Hablamos con Fernando Duarte, director ejecutivo de ASU+B, una iniciativa que apoyará proyectos de ciudadanos y empresas que contribuyan a la transformación de la capital, para entender porqué en los últimos años Asunción sufrió fuga de habitantes y qué consecuencias trae esto a la ciudad.
Por: Micaela Cattáneo
Fernando, ¿por qué la gente se está yendo de la capital?
La fuga de los habitantes de la capital se da principalmente por la falta de calidad de vida urbana y de obras públicas de retribución a los ciudadanos. Hablamos de mejoras en los servicios públicos básicos, que en su mayoría están obsoletos en la capital.
Otros grandes problemas que se suman son la recolección de basura y la seguridad, factores que hacen que ciertos puntos se vayan vaciando, tal es el caso del Centro Histórico de Asunción y de sus barrios aledaños como Rodríguez de Francia, San Antonio y Sajonia.
Se hace difícil encontrar nuevos núcleos debido a los altos precios asequibles para vivir en la capital por ende, los asuncenos deciden migrar principalmente a los municipios del departamento Central.
¿Son más jóvenes los que están migrando?
Es necesario hacer un estudio a profundidad para saber con exactitud, pero por los factores mencionados más arriba es posible afirmar que son desde jóvenes, hasta adultos y adultos mayores. Hoy, las familias asuncenas, no tienen muchos incentivos y retribuciones para seguir pagando sus impuestos y tributos inmobiliarios, y esto ocurre por una falta de espacios públicos que también están en estado de abandono y se han vuelto lugares inseguros.
¿Qué consecuencias trae esta fuga en la ciudad y en el estilo de vida de las personas?
La consecuencia de este despoblamiento es que nos volvemos una ciudad menos sostenible. Esto se da porque la capital recibe menos impuestos, por lo tanto, tiene menos posibilidades de invertir. A este fenómeno se lo conoce como densidad habitacional.
Para ser más claros: mientras menos familias vivan en una manzana (cuadra), el municipio recibe menos impuestos, por ende tiene menos posibilidades de mejorar sus servicios urbanos como la recolección de basura, el control y mantenimiento de los espacios públicos, la seguridad, etc.
Todo esto hace que se debilite de alguna manera la sostenibilidad urbana. En este punto, tenemos el problema de la movilidad. Debido al pésimo servicio de transporte público, las personas optan por tener movilidad propia, ya que al vivir muy lejos de sus trabajos, necesitan tener la seguridad de que van a llegar en tiempo y forma a sus puestos laborales o lugares de estudio.
Esto también contribuye a que el sistema de transporte “pierda clientes” y lo hace menos sostenible. Las personas trabajan en Asunción, pero se ven obligadas a vivir en las afueras, hecho que hace que en su día a día pierdan mínimamente dos horas en el tráfico (una hora de ida y otra hora de vuelta), por ende su calidad de vida se devalúa.
Claro que se requiere de una reforma estructural del modelo de transporte público, pero si las personas vivieran cerca de sus lugares de trabajo, esto haría que eventualmente se necesiten menos autos, menos motos y se muevan con distancias menores. Con este punto a favor, las personas dependerían menos de la movilidad propia y, de alguna forma, esto contribuiría a una ciudad más sostenible.
¿Qué cosas se están haciendo mal?
Podemos citar tres puntos. Primero, los altos impuestos que se están pagando en el área central, factor que contribuye al abandono de estos lugares. Segundo, no hay políticas de sostenimiento de estos lugares, que de alguna manera son los que cuentan con mejores servicios: desagüe cloacal, asfalto, red eléctrica y alumbrado público. Y tercero, la falta de acompañamiento de la inversión privada.
Por lo general, el municipio en su carácter de planificador y ordenador del espacio debería proyectar las áreas que van a crecer y conducir a que el sector privado quiera invertir en estas zonas. Sin embargo, en nuestro país no pasa esto.
Por ejemplo: el sector privado, desde hace ya varios años, está muy interesado en el eje de Santísima Trinidad, pero esto no se acompaña desde el sector público. Otra zona que llama mucho la atención es el histórico Barrio Jara, que actualmente está pasando por una transformación en la densidad poblacional, ya que el sector privado está invirtiendo bastante en edificios departamentales, pero uno no ve que la municipalidad esté acompañando esta inversión.
En un mundo ideal, el municipio debería ser el que guíe este crecimiento e inversión privada, orientando al sector inmobiliario hacia donde está creciendo la ciudad.
¿Cómo se puede revertir esto?
Debe haber una planificación, pero por sobre todo acciones concretas: la articulación de la inversión privada del sector inmobiliario e inclusive del corporativo; la mejora de los servicios; la presencia de las instituciones en el caos de las nuevas ofertas habitacionales, entre muchas otras.
Hoy, también existe una fuerte demanda de políticas de habitación inclusiva. En ese sentido, los bañados sufren la desatención del municipio. La inclusión de estas áreas a la ciudad formal debería ser prioridad para el gobierno municipal.
Asimismo, se pueden crear opciones de viviendas bien ubicadas (en barrios céntricos) y accesibles a través de créditos hipotecarios, promoviendo mayor compacidad o densidad habitacional, haciéndole partícipe al sector privado en el desarrollo.
¿De qué manera ASU+B quiere aportar a la solución?
Desde ASU+B queremos acompañar la planificación y articulación entre el sector privado, público y la sociedad civil, definiendo y acordando cuáles deberían ser las áreas de crecimientos o las prioridades que deberíamos atender como ciudad. Y, especialmente, empezar a colaborar entre todos para que se noten las mejoras en estas áreas.
Sobre Fernando Duarte. Es arquitecto con experiencia en procesos de innovación social y urbana. Participa en redes e iniciativas vinculadas a la ciudad y participación ciudadana. Actualmente, trabaja en el Estudio OCA y co-lidera la iniciativa Asunción+B. Entre el 2011 y 2019 trabajó en TECHO, liderando la organización en Paraguay y el área de Vivienda y Hábitat para Latinoamerica y el Caribe.