Por Javier Barbero
A veces no sabemos qué hacer ante determinadas situaciones. Si quedarnos o irnos. Si aguantar o no. Si tratar de cambiar las cosas o dejar que las cosas nos cambien a nosotros. Si resignarnos o mantenernos con la esperanza de que en algún momento todo sea distinto.
Cuando en mis clientes surgen estas situaciones, como coach suelo mostrarles que existen al menos tres posibilidades para evaluar lo que están viviendo.
Primero les invito a responder esta pregunta: ¿No te dejan ir?
A veces —las menos— nos quedamos porque estamos atrapados por la palabra que alguna vez empeñamos, por la lealtad hacia alguien a quien no queremos fallar, por el qué dirán, o porque otros dependen exclusivamente de nosotros en alguna necesidad básica.
Después, mi pregunta es: ¿No te gusta y elegís quedarte?
A veces, no estando cómodos o conformes, la opción es quedarnos igual. Hay muchas situaciones en donde a pesar de “no hallarnos”, nos quedamos porque entendemos que esa sensación de desagrado es parte del paquete de estar, pertenecer o participar. A veces sabemos que el malestar o el día nublado pasará porque es transitorio y entonces nos quedamos. A veces evaluamos qué más ganamos quedándonos y es inteligente aprender a convivir con lo que no nos gusta como parte del pack.
La tercera pregunta, entonces, es la siguiente: ¿No te gusta y elegís irte?
Y aquí mi cliente puede mirar si el quedarse y aguantar ya rebasó el límite de su suficiencia. Aquí evalúa los riesgos del permanecer en función de su dignidad, de la integridad de sus valores, de su salud, de su bienestar. Y puede que elija salir, marcharse, declarar ¡basta!, porque sencillamente ni su corazón, ni su cuerpo, ni su mente “se hallan” ya en esa situación.
Son tres preguntas:
¿No me dejan ir?
¿No me gusta y aun así pago el precio porque elijo quedarme?
¿No me gusta y entonces elijo irme, salir de aquí, recuperar mi libertad para elegir estar en otros sitios, en otra relación y en otras posibilidades?
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En la forma de pensar del Medio Oriente, la actitud paraguaya fomenta la paz
Gran conocedor de la dinámica regional donde interactúan la historia, la política, los recursos naturales y, sobre todo, los conflictos religiosos, el periodista israelí Gabriel Ben Tasgal expone detalles del momento que vive la sensible región.
- Por Juan Carlos dos Santos
- juancarlos.dossantos@nacionmedia.com
- Fotos: Gentileza
El escritor y periodista Gabriel Ben Tasgal, quien es un reconocido experto en temas del Medio Oriente y en especial del islam, pasó brevemente por Paraguay y dictó charlas sobre las startups de Israel ante la comunidad judía de nuestro país y posteriormente habló con funcionarios de la Fiscalía General del Estado sobre la penetración iraní en la región.
Aprovechamos su estadía para conversar con él sobre una gran cantidad de temas que se relacionan con el Medio Oriente y el vínculo que tiene esta sensible pero importante zona del planeta con el resto del mundo y, en especial, con el Paraguay.
En la entrevista con La Nación/Nación Media no pudo estar ajeno a la decisión del nuevo gobierno paraguayo de reconocer a la ciudad de Jerusalén como capital del Estado de Israel y, por ende, trasladar su sede hasta esa ciudad.
UN APORTE A LA PAZ REGIONAL
“Lamentablemente lo que la gente no conoce es que una actitud como la paraguaya fomenta la paz, a diferencia de lo que suelen pensar habitualmente las personas, que esto va a incitar a más violencia. Pero desde la perspectiva netamente del Medio Oriente y por la forma en que en esa zona del planeta se desarrollan las situaciones, esto que va a hacer Paraguay y que ya lo hizo EE. UU. favorece a la consecución de la paz con los palestinos”.
Para comprender esto, es imprescindible hablar en “idioma” del Medio Oriente.
Hay que tener en cuenta que los palestinos son muy musulmanes y no existe el concepto laico. En el islam tú puedes hacer la paz solamente dentro del islam; a eso se lo denomina smahli (perdón) y con los no musulmanes puedes hacer la hudna (tregua).
PARTICULARIDADES DEL ISLAM
En el año 628, Mahoma (el profeta árabe fundador del islam) se ve superado por su tribu original en La Meca y firman un acuerdo por el cual se comprometió a no atacar más y a cambio de eso podría ingresar libremente a las ciudades, pero dos años después viola la tregua y conquista La Meca.
“Ante el reclamo de sus seguidores por haber mentido, el profeta musulmán dijo que ‘está bien mentir, siempre que favorezca al islam, así como está bien violar los acuerdos, si se favorece al islam’ y eso lleva a lo siguiente: cuando Mahoma se siente débil, puede firmar acuerdos que beneficien al islam y que, por el mismo motivo, los puede violar cuando así le conviene”.
Ben Tasgal explica que si varios países más trasladan sus sedes diplomáticas en Jerusalén, entonces los palestinos se sentirían débiles y comenzarían a firmar acuerdos, algo que no sería posible en la medida que los palestinos se fortalezcan.
LO QUE OCCIDENTE NO COMPRENDE
“Es algo que la gente en Occidente no suele comprender, pero es justamente la fortaleza de los rivales del islam, lo que favorece a la paz, pero esa misma paz ¿se puede violar? La respuesta es sí, pero para evitar eso Israel tendrá que seguir siendo fuerte para que a los palestinos no les convenga violar algún acuerdo”, aclaró.
Por eso, según Ben Tasgal, la decisión paraguaya sí favorece a la paz, pero a ojos de las personas que comprenden la dinámica del Medio Oriente.
“El problema en Occidente es que les educan de forma materialista, donde los conflictos son siempre por agua, por petróleo o por algunos materiales y cuando hablan del Medio Oriente, dicen que el conflicto palestino-israelí es un conflicto por tierra. Para conocer al Medio Oriente uno tiene que conocer sobre sectas y sobre religiones, es por eso que no se puede traducir un conflicto a otro idioma”, explica.
APOYO INTERNACIONAL
La alianza o el eje que Santiago Peña desea crear, incluyendo a Jerusalén en la figura, también podría ser expresar en apoyo dentro de los foros internacionales, donde Paraguay siempre ha tenido una posición casi neutral, votando muy pocas veces, tanto en contra como a favor de propuestas que terminan, en papeles, sancionando a Israel por algún motivo.
“No siempre el canciller de cada país se mete en las decisiones de sus representantes en cada foro internacional, los dejan actuar y eso es una política general. Por eso es que muchos de estos representantes, a la hora de emitir sus votos, también hacen cálculos personales. Se preguntan ¿qué le conviene a mi país o que me conviene a mí?”, porque si quieres acceder a un puesto de poder dentro del organismo del que formas parte, no puedes votar a favor de Israel porque luego si quieres acceder a un puesto de poder, debes depender del voto de una cantidad de países para lograrlo”.
Ben Tasgal aseguró que si alguien vota en contra de Israel en la ONU, por ejemplo, eso no implica una sanción por parte de ellos y menos aún medidas de represalia.
“Solo el primer ministro Ariel Sharon tenía una actitud diferente. Por ejemplo, cuando venía un presidente de visita a Israel, él sacaba su lista y le reclamaba el poco apoyo que recibía en los organismos internacionales como la ONU, algo que generaba mucha incomodidad diplomática”, recordó.
Agregó que incluso Brasil, durante el gobierno pasado de Jair Bolsonaro, tenía una política antiisraelí en la ONU, similar situación que EE. UU. “Es que hay 55 países árabes y un solo Estado judío, es fácil sacar la cuenta de con quiénes conviene más y es allí donde prima el negocio por encima de la ideología”, aclaró.
DÓNDE SITUAR LA EMBAJADA
Las diversas guerras de Israel con sus vecinos desde 1948 han ido modificando los límites del país, pero sobre todo de la ciudad de Jerusalén y entonces surge la pregunta de dónde colocar la embajada del país que decide reconocer a Jerusalén como capital de Israel.
“Si colocas tu embajada dentro de los territorios que eran de Israel hasta 1948 es una cosa, si colocas tu embajada en el anillo periférico de Jerusalén estás diciendo que en un futuro estarías reconociendo la anexión de barrios ubicados en los llamados Territorios Ocupados, pero si metes tu embajada en la zona del oriente de Jerusalén, donde la mayoría de los pobladores son árabes, lo que tienes es una enorme bomba de tiempo, porque estás diciendo que toda la ciudad de Jerusalén está unificada”, explicó.
La unificación de toda la ciudad bajo control de Israel echa por tierra el deseo de los palestinos de que la parte este de Jerusalén sea la futura capital del Estado palestino. Para Ben Tasgal, Paraguay trasladaría su embajada a la misma zona donde hoy se encuentran las demás embajadas y oficinas diplomáticas de varios países en sector que está bajo administración israelí desde 1948.
En varias ocasiones se han propuesto particiones de la capital israelí, pero los palestinos se han negado en todas esas circunstancias, entre ellos el Plan Olmert, que planteaba una distribución entre palestinos e israelíes de las zonas de acuerdo a quienes la poblaban en ese momento.
LOS PALESTINOS SIN ABÁS
Ante la pregunta del futuro que le espera a los Territorios Palestinos cuando desaparezca el actual líder de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás (Abu Mazen), Ben Tasgal lo define lacónicamente con una sola palabra: anarquía.
“La Autoridad Palestina es un organismo visto como muy corrupto e ineficiente y Abás hoy tiene solo un poder relativo en Ramala, Jericó y Belén (tres ciudades dentro de los Territorios Palestinos) y en otras ciudades como en Hebrón, solo gobierna en algunos barrios. Es por eso que Israel colabora con la Autoridad Palestina para mantenerla en pie y si no fuera por la intervención militar de Israel que entra y sale de ciudades como Jenín, esa organización política hace tiempo hubiera caído”, considera Ben Tasgal.
UNA SITUACIÓN QUE PUEDE ESCALAR
Estima que a menos que llegue un líder con mucho peso y que esté dispuesto a poner orden interno, a la desaparición física de Abás solo le seguirá la anarquía.
Mahmud Abás es un anciano político árabe palestino de 87 años y que está al frente de la OLP (Organización para la Liberación de Palestina) desde 2004 y desde 2014 es presidente la Autoridad Palestina por el partido Fatah.
“Hoy estamos viendo que células terroristas de Hamás o de la Yihad Islámica Palestina están lanzando cohetes (van casi 10) desde la zona de Jenín, en el interior de Cisjordania. Si eso se llega a desarrollar, la situación va a ser muy diferente a cuando se lanza desde la Franja de Gaza y, por tanto, vamos a tener un problema serio”, advierte Ben Tasgal.
En su opinión y basado en su experiencia y conocimiento de la situación, el conflicto palestino-israelí es un conflicto religioso por el lado palestino y territorial por el lado israelí.
“Del lado israelí esto se podría solucionar cediendo territorios, pero el problema es lo religioso del conflicto en el lado palestino porque la gente habla en forma religiosa y muchos piensan que solo Hamás es una organización religiosa, pero no así Fatah (las guerras de Mahoma en idioma árabe), que espera tener alguna vez el control de todo el territorio para imponer la ley sharia. Por eso reitero que no existe el concepto de laicidad en el Medio Oriente”, concluye.
El especialista en esa región estima que el problema principal es que, a diferencia de Occidente, no han pasado por situaciones similares a las dos revoluciones que generaron cambios sociales, la de las colonias británicas, hoy EE. UU., en 1776, y la francesa en 1789.
“Por eso sucede que viene EE. UU. con su concepto de democracia en Irak y los somete a elecciones; un hombre, un voto y ganan los chiitas, que son mayoría, y pierden los sunitas que controlaban el país, son menos, pero son más poderosos y se molestan los más radicales y crean ISIS (el grupo terrorista radical Estado Islámico)”.
Próxima entrega:
“La gran mayoría de los países árabes sunitas están hartos de los palestinos”
“Desde la perspectiva netamente del Medio Oriente y por la forma en que en esa zona del planeta se desarrollan las situaciones, esto que va a hacer Paraguay y que ya lo hizo EE. UU. favorece a la consecución de la paz con los palestinos”.
“Del lado israelí esto se podría solucionar cediendo territorios, pero el problema es lo religioso del conflicto en el lado palestino porque la gente habla en forma religiosa”.
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“Escuchar para gobernar”, plagiar es más cómodo que pensar
- POR JOSÍAS ENCISO ROMERO
Si escribir bien fuera tan fácil, todos seríamos brillantes novelistas, dramaturgos o poetas, aspirantes al Premio Nobel de Literatura. No digo periodistas porque ahí somos bastante surtidos. Si fuera tan sencillo persuadir por medio de la palabra, todos seríamos Demóstenes o Cicerón. Si el cociente intelectual fuera de 155 para todos, nadie se aplazaría en los exámenes o en las pruebas para conseguir empleo. O todos ingresarían a la carrera de su preferencia o mayor prestigio en las universidades. Demostrado está que no todos desarrollamos las mismas competencias. Nos diferenciamos en cuanto a talentos, creatividad, imaginación y originalidad. Aceptar nuestras limitaciones es el primer indicador de que queremos superarnos, progresar, avanzar hacia el destino elegido y soñado. O, en última instancia, explorar otras alternativas. Algunos o muchos, con la ley del menor sacrificio y sudor cero, buscan cubrir sus vacíos intelectuales cortando y pegando, copiando, plagiando, apoderándose de ideas ajenas sin un gesto de pudor ni conciencia. Y quieren llegar, a como dé lugar, a la Presidencia de la República. Ya por el trayecto, y con la “Constitución” en la mano, intentarán revivir la dictadura perpetua. Efraín Alegre es el alumno más sobresaliente en la materia. Intolerante con los críticos a sus propuestas delirantes. Pero discrimina a la hora de disparar. Se olvida de los cuestionadores de su propio corral. Ya les pasará la correspondiente factura si llegara a ganar las elecciones generales del próximo 30 de abril. Aunque el tiempo se presenta nublado y con pronóstico de empeorar para sus ambiciones de primer mandatario.
Por la pésima redacción, estamos en condiciones de asegurar que el propio Efraín es el que escribe en las redes sociales. Preferentemente, Twitter. Escribe como habla. Lo que no podemos garantizar es si lee o no las respuestas. O, simplemente, sigue en el error por asnal terquedad. Por falta de delicadeza y honestidad “intelectual”. No le interesó que miles de navegantes de las autopistas de la información y la comunicación le advirtieran que su “programa de gobierno vivo y participativo: escuchar para gobernar” es un burdo plagio de uno similar que instaló en el 2018 la Gobernación de Caldas, Colombia, como formato para rendición de cuentas. Su actitud, no obstante, sirve para confirmar que es coherente en su trayectoria: de saquear el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones con la “ruta de la mentira”, ahora pasó a robar ideas. En el primer caso, fue su sucesor y correligionario del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), Enrique Salyn Buzarquis, el que perifoneó los más gruesos epítetos en su contra. En el segundo, tenemos los materiales a la vista. El presidenciable por la Concertación Nacional opositora todavía, juzgamos por sus actos, no comprendió que lo que sucede en el mundo está al alcance de una tecla de computadora o una aplicación del teléfono móvil.
Los “asesores” que le vendieron el buzón a Efraín Alegre son iguales a casi todos los “expertos” extranjeros que pisan tierra guaraní. Nos miran como a una aldea aislada, culturalmente en la época del Paleolítico, económicamente como recolectores y pescadores, descendiendo del frondoso follaje con la última moda del chiripá, descargando sus necesidades fisiológicas en los yuyales, con el heroico avati ygue en mano. Una visión que corrobora la mediocridad y la ignorancia de quienes, creyéndose Rodrigo de Triana, empiezan a gritar “¡tierra!” desde el avión que los descenderá en el Silvio Pettirossi. Ni siquiera guglearon para saber quiénes somos y cómo somos. Llegan con las mochilas rebosantes de espejitos, y de espejismos, y que volverán repletas de dólares, sin siquiera pagar impuestos al Tesoro paraguayo. Los nuevos conquistadores de este país de infortunios. Pero el mayor responsable es el que compra la mercadería falsificada. Peor, cuando se le demuestra que no es original y decide aferrarse a ella y presentarla como auténtica. Será por aquello de que “estafa con gusto no pica”. Doble deshonestidad. Antes que encapricharse por un material plagiado, le hubiera reclamado a su equipo estratégico por esta tomadura de pelo. Y exigido su inmediato cambio, porque justamente el “cambio” es la consigna de la Concertación. Puro gatopardismo. Tampoco le hubiera venido mal leer algún folleto –un libro sería pedir demasiado– sobre “Ética para gobernar” o “Marketing político y ética”.
En esta cuestión de lemas políticos existen varias adaptaciones. Incluyendo el “Sí se puede” de Barack Obama. Pero una copia tan textual en que no añadieron artículos ni excluyeron preposiciones es premeditado, alevoso y desvergonzado. Inmoral, cuando menos. Es una burla y menosprecio a la inteligencia de los paraguayos y paraguayas. Una desfachatez de quien vendió la “idea”. Y una inescrupulosidad asumida de quien la compró, repito, sabiendo que es una copia. Efraín Alegre no puede hablar de originalidad, de cambio, de propuestas novedosas ni de genialidad, cuando que se agarró de un programa cuyo título es una burda imitación. Lo que sorprende todavía más es que los guardianes de la intelectualidad paraguaya, celosos custodios de la moral (ajena), privilegiados maestros y tutores del periodismo nacional, hayan preferido ignorar, ningunear, pasar por alto tamaña deshonestidad, asumiendo (ellos), de paso, que somos un país de morondanga. Donde nadie pierde ni gana reputación, en célebre expresión atribuida al liberal don Cecilio Báez. Mientras, Efraín, “alegre” y distraídamente, ya empieza robando. Por ahora, ideas y lemas políticos. Y eso que todavía ni ganó. Por fortuna para el país y el pueblo se viene la tercera.
Algunos o muchos, con la ley del menor sacrificio y sudor cero, buscan cubrir sus vacíos intelectuales cortando y pegando, copiando, plagiando, apoderándose de ideas ajenas sin un gesto de pudor ni conciencia.
Es una burla y menosprecio a la inteligencia de los paraguayos y paraguayas. Una desfachatez de quien vendió la “idea”.
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Cardenal insta a pensar en educación de calidad y evaluar a candidatos
El cardenal Adalberto Martínez Flores, arzobispo de la Santísima Asunción y presidente de la Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP), se encargó de la santa misa realizada en la ciudad de Caacupé durante el novenario en honor de la Virgen. Primero el líder religioso se refirió al rol de los laicos en la Iglesia y en ese sentido resaltó la necesidad de una profunda conversión y renovación eclesial y pastoral, además de la falta de un real protagonismo y reconocimiento del papel de los laicos en la Iglesia y en la sociedad.
En otro momento, resaltó que una herida abierta es el escándalo de abusos de menores y de personas vulnerables en el ámbito de las instituciones eclesiales. No obstante, destacó el trabajo abnegado de los obispos, sacerdotes, personas de vida consagrada y de miles de laicos, quienes están en las parroquias o congregaciones que cuidan de enfermos, ancianos, niños con severas discapacidades, hogares de recuperación de las drogas, comedores comunitarios, entre otros.
En otro momento, se refirió a la situación de los jóvenes y mencionó que el bono demográfico es una riqueza del Paraguay, una oportunidad única e irrepetible, que requiere políticas públicas que apunten a su formación integral para que se constituyan en factor que aporta al desarrollo del país.
“La educación es la clave. Pero una educación de calidad, con gran sentido de la responsabilidad y de la ética. Debemos pensar juntos, sin exclusiones, sobre un proyecto educativo integral. La Iglesia acompañará y apoyará una propuesta educativa que contemple los valores que ayuden a la formación integral de la persona humana”, insistió.
Finalmente, recordó que estamos en tiempos electorales y que abundan las promesas de mejores oportunidades, de un país distinto. “Los católicos son mayoría entre los electores.
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“No nos gusta pensarnos como descendientes de indígenas”
La cineasta paraguaya habló sobre su nuevo proyecto, el particular lenguaje que utiliza en sus películas y la temática común en su filmografía.
- POR JIMMY PERALTA
- FOTOS GENTILEZA
Para muchos hay muchos cines, para los obtusos hay uno solo, y está en el pasado, esperando en algún hospicio de plataformas de streaming. Justo en el último repicar de ese supuesto adiós a la gran pantalla y al celuloide, en el corazón deforestado de América, de contramano pero con viento a favor, algunas mujeres tienen la ocurrencia de parir al cine, un ser deslumbrante, como tantos de su especie en el mundo, que no se sabe si es varón o mujer o ambos, pero qué tiene una madre, en Paraguay el cine es hecho por mujeres.
Esta semana el largometraje “Eami”, de la cineasta paraguaya Paz Encina, competirá en la sección Tiger Competition del 51º Festival Internacional de Cine de Rotterdam (IFFR). Se trata de un filme que narra una historia desde la realidad del pueblo Ayoreo Totobiegosode, en el Chaco paraguayo.
Esta vez Paz habla nuevamente de lo presente de una herida que nace en el pasado y que no deja de pesar, de crecer. Después de sus largometrajes “Hamaca Paraguaya” y “Ejercicios de memoria”, la directora vuelve a presentar un material en el que se expresa dentro desde sus particulares códigos y lenguaje. Paz habló con La Nación sobre “Eami” y, sobre todo, su trabajo.
EL HILO CONDUCTOR
–¿Desde qué trabajo anterior podés trazar un hilo conductor estético, narrativo o temático, que marque su continuidad hasta “Eami”, y qué te llevó a asumirlo y/o seguirlo, si es que fue consciente?
–Pienso que desde el cortometraje de “Hamaca Paraguaya”, un cortometraje de 8 minutos que hice en el año 2000, que puedo ir trazando un hilo tanto temático como estético. La espera, la pérdida, los tiempos que confluyen, los encuentros y desencuentros entre la imagen y el sonido. Todo este planteamiento narrativo - formal fue algo que asumí porque cuando hice ese cortometraje, cuando lo vi montado sentí “así es, así como yo miro, así es como escucho, así es como yo siento”. Sentí que había encontrado algo propio, una forma de mirar, de escuchar, pero, sobre todo, de sentir el cine.
–¿Podrías hablarnos un poco de ese hilo o eje?
–Siempre sentí que viene de mi primera alfabetización, que fue la música. Era muy pequeña cuando mi mamá nos envió a mí y a mis hermanas a estudiar guitarra clásica, yo tenía tan sólo cuatro años, entonces, lo primero que aprendí a leer y a escribir no fueron las letras, sino las notas musicales, y como en la música los tiempos conviven, una corchea convive con una blanca y así con una negra, entonces, esa es la estructura de pensamiento con la que crezco y se vuelve orgánica esa manera de pensar para mí. Pienso que viene de ahí, porque sobre todo lo que me interesa del cine es el tiempo.
–¿Cómo llegás al cine, primero como apasionada y después como creadora?
–¡Ay! ¿Vos sabés que nunca pude entender bien esto? Siempre pienso que más que elegir al cine, fue el cine quien me eligió. Es parte quizá de un destino… porque no era una niña que se moría por ir al cine o, quizá, sí; pero como divertimento, porque iba con mis hermanos, pero no porque encontrara algo especial… de hecho, terminé el colegio y estudié otras carreras antes de estudiar cine, no sé por eso decirte bien…
LA HISTORIA DE “EAMI”
–¿Qué presenta “Eami” como historia cinematográfica y como historia de nuestra sociedad?
–“Eami” habla de lo que vengo hablando desde mi primera película: la diáspora, la pérdida, el exilio y la carrera entre la esperanza y la desesperanza. Pienso que algunas de estas situaciones nos atraviesan a todos de alguna u otra manera. Desde “Hamaca Paraguaya”, el cortometraje, vengo hablando también de los olvidados, de aquellos que nadie sabe… que nadie quiere ver.
–Parte de tu lenguaje propio, tu sello personal, está en la forma en la que establecés la relación entre el audio y el video, ¿cómo surge en vos esta inspiración?
–Es lo que me dio la música, es como siento que percibo el mundo, me cuesta entender todo desde una linealidad, pienso que el ser humano es mucho más complejo, somos mil tiempos dentro de un sólo cuerpo, una sola cabeza y un sólo corazón.
–¿Abordar temas de la historia social del Paraguay responde a una inquietud artística personal o responsabilidad política de indagar a la sociedad con tus narraciones?
–Es parte de mi educación, porque vengo de un núcleo familiar donde esto siempre fue importante, sin embargo, vos sabés que yo lo que siento es que agarro temáticas desde donde lo social y lo político se desprenden por sí mismos, porque en “Hamaca”, de lo que hablo es de dos padres esperando a un hijo que no vuelve, en “Ejercicios de Memoria”, es la pérdida de un padre desaparecido contada desde la familia, en “Veladores”, es la pérdida de la esperanza, y en “Eami” es la pérdida de un amigo y la pérdida del lugar propio, en resumidas cuentas, siempre estoy hablando de lo mismo: de la pérdida, y de seguir a pesar de eso.
–¿Qué aprendizajes fundamentales dejó “Ejercicios de memoria”?
–A mí me encantaría pensar que el cine puede cambiar el mundo, pero no creo que sea así, puede crear conciencia, traspasar sentimientos, pero no sé si cambiar el mundo… Ahora, lo que sí puede hacer el cine es crear nuevas formas de hacer cine, y pienso que eso es algo que me deja “Ejercicios”, justamente el caminar un ejercicio fílmico con el que me sentí afín, y que pienso quizá siga siendo un eje para mí.
UNA RELACIÓN COMPLEJA
–Si parte del decir artístico desde lo local es buscar en uno mismo y en el entorno lo que somos y entendemos como comunidad, el trabajo en “Eami” ¿qué te mostró respecto a la relación del paraguayo con las comunidades indígenas?
–No te estoy contando nada nuevo al decirte que es compleja la relación entre el paraguayo y el indígena. No nos gusta pensarnos como descendientes de indígenas. Hay una frase de Bartomeu Meliá hablando sobre la lengua en una entrevista que le hiciera Damián Cabrera antes de su muerte, con la que resume todo sobre esta relación: “… el guaraní es el español del Paraguay. Es una lengua indígena pero hablada por no indígenas, que no quieren ser indígenas… ¡Aquí está la desgracia! El autoveneno del pueblo paraguayo que no quiere ser guaraní y, sin embargo, lo es”.
–¿Podrías comentar un poco respecto al trabajo de investigación y posterior producción que llevó este largo?
–Es una película que me llevó seis años de investigación y estudio, y es un trabajo que hice junto a José Elizeche, un gran amigo y un gran comunicador, que viene trabajando con las culturas indígenas hace ya más de 20 años. En esta película podría haber faltado cualquiera, pero sin José no hubiera sido posible, él fue quien me fue guiando y trabajó también como traductor intercultural entre los Totobiegosode y yo. Trabajamos también muy juntos con Tagüide Picanerai, un joven y futuro líder de la comunidad Totobiegosode, y entre lecturas y largas conversaciones fuimos construyendo juntos, entre los tres, lo que sería el guion.
–La licencia artística permite romper las barreras entre documental y ficción, “Eami” se instala en alguna de las dos categorías, y en caso contrario, ¿cómo lidiás con lo que te aporta cada uno de los elementos en disputa en cada corte?
–Escucho mucho a la película y trato de saber qué es lo que ella me pide. No estoy pensando en si estoy haciendo un documental o una ficción, simplemente estoy escuchando qué es lo que me pide la película y qué es lo que necesita para lograr una narrativa. Estoy atenta a sus propias necesidades, pero todo desde un punto de partida que para mí es muy importante: la memoria.
–En lo personal, ¿tu mirada con respecto a los pueblos originarios se alteró durante este proceso de producción?
–Lo que se altera es la sensibilidad hacia ellos. No sé si la mirada, pero sí la sensibilidad, porque tuvimos un acercamiento importante, convivimos durante un tiempo, y el conocer a alguien siempre afecta a tu sensibilidad, y siento que esto es lo que pasó.
–¿Es posible una relación no culposa de occidente, en este caso nuestra sociedad, con lo nativo americano?
–No sé si llamar culpa… a mí me genera angustia más que culpa… me genera angustia mi propia ignorancia, me genera angustia la desigualdad, me genera angustia que se le fuerce a personas a vivir de una manera distinta a lo que es su propia cultura… siempre pensé: ¿qué pasaría si hoy me obligan a vivir en el monte y para siempre? Sería para mí muy violento… y es eso mismo lo que estamos haciendo… y sí, quizá sienta un poco de culpa porque siempre hay algo más que uno podría haber hecho quizá.
MUJERES DE CINE
–Ya hoy, siendo una directora renombrada y premiada, ¿ser mujer te sigue representando un obstáculo en el quehacer laboral? ¿Cómo ves el futuro de la escena local en ese sentido?
–Me cuesta decir esto porque sí pienso que hay desigualdades entre los hombres y las mujeres, pero en este momento no me representa un obstáculo. Quizá, porque gran parte del cine local está representado por mujeres: Gabriela Sabaté como productora, Renate Costa, que falleció hace dos años pero nos representó enormemente como directora, productora y gestora; Tana Schémbori como guionista y productora; Aramí Ullón, directora; Mariana Pineda quien es hoy la directora de la Academia; Ivana Urízar, una gran jefa de producción, y puedo seguir… creo que esta alta presencia femenina hizo que las diferencias disminuyeran en gran medida.