Texto: Micaela Cattáneo
Delineados profundos y mechas rosadas. Así es recordada la Avril Lavigne de los 2000, la chica rebelde por la que las adolescentes pegaban portazos y rockeaban a todo volumen, encerradas en su habitación. Pero esa Avril superó el Ten years challenge y hoy es posible verla con menos etiquetas.
Head Above Water se lanzó el 15 de febrero y supone una vuelta heroica para ella, ya que por más de cinco años estuvo retirada de la música debido a que contrajo la enfermedad de Lyme, ocasionada por la mordedura de una garrapata. Este disco demuestra no sólo lo dedicada y apasionada que es, sino que también es testimonio de su resiliencia, su capacidad de mantenerse a flote hasta en las aguas más tormentosas.
Por eso, este álbum, aunque no recoge al cien por ciento esa dosis pop punk de su época más memorable, hereda sí, la autenticidad que imprimía durante esos años, la valentía que sellaba en sus palabras, diciendo lo que tenía ganas de decir. Head Above Water es una suerte de diario personal, donde la leeremos más íntima que nunca.
Canción necesaria: La que da nombre al disco (Head Above Water), porque así como lo conceptualiza en la portada, desnuda el estado y las emociones que vivió durante su enfermedad, convirtiéndolos al fin en arte.