¿Cómo lograr que las horas dedicadas al trabajo sean cien por ciento efectivas? Para esquivar las interrupciones y enfocarse en las tareas laborales, es importante seguir estas tres pautas:
Hacerle frente a la procrastinación
El ser humano es un ser que procrastina por naturaleza, vive posponiendo la alarma del despertador y dejando las cosas para mañana, porque - se excusa - el “mañana” siempre será un mejor tiempo que el “ahora”. Las personas aplazan sus actividades o responsabilidades para hacer otras que les resultan más gratificantes o fáciles en ese momento.
¿Por qué? Tal como lo explicó el coach y speaker motivacional José Miguel Sánchez a abc.es vivimos “en un mundo con múltiples estímulos que llaman nuestra atención y erróneamente pensamos que debemos hacer caso a todos ellos, como estando a su merced, y que no decidimos cuándo elegir atenderlos”, explicó el profesional.
Por supuesto que al estar pendientes de todos estos estímulos, dejamos de ponerle el foco a lo importante del día: las tareas del trabajo. La clave para hacerle frente a la procrastinación es organizar la jornada, ya sea diez minutos antes de empezarla o la noche antes. Lo ideal es escribir todas las actividades en una agenda y dejar espacios para los intervalos; para atender los pendientes y pasar tiempo en las redes sociales, a modo de estar al tanto de lo que sucede en el mundo.
Gestionar el tiempo
El coach motivacional recomendó hacer caso a los biorritmos de cada uno, es decir en los momentos del día en que mejor uno se siente, hacer las tareas menos placenteras y cuando el rendimiento tiende a bajar, hacer las que más gusten. Asimismo, sugirió evitar las interrupciones asignando momentos específicos del día para leer correos y revisar el teléfono o WhatsApp. No menos importante, dividir las tareas en intervalos de entre 30 a 50 minutos según su complejidad y tomarse descansos de 5 a 10 minutos entre uno y otro.
Ordenar el espacio físico
No toda organización es puramente interna, el espacio que nos rodea, el que cada uno habita y en el que comúnmente se pasa la mayor parte del día, debe estar limpio, sin papeles apilados o accesorios inutilizables. Según contó el experto, hay una tendencia que apunta a que ningún empleado tenga un puesto asignado, ya que esto obliga a que los escritorios queden libres de cualquier rastro personal al final de la jornada y así, al día siguiente, el primero que lo ocupe pueda trabajar desde cero.