Por: Javier Barbero
La necesidad de equilibrio entre dar y tomar hace posible el intercambio en las relaciones. El equilibrio ideal es el completo, es decir 50-50. Pero la mayoría de nuestras relaciones no están equilibradas: damos o recibimos demasiado.
En algunos casos, el desequilibrio es natural. Es algo natural que un niño tome más de sus padres de lo que él puede darles. Un estudiante también tomará más de su profesor de lo que él puede darle; pero eso se supone que debe ser así.
Es un hecho que en una relación no se dé más de lo que no se está dispuesto a tomar y que el otro, a su vez, sea capaz de devolver. De esta manera se establece una medida, un límite hasta donde se puede ir en ambas partes.
Las relaciones de pareja constituyen un espacio donde el dar y el tomar es ley, porque se trata de dos personas que están al mismo nivel, en donde el “orden sagrado” significa que ambos están en condiciones de igualdad y cualquier falta tiene que ser compensada para lograr mantener el equilibrio.
Por ejemplo, si una señora rica se casa con un hombre pobre, en muchos casos no funciona porque siempre es ella la que da y el hombre no tiene la posibilidad de devolver nada, en consecuencia se irrita. Siempre se irrita el que no tiene la posibilidad de conseguir una compensación.
Es indispensable que ningún miembro de la pareja reciba más de lo necesario, porque en ese caso, el mensaje que se transmite es: “yo soy el pequeño, cuidá de mí”, lo que por un lado puede hacer que desee buscar a alguien con el cual pueda estar en relaciones de igualdad o el peso será tan grande que sólo se lo quitará dejando la relación.
Por otra parte, el que se mantiene dando más también puede estar jugando a padre o madre. Esto de “jugar al grande” se puede ver fácilmente cuando un miembro de la pareja habla y dice “es que tengo que cuidar de mi pareja, es muy inmadura”. Ese tipo de relación tiene los días contados.
Las relaciones que perduran a través del tiempo son aquellas donde existe un equilibrio más o menos permanente. Esto no significa que hay que dar de más en una relación. Se trata de dar en la justa medida y de compensar constantemente.
Algunas personas se niegan a tomar y en consecuencia, se sienten vacíos y desconectados. Quien no tiene la posibilidad de compensar un desequilibrio tiende a alejarse. Por eso, los regalos muy grandes suelen quebrar relaciones por la imposibilidad de quien recibe, de compensar.