Directora y cofundadora de MUV, egresada de la Georgetown University, en Washington, estudió Relaciones Internacionales con enfoque en Ciencia y Tecnología, además de una segunda carrera en Desarrollo.
Texto: Jazmín Gómez Fleitas
Fotografía: Nath Planás
Desde niña Ximena (26) sabía que quería recorrer el mundo, de manera que asimiló que sería Diplomática. A los 18 años se mudó a Washington para estudiar su carrera universitaria, pero sus experiencias y aprendizajes la guiaron hacia otro camino.
De los cuatro años de la carrera, durante un semestre estudió Sistemas de Energía Renovable y Manejo Sostenible de Desechos en Dinamarca y al graduarse vivió un año en Alemania, tras resultar ganadora de una beca para estudiar alemán y trabajar en el área de Sustentabilidad y Desarrollo Urbano.
“Nunca pensé que estaría encabezando un emprendimiento. Quería estudiar afuera y volver porque veía a Paraguay con demasiadas oportunidades y sentía mucha responsabilidad porque tuve el privilegio de salir, de ver a dónde podíamos llegar y todo lo que hacía falta hacer; en vez de tener fuga de cerebros, donde todas las mentes más capacitadas se escapan porque no hay oportunidad o un ambiente propicio, un ecosistema para emprender”, relata.
En Alemania, Ximena trabajó en una de las proveedoras de electricidad de la ciudad donde se encontraba. Allí esas empresas no sólo se encargaban de la electricidad como aquí, sino también del agua y el transporte público. El departamento se llamaba “de innovación y proyectos del futuro”.
Los servicios ofrecían la posibilidad de elegir el tipo de energía a usar y el porcentaje. Por ejemplo, la familia con la que se hospedaba Ximena, eligió energía 100% renovable y tenían paneles solares en su casa. En verano, producían más de lo que consumían, por lo cual se convertían de vuelta en proveedores para la red.
“Allí investigué mucho, debido a la naturaleza del trabajo, sobre Blockchain, Smart Cities, etc. Por eso mi idea era la de, al regresar, trabajar en alguna ONG para dedicarme a la investigación y proyectos, sin embargo, Sergio Mura, mi mejor amigo, me propuso la idea de MUV y me pareció una oportunidad increíble para optar por hacerlo con impacto social”, explica.
Emprender en tecnología
En sus años fuera del país, Ximena había usado diversas plataformas de movilidad como también aplicaciones de servicios de hospedajes (Airbnb, Coachsurfing, etc). De alguna manera, por su carrera misma y experiencias, estuvo ligada a la tecnología y a cómo esta impacta en la sociedad.
Sumada a la aventura, su condición para Sergio y Mauricio Rivas, también cofundadores y directores actuales de MUV, era que el proyecto tuviese impacto. Motivo por el cual hicieron el curso Camino B de Sistema B. “Al hacerlo fue como que todas esas ideas se volvieron más concretas. De que el impacto empresarial podría tomar buenas decisiones”, señala.
Ximena realizó seis meses de investigación para conocer a fondo el manejo de las demás plataformas de movilidad existentes en el mundo. “Hay cientos de ejemplos, durante ello dimos como una que actualmente es número 1 en Medio Oriente, Careem. Contactar con ellos y conocer su experiencia nos alentó muchísimo. Ellos ingresaron dos años después de que Uber aterrizara y ahora están a la cabeza gracias a potenciar el factor humano”, señala.
En junio y julio de 2017 arrancó el desarrollo de la app y en noviembre la etapa beta, la de prueba con usuarios para ajustar detalles en la plataforma. Un año después, el 7 de junio de 2018, MUV se daba a conocer oficialmente al público. Fueron muchos los desafíos a superar. Desde la no regulación para emprendimientos tecnológicos como la falta de apoyo de su círculo cercano. “Todos nos decían que estábamos absolutamente locos por emprender algo así. 'Que no íbamos a poder competir contra una app internacional'. Aún esas personas que asumías que te iban a respaldar”, relata Ximena.
Al escaso apoyo se sumó la falta de respeto en otras circunstancias. “Ni Mauricio ni Sergio me hicieron sentir alguna vez que yo no trabajaba de igual a igual con ellos. Nos unimos mucho como equipo porque no teníamos una comunidad que nos respalde, sólo éramos los tres. Recibimos muchísimos 'no' por el camino. Pero sí me paso que en reuniones con proveedores, a mí no me miraban. Yo sentía que tenía que ser mucho más dura al momento de sentar mi postura, y aún así Sergio y Mauri tenían que respaldarme para que se tome en serio lo que decía. Me daba muchísima impotencia”, recuerda.
Fueron arduos meses de trabajo exhaustivo. A los primeros 70 muvers, Ximena los capacitó en persona y de manera individual. Setenta horas en total. En el camino fueron automatizando procesos y construyendo un manual de trabajo, así como dándose cuenta de que necesitaban que el equipo desarrollador de la app estuviera con ellos.
Aprendizaje constante
“Ninguno de los tres teníamos ningún tipo de conocimiento de programación, como para entender que pasaba detrás de la app. Ahora acabo de terminar un curso de dos semanas intensivas de programación, un Bootcamp, de una academia suiza con la que queremos hacer algún tipo de alianza para tratar de desarrollar el ecosistema tecnológico en sí. Ellos nos comentaron que Paraguay está siete años atrasado en tecnología con respecto a Estados Unidos y Europa. Queremos tener una educación tecnológica autodidacta, estar siempre aprendiendo y no necesariamente depender de una universidad o un curso oficial”.
Debido a ese atraso es que también se les hace difícil encontrar personas que tengan el expertise para desarrollar herramientas tecnológicas. “Ahora que tenemos un equipo interno, ellos están desarrollando la aplicación nueva que vamos a lanzar próximamente, con tecnologías mucho más avanzadas”, adelanta Ximena.
La nueva plataforma, próxima a darse a conocer, incluirá funciones como la de situar varios lugares para el viaje, solicitar autos inclusivos para sillas de ruedas, que una mujer pueda pedir por una muver a la noche o que los padres o tutores de un menor de edad puedan ver el trayecto cuando utilizan la app, entre otras.
“Nuestra intención es que la plataforma pueda servir a los muvers como un trampolín para algo más adelante. Que si se está en transición, le ayude mientras se animan a emprender o mientras estudian en la facultad y tiene horarios cambiantes, etc. Comprobamos que nuestro primer cliente es el muver, si el muver se siente en comunidad y respaldado, va dar un servicio infinitamente mejor a los usuarios. Por eso uno de nuestros pilares es la comunidad”, señala. Y agrega: “MUV es sólo la primera parte de todo lo que queremos desarrollar e impulsar para el ámbito social. Más allá de una app de movilidad, la idea es hacer emprendimientos de tecnología con temas de educación especialmente. Desde el día 1 estamos con esas ideas. Con MUV no termina, sino que empieza todo”.