La persona altamente sensible o PAS es todo aquel ser humano que presenta un mayor nivel de percepción y estimulación neurosensorial y cognitiva, dicho en otras palabras llora por todo y se toma a pecho las cosas. Aunque, estos ejemplos coloquiales no llegan a englobar en su totalidad las características de este rasgo de la personalidad.
La PAS no es ninguna enfermedad o trastorno, sino un rasgo neutral que si es bien gestionado tiene ventajas, y si no, puede llevar a la ansiedad o la depresión. Las personas con esta característica tienen una mayor activación ante estímulos externos e internos; una sensibilidad más elevada en todo sentido: en lo físico, emocional y social.
La primera que estudió sobre el tema y acuñó el término PAS fue la doctora y psicóloga americana Elaine Aron, a mediados de los años 90. Ella identificó cuatro características en las personas altamente sensibles: reflexiona de manera profunda sobre la información recibida, tiende a sobre-estimularse o saturarse, tiene una fuerte emocionalidad que está ligada a una gran capacidad empática y una elevada sensibilidad sensorial principalmente en cuanto a sutilezas.
La PAS se suele sentir afectada por las luces brillantes, los olores fuertes y el ruido en general; abrumada por el exceso de trabajo y masas de gente; insegura y tímida; conmovida por las artes y la naturaleza; dolida por el sufrimiento de los demás, y con el deber de ayudar a los necesitados.
Además, tiene una gran facilidad para enamorarse; una resistencia al dolor bastante baja; la dificultad para decir “no”y manejar situaciones que generan estrés; la tendencia a ser muy perfeccionista, y la capacidad de detectar fragilidades en el ambiente. Este rasgo se presenta en aproximadamente un 15 a 30% de la población y no hay una causa concreta que lo ocasione, ya que puede ser un rasgo genético y hereditario, como una característica que aparece a partir de las circunstancias de la infancia y la crianza.
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