos de empezar, estaríamos iniciando otro que nuevamente no se completaría.
A diferencia de lo que se cree, ese “sueño extra” que creemos ganar al posponer la alarma “cinco minutos más” es solo un descanso corto y de muy mala calidad. Por eso, cuando ocurre esto, es normal levantarse más cansado y aturdido de lo normal, incluso irritado o de mal humor, ya que el cerebro solo entiende que quedó un sueño pendiente.
Los especialistas recomiendan, en lo posible, no activar alarmas y despertar espontáneamente en respuesta al estímulo de la luz, para que el cuerpo se vaya acostumbrado a un ritmo de sueño específico y logre abrir los ojos a la misma hora cada mañana.