Texto: Micaela Cattáneo
Delineados profundos y mechas rosadas. Así es recordada la Avril Lavigne de los 2000, la chica rebelde por la que las adolescentes pegaban portazos y rockeaban a todo volumen, encerradas en su habitación. Pero esa Avril superó el Ten years challenge y hoy es posible verla con menos etiquetas.
Head Above Water se lanzó el 15 de febrero y supone una vuelta heroica para ella, ya que por más de cinco años estuvo retirada de la música debido a que contrajo la enfermedad de Lyme, ocasionada por la mordedura de una garrapata. Este disco demuestra no sólo lo dedicada y apasionada que es, sino que también es testimonio de su resiliencia, su capacidad de mantenerse a flote hasta en las aguas más tormentosas.
Por eso, este álbum, aunque no recoge al cien por ciento esa dosis pop punk de su época más memorable, hereda sí, la autenticidad que imprimía durante esos años, la valentía que sellaba en sus palabras, diciendo lo que tenía ganas de decir. Head Above Water es una suerte de diario personal, donde la leeremos más íntima que nunca.
Canción necesaria: La que da nombre al disco (Head Above Water), porque así como lo conceptualiza en la portada, desnuda el estado y las emociones que vivió durante su enfermedad, convirtiéndolos al fin en arte.
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Tiempos de featuring
Se juntan dos artistas, graban una canción y las radios explotan. Hoy, el negocio de la música parece moverse a través de los featuring o colaboraciones. ¿Una cuestión artística o pura estrategia comercial?
Texto: Micaela Cattáneo
No fue una tarde cualquiera de 1981. Los Queen se habían juntado en su famoso estudio de grabación (Mountain Studios) en Montreux, Suiza. Como de costumbre, craneaban una nueva canción. En medio de la improvisación, uno de los ingenieros de sonido, David Richards, los interrumpió para contarles que David Bowie estaba por la ciudad y que lo había llamado para que pasara por ahí.
Así, casi como una fotografía espontánea, se creó una de las colaboraciones más importantes de la música: Under Pressure. En principio, Bowie grabaría los coros de una canción de la banda (Cool Cat). Pero ni él ni Mercury habían quedado contentos con el resultado. Y ese mismo día, después de unos cuantos rifs y copas encima, se animaron a improvisar sobre la base musical que había hecho el baterista, Roger Taylor, para Feel Like.
No fue la única vez que dos grandes del rock fusionaron sus talentos en una canción. Mercury lo hizo también con Michael Jackson en State of Shock, pero la canción quedó inconclusa y el “Rey del pop” decidió grabarla finalmente con Mick Jagger, de los Rolling Stones. Jackson no se quedó atrás con el asunto de las colaboraciones, y sacó Say, say, say junto al más romántico de los Beatles, Paul McCartney.
Su compañero de ruta, John Lennon, también se dio sus gustos, y acompañó a Chuck Berry en una versión del clásico Johnny B. Good, y a Elton John en su concierto en el Madison Square Garden, en 1974, porque apostó que su tema Whatever gets you thru the night no tendría éxito. Elton no pensaba lo mismo. Y el 28 de noviembre de ese año, el Beatle cumplió su promesa y subió al escenario neoyorkino, donde esta canción y otras, como Lucy in the Sky With Diamonds y I Saw Her Standing There, sonaron más vivas que nunca.
En muchos casos, las colaboraciones de esa época eran reversiones de temas que no paraban de sonar en la radio, pero refrescadas por las voces de otros artistas de la escena. También, una suerte de homenaje o testimonio de admiración entre grandes referentes del rock, como lo que ocurrió con Elton John y Axl Rose en el concierto tributo a Freddie Mercury en 1992, donde cantaron uno de los Bohemian Rapsody más fibrosos que escuché en mi vida.
“Personalmente, prefiero quedarme con el legado artístico que significó la posibilidad de conjunción entre músicos de diferentes o similares características, o estilos, que supuestamente su propio ego no les hubiese permitido juntarse. En ese sentido, creo que hubo colaboraciones fabulosas. Pero también es claro que legaron esa especie de 'experimento comercial de marketing' que ahora es explotado de manera, en muchos casos, hinchapelotas”, reflexiona el melómano Eulo García.
“Las colaboraciones son algo común en el pop y el rock desde hace décadas, más concretamente desde los 70. En el jazz ocurre desde mucho antes. Creo que hoy, gracias a Internet, son más fáciles de realizar y más visibles, también”, agrega el ex comentarista de metal, rock y jazz, Rodrigo Carvallo Croskey.
Cuando la fusión funciona
El año pasado, para celebrar sus 10 años en streaming, Spotify reveló un ránking de las canciones más escuchadas en la plataforma. De las 10 seleccionadas, tres eran colaboraciones, entre las que se encontraba el rémix de Despacito, cantada por Luis Fonsi, Daddy Yankee y Justin Bieber.
Sobre este hit del verano de 2017 se cuentan muchas cosas: que en su etapa beta sonaba a una cumbia colombiana, que la impronta de Daddy Yankee fue un golazo en la producción, que fue la canción más escuchada del mundo y que ganó un récord Guinness por eso; que la versión con el cantante canadiense Justin Bieber triplicó su éxito y que uno de sus covers más emotivos (entre los tantos que tiene) es el de la surcoreana JeA.
Despacito es un claro ejemplo de lo que decía Oscar Sayavedra, ex director artístico y de márketing de los sellos EMI y BMG, en una entrevista para el diario El Mercurio (Chile): “El boom comenzó en Puerto Rico con las colaboraciones entre reguetoneros. Pero no es un fenómeno nuevo, sino uno progresivo que viene de la época del jazz y se hizo popular con el hip hop. Luego se expandió al reggae y de este pasó al reguetón”.
¿Un asunto artístico o una cuestión meramente comercial? El análisis es diverso. Para el sello discográfico Simple Music, los featuring son estrategias de marketing; respuestas ante los nuevos conceptos de “lo masivo”. “La tecnología eliminó los formatos antiguos. Lo físico casi no existe (cedé). Son tiempos más radicales, y eso obliga a buscar nuevas estrategias para perdurar en el tiempo y posicionar un tema, sobre todo con la cantidad de talentos que surgen por segundo. El acceso a los contenidos es mayor y efectivo, por eso la estrategia debe ser buena”, responde el gerente general de la firma, Óscar Troche.
Por su parte, Eulo García siente que esa abundancia actual de featurings es más una necesidad de la industria por sobre otros intereses artísticos musicales. “Sabemos que esta ha sufrido cambios radicales en los últimos 20 años, y pareciera ser que cada vez es más difícil mantenerse en los charts mediante la sola calidad musical o interpretativa de los artistas. Por eso, hay una búsqueda permanente de 'novedades' que, como se dice, sacudan la banca”, comenta.
Pamela Ruiz Díaz, del sello discográfico Planea Música, señala que en la industria, cuanto más novedoso y completo es el artista, mejor. “Un feat. ayuda a ampliar nuevos oyentes; a llegar a donde jamás se pensó. El público es exigente, quiere contenido todo el tiempo, y esto obliga al músico a estar en constante movimiento, creando, compartiendo, teniendo shows, etc.”, señala.
Puntos a favor
Los featuring son más frecuentes en la música urbana, en muchos casos como disparadores de artistas emergentes. Sin embargo, con el último disco de Madonna, Madame X, se puede comprobar que hasta los artistas de más trayectoria, a veces, necesitan un empujón. “Madonna está consagrada en la música, pero es de otra generación. Creo que las colaboraciones son ese salto al presente, casi casual, hacia nuevos fans”, destaca Pamela.
Sólo piénsenlo: ¿hubiese tenido la misma repercusión su disco sin los feat. con Maluma, Anitta, Swae Lee y Quavo? O qué me dicen del último lanzamiento de Ed Sheeran, No. 6 Collaborations Project, un álbum que habla por sí solo: featurings de pies a cabeza. Aunque de manera menos orgánica que en otras décadas, la tecnología sumó para que esto del feat. explote. “Hizo que grabar una canción sea más fácil, pese a que los artistas involucrados se encuentren en lugares diferentes del mundo”, explica Julio Troche, músico y productor de 4Kcho Records.
Rodrigo Carvallo concuerda en que lo digital favoreció para aumentar la producción de temas. “Hoy, se envían las pistas grabadas a un estudio y allí se mezcla todo. En cuanto al consumo, también. Porque nos pone al alcance del dedo del mouse o de la pantalla, una cantidad de música antes inimaginable. Por lo tanto, las colaboraciones se convirtieron en una forma de destacar en el variopinto menú musical, de por sí muy competitivo”, sostiene.
A quien siempre lo “acusan” de “hombre featuring” es a Pitbull. Y es que no le ha ido nada mal con esto, ya que sus mayores éxitos han sido colaboraciones (como On the floor con Jennifer López). “En gran parte sí es una cuestión de marketing, pero seguirá siendo la canción la que determine el éxito. Una buena canción pesa siempre más que quiénes la puedan interpretar”, opina la comunicadora de Planea Música.
Eulo defiende “la necesidad artística de complementarse” como la principal motivación para la creación de un feat. “En primer lugar, para intentar acercarse cada vez más a lo que un músico se imagina acerca de cómo debe sonar una canción; en segundo lugar, para que funcione verdaderamente, no tanto en el sentido comercial, sino laboral (contratos, conciertos, etc.). Y para que esto suceda, no basta solamente con que los músicos sean virtuosos, sino que exista una conexión sensorial que permita que la música funcione”, concluye.
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Con la música en las venas
El dj y compositor británico Mark Ronson deja momentáneamente de lado su faceta de productor musical para dar un concierto el próximo noviembre, en el Miller Music Amplified, evento exclusivo que realizará la marca en Budapest (Hungría).
Texto: Micaela Cattáneo
@micaelactt
Fotografía: Gentileza
Lo primero que se comenta de Mark Ronson, cuando su nombre aparece como tema de conversación, es que fue el productor estrella de Back to Black, el último álbum de estudio de la cantante británica Amy Winehouse. En 2008, cuando este disco ganó el Grammy a “Mejor Álbum Pop”, él obtuvo el mismo premio en la categoría “Mejor Productor del año”. Sin embargo, su aventura musical no empezó tras bambalinas.
Ronson es también dj y compositor. De hecho, mucho antes de producir música para Christina Aguilera, Lilly Allen, Robbie Williams y Bruno Mars, él hacía temas para sí mismo. Here Comes The Fuzz es el nombre de su primer disco. El álbum tuvo buenos comentarios, pero las ventas no reflejaron lo mismo. Por eso fue que se volcó de lleno a la producción y a las mezclas en la consola. “Cuando estás escribiendo para otras personas, tratás obviamente de estar en sintonía con su inspiración y sus ideas. Es siempre una colaboración”, responde.
Mark confiesa que, más allá de los avances que existen dentro del estudio de grabación, sigue usando tecnología de 1960, máquinas y equipos analógicos para crear música. “Disfruto usando equipos digitales, a veces son más convenientes para los videos, etc., pero desde que conocí a Dap-King, trabajando para Amy en Back to Black, vi lo importante de usar equipos viejos. Tenemos mucho respeto por la forma en que las personas hacían música en los 60 y 70, inclusive en los 80, así que conservamos vivas muchas de estas técnicas”, comenta.
Para él, las nuevas herramientas no son parámetro para decir que ahora es más fácil componer una canción. “Cuando empezás tu carrera, vas mejorando de a poco, porque adquirís experiencia, pero eso no significa que escribas mejores músicas. Es decir, entendés mejor el proceso, pero quizás no todos los días salga algo bueno. Uno sólo debe ir y esperar a que llegue la inspiración”, explica.
Después de haber fundado su propio sello discográfico, Allido Records, sacó otro álbum, Version, el cual fue nominado a “Mejor Álbum del año” en los Premios Brit, en 2008. “No todas mis músicas fueron exitosas, pero creo que a la hora de componer lo más importante es que sean genuinas y que no solo trates de que sean un hit”, declara.
Mark Ronson nombra a Stevie Wonder como su artista favorito y a Queens of the Stone Age, como su banda preferida. Aunque tampoco olvida a The Beastie Boys como una banda que lo inspira. Cuando tiene que elegir un trabajo propio, menciona a Late Night Feelings –su álbum más reciente– porque tiene recuerdos geniales de su elaboración. “Todas las personas que trabajaron conmigo, desde Angel Olson, Miley Cyrus y King Princess son realmente buenas personas y tuvimos experiencias interesantes trabajando en la música”, señala.
Además, revela que al producir un álbum trata de “capturar una emoción honesta para hacer música lo más poderosa posible”, y que eso no cambia, sea Amy, Miley o cualquier otro/a intérprete. “Sí creo que en mi último álbum algo cambió. Antes, solía hacer más álbumes como dj, pero siento que con Late Night Feelings, por primera vez, puse más emoción y melancolía”, agrega.
Experiencia Miller
En noviembre, Mark Ronson brindará un concierto exclusivo para los invitados del Miller Music Amplified, en Budapest. Miller Genuine Draft organiza este evento con el fin de conectarse con sus consumidores a través de la música. La marca llevará a sus invitados de todo el mundo hasta la capital de Hungría para que, durante tres días, vivan una experiencia excepcional de la mano de este ícono musical.
“Es la primera vez que participo en un festival así. Estamos preparando un concierto especial, creo que va a ser un show increíble y una experiencia única para todos. No quiero revelar mucho, pero hace años que no toco en un festival, así que será realmente emocionante para mí”, adelanta.
Miller Paraguay llevará invitados a este evento exclusivo en Budapest, y el público podrá vivir la experiencia con ellos a través de las redes sociales de @millerparaguay.
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The Corrs : In Blue
Texto: Matías Irala
@matiasirala_
¿Quién no recuerda a los hermanos Corr? Una agrupación de cuatro hermanos que recibieron educación musical desde la cuna, y que aunque soñaron con una modesta banda de covers, terminaron enamorando las radiofórmulas. Todo gracias al sex appeal vocal de Andrea Corr y el prodigio instrumental de sus hermanas, que combinaban sus raíces irlandesas con un pop/rock contemporáneo bastante correcto. He ahí la fortaleza de esta banda: su encanto comedido.
Lo cierto es que el cruce del sueño familiar y una imagen que rozaba lo mojigato pero con alguna que otra revelación sensual, permitió que The Corrs se convirtiera en una banda de ascenso meteórico e icono de mediados de los noventa.
Con el advenimiento del nuevo milenio lanzaron In Blue, del que se despegó el single Breathless, tema que vendió más de 8 millones de copias en la primera década del 2000.
In Blue es sin duda el disco más comercial de la banda. Pero que no se entienda esto como algo negativo, porque el estilo folk característico de sus primeros discos se mantiene intacto. Y por sobre el todo, se destaca el olfato de unos hermanos que logran crear una simbiosis de instrumentos para demostrar que se puede calar profundamente en la movida pop sin restar calidad a las líricas y al sonido.
Un disco oportuno para esta temporada primaveral, capaz de quitarnos una sonrisa mientras luchamos contra el tráfico mañanero de asunción.
Canción necesaria: Give me a reason, por hacernos bailar al compás de unas letras que cuestionan la viabilidad de un amor no correspondido.
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El amor es una canción pop
Texto: Micaela Cattáneo
Taylor Swift volvió al ruedo con Me!, canción con la que anunció el lanzamiento de su nuevo álbum: Lover. El videoclip de este single supera las 235 millones de reproducciones en YouTube, número que refleja el nivel de ansiedad de sus fans. El 23 de agosto, cuando el disco completo esté en las principales plataformas de música, la cantante estadounidense logrará —una vez más— su cometido: que todos hablen de ella.
Eso sí, Lover no tiene nada de Reputation (2017), ya que este ultimo álbum era más frontal y tenía una atmósfera más densa. En el nuevo disco hay mucha fantasía; como una exageración de lo mainstream, y esto puede gustar mucho —porque es la esencia misma del pop— o nada, porque a veces empalaga.
Creo que en Lover todo tiene una razón de ser, incluso esa estética hipercolorida. Esa hipérbole de tonos es, para mí, un guiño a la diversidad; al amor en sus diferentes formas. Y esta elección siempre será una metáfora acertada en un mundo que necesita más amor y menos odio. En You need to calm down canta esta postura, esa actitud punk que asume desde sus comienzos, pero esta vez con una dosis extra de brillo.
Canción necesaria: Hasta la fecha solo hay dos canciones disponibles, pero Me! es una historia llena de teatralidad, llevada a otro plano gracias al carisma de Brendon Urie, el vocalista de Panic! at the Disco.