Nunca serán los más rápidos y hace tiempo dejaron de ser prácticos, pero para un grupo de japoneses amantes de los automóviles antiguos, su perfil elegante y su brillo algo anticuado siguen teniendo un encanto especial.
La mayoría de los fines de semana, en el centro de Tokio, un club de aficionados exhibe sus Cadillacs, Chevrolets y otros vehículos clásicos modernos de mediados a finales del siglo XX. “Cada vez que lo conduzco, todavía me emociona. No hay muchos vehículos que te den esa sensación”, explica Masamune Isogai sobre su réplica de Knight Rider -un Pontiac Trans Am-, el vehículo que se hizo famoso gracias a la serie de televisión de los años 1980, KITT.
“Hablo con el coche cuando conduzco”, dice su dueño, de 46 años, y se ríe. Tiene el auto consigo desde hace unos 10 años aproximadamente. Los coleccionistas están en un mundo muy diferente al que se vive hoy en Japón, donde hay autos prácticos que ahorran en combustible y espacio, y que rara vez tienen problemas mecánicos.
“La forma de los coches viejos es encantadora, imposible de lograr con la producción en masa de hoy”, explica Hiroyuki Wada, de 49 años, junto a su Cadillac Coupé de Ville rojo de 1959. Y añade: “Cuando te haces mayor, es más probable que aprecies un coche que requiere mucho cuidado. Los motores viejos a menudo necesitan 10 minutos más o menos para calentarse antes de poder conducirlos. Eso es lo realmente encantador”.
Esta sociedad de coleccionistas tiene alrededor de 10 miembros y los coches más antiguos que poseen son un 1941 Cadillac y un 1929 Ford Modelo A, restaurado. La gente aplaude y toma fotos a medida que pasan los automóviles, desde un Ford F100 Pumpkin 1956 hasta un Volkswagen Karmann Ghia 1961.
Fuente: AFP.