Texto: Matías Irala
¿Qué podemos decir de la escena del rock pesado de los 90? Muchas cosas, debido a la infinidad de bandas que aparecieron para dar cátedra de su propia interpretación de un estilo que se enfrentaba constantemente al pronóstico de los medios especializados en música: una posible extinción.
¿Había muerto el rock? Para ese entonces, unos chicos enfundados en atuendos y calzados deportivos aparecieron bajo la etiqueta Korn en la escena popular, captando automáticamente la atención de la prensa por el sonido innovador que presentaban en su primer material homónimo.
La mezcla automáticamente fue bautizada como “nu-metal”, aunque los más puritanos señalaron que no era nada más que la suma de elementos extraídos de bandas como Faith No More o Rage Against The Machine, restando credibilidad a la posible creación de una nueva fórmula musical dentro del árbol genealógico del rock.
Pero lo cierto es que Korn había gestado un nuevo estilo (aunque los mismos integrantes harían gala de que no tenían nada que ver con el apelativo), al punto de convertirse en una institución para muchas bandas que encontraron en la fórmula de los americanos, un costado revolucionario e inspirador en la manera de encarar su propuesta
Canción necesaria: Daddy, por ser una muestra sincera de cómo la música puede ser un puente catártico para exteriorizar sentimientos pasados.