Por: Javier Barbero
La distancia es una experiencia física, aunque también es una experiencia psíquica. Es clave para la creación de perspectivas y para propiciar que nos demos cuenta de algo o lleguemos a algún tiempo de valoración.
En este mundo al alcance de un like, donde la información circula de manera abrumadora y donde todos tenemos la “sensación tecnológica” de estar comunicados, el poder elegir tomar distancia es un balance y a veces hasta un espacio de salud.
La distancia suele tener una valoración negativa. Por lo general, todo el universo de mensajes que consumimos nos empujan a la proximidad real o simbólica con algo (producto) o con alguien.
En las relaciones humanas, la distancia es una dimensión natural. Somos individuos en permanente construcción de una identidad dinámica. No estamos determinados. Estamos en permanente construcción. Por ende, como mamíferos sociales dependemos de nuestros vínculos afectivos. Y para co-crear vínculos y relaciones indefectiblemente necesitamos perspectiva.
Cuando no tenemos distancia podemos estar atrapados en una fusión. Las personas piensan igual en todo, hacen las cosas de la misma manera, no pueden saber donde comienza una y donde termina la otra. Esto en psicología Gestalt se llama estar en confluencia.
Cuando estamos en permanente distancia estamos desconectados. Y desde esta desconexión no hay sencillamente vínculo. Por eso la distancia como balance del estar pegados es un aspecto clave para que nuestras relaciones evolucionen y se nutran.
Alguna vez necesitamos estar a solas y esto no significa que no amemos más, que seamos egoístas en el sentido peyorativo de la palabra o que la otra parte no nos importe.
A veces necesitamos la distancia para no perder perspectiva de quienes somos, qué necesitamos, hacia dónde vamos y hasta cuanto queremos. Finalmente, esta claridad es un insumo saludable para relacionarnos con los demás. Vincularnos desde el olvido de quienes somos o desde la confusión, es una trampa a largo plazo.
Paradójicamente, para poder seguir juntos a veces necesitamos vivir la experiencia de estar lejos.