Lo confirma un estudio: padres expuestos a radiación en Chernobyl no pasaron efectos a sus hijos
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Después de 35 años, la gran interrogante sobre si los efectos de la radiación por los incidentes del desastre nuclear en Chernobyl han pasado a otras generaciones tiene respuesta: y es que “no”.
Lo confirmó un reciente estudio del Instituto Nacional de Cáncer de Maryland, Estados Unidos, cuya conclusión determinó que los padres que estuvieron expuestos a la radiación en 1986 no pasaron los cambios genéticos a sus hijos. La investigación llegó a esta respuesta después de haber analizado a 130 niños concebidos por los sobrevivientes después del accidente.
Desde que la central de Chernobyl explotó, muchos de estos sobrevivientes han pasado por enfermedades provocadas por la radiación, e incluso han vivido preguntándose si estas consecuencias afectarían a sus descendientes. Pero esto dejó de ser una incógnita con la respuesta científica que dio el instituto.
La investigación, que fue dirigida por la profesora Meredith Yeager, trabajó en los hijos de los trabajadores que se alistaron para ayudar a limpiar la zona altamente contaminada alrededor de la planta de energía nuclear, asimismo fueron estudiados los progenitores de los evacuados de la ciudad abandonada de Pripyat y otros asentamientos que se encontraban en un radio de 70 km alrededor del reactor.
Y para todos el resultado fue el mismo: no hay daño adicional en el ADN de los niños.
Después de tres décadas, los padres que estuvieron expuestos a la radiación de la explosión de Chernobyl, encuentran por fin un alivio al miedo de dañar a sus hijos.
Chernobyl: 34 años de la explosión que causó gran desastre humano y ecológico
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Hoy hace 34 años de la explosión de Chernobyl, en la entonces Unión Soviética. El estallido del reactor no solo afectó a la región, sino que sacudió al mundo entero. El incidente en la planta nuclear soviética es considerado el peor accidente industrial y medioambiental de la historia.
La explosión del reactor nuclear, ocurrida un 26 de abril de 1986, causó la muerte instantánea de 50 personas, pero miles de habitantes del Este de Europa están desde entonces afectados de cánceres causados por la exposición a la radiación.
Según cálculos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de nueve mil personas en todo el mundo morirán, eventualmente, de cánceres causados por la radiación de Chernobyl.
Según Nacho Narváez, de PastoralSJ, ese día sacudió la explosión a los “50 mil habitantes de Prípiat, ciudad construida en 1970 y nació junto a la central nuclear ‘Lenin’, para albergar a los constructores, trabajadores e ingenieros de esta. Era una ciudad joven: la edad media era de 26 años. La natalidad era altísima, casi 1.000 niños nacían cada año. La ciudad contaba entonces con un cine, un hotel, gimnasios, piscinas y varios restaurantes, un verdadero lujo para cualquier ciudad soviética de la época. Todo limpio, ordenado, moderno, joven, eficiente. La central nuclear y la ciudad: un éxito socialista”, sostuvo al Vatican News.
Esa noche, fueron sacudidos todos por el reactor número 4 de la central nuclear, que saltaba por los aires. “La radiación equivalente a 500 bombas de Hiroshima estaba convirtiendo el aire en puro veneno. A la 1:24 de la madrugada lo que pretendía ser una sencilla prueba de seguridad provocó una explosión que destapó la cubierta de uno de los reactores de la central. Pocos minutos después comenzaron a llegar bomberos de toda la región para frenar el desastre. Había que intentar parar el fuego para que el reactor nº 3 no estallara también. Horas después consiguieron apagar el fuego. Algunos bomberos comentaban extrañados que «el aire sabía a metal», sostiene al Vatican News.
Muchos murieron días después. El resto falleció a lo largo de dos semanas debido a las enormes dosis de radiación recibidas. Las entonces autoridades soviéticas tardaron 36 horas en evacuar a la población de Prípiat. Hasta tres días y medio duró la evacuación. Mientras tanto, la población recibía dosis de radiación tremendamente elevadas.
“Seguidamente, el gobierno de la URSS convocó a miles de personas para ayudar a paliar las consecuencias del accidente. Fueron 600.000 personas. Los llamaron 'liquidadores'. Esa multitud estaba en su mayoría compuesta de soldados, pero también había muchísimos voluntarios: médicos, trabajadores, científicos, campesinos, mineros –miles–, estudiantes, policías, etc. Muchos de ellos iban con la esperanza de recibir alguna compensación económica o laboral. Otros, la gran mayoría, llegaron desde toda la Unión Soviética con el único objetivo de salvar a su país de la catástrofe nuclear. Aseguraron el edificio del reactor 4, limpiaron el área de basura radiactiva y construyeron el sarcófago que aún cubre gran parte de la central. Realizaron un trabajo mortal: hoy día se discute el número de víctimas, pero se calcula que de las 600.000 personas antes mencionadas, 60.000 murieron, mientras que 160.000 quedaron inválidas para siempre”.
Según Zenit, se han atribuido 3,4 millones de muertes desde 1986 a las radiaciones, aunque es casi imposible de calcular el número real de víctimas, pues hay que considerar las «muertes invisibles», dijo en Roma el día de la noticia la embajadora de Ucrania ante la Santa Sede, Nina Kovalska. «Decenas de miles de personas han caído enfermas tras los efectos de las radiaciones –añadió–. En el caso de los adultos, se han establecido estas consecuencias, pero después los niños han sufrido las consecuencias. En Ucrania se experimenta una elevada mortalidad infantil».
El papa Francisco en el Viernes Santo del pasado año dijo que «a pesar de todas las miserias, las injusticias y la monstruosidad existentes sobre la tierra, en Jesús se ha inaugurado ya el orden definitivo del mundo». Como dijo Narváez, la imagen de los ‘liquidadores’, con su escasa protección, luchando sin descanso contra la radiación en un acto casi suicida nos recuerda que, 2.000 años después, el amor y la vida siguen siendo mucho más fuertes que la muerte.