Una de los pasatiempos favoritos de nuestra infancia era saltar a la cuerda, y aunque con los años muchos juegos analógicos se perdieron con la llegada de las tablets y los teléfonos inteligentes, esta actividad perduró y se instaló como uno de los ejercicios físicos de mayores beneficios.
Se trata de un entrenamiento rápido y efectivo, que no necesita muchos materiales más que una cuerda. Lo ideal es que esta sea regulable para poder alargarla o acortarla en función a tu altura, a modo de que los saltos te resulten cómodos y seguros.
Si te decidiste por incorporar esta actividad física a tu rutina de entrenamiento, empezarás a notar los beneficios de practicarla: mejorarás tu rendimiento físico, tonificarás tus músculos, quemarás calorías, perderás grasa, desarrollarás la coordinación motora, la agilidad y el equilibrio, adelgazarás, tendrás una sensación de bienestar que te ayudará a reducir los niveles de estrés y ansiedad, y lo más importante, sobre todo por el contexto actual de pandemia, mejorarás tu capacidad cardiorrespiratoria.
Y es que al saltar la cuerda los pulmones reciben mayor cantidad de aire, permitiendo que estos estén preparados en caso de sufrir problemas respiratorios. Asimismo, como este ejercicio aumenta la resistencia física, no te sentirás ahogado en ciertas actividades de mayor exigencia.
El ejercicio no se recomienda para personas con sobrepeso, ancianos, embarazadas o con problemas en las articulaciones, sobre todo si estas no tienen el acompañamiento de un profesional, ya que puede causar lesiones en las rodillas, tobillos y caderas.
Es importante saber que a la hora de saltar a la cuerda, hay que hacerlo sobre una superficie plana y con unos championes que tengan un buen amortiguamiento para disminuir el impacto en las rodillas y prevenir lesiones. También hay que hidratarse bien durante la actividad física.