Su pasión por la Medicina la ha llevado a formar parte una plataforma que busca promover la prevención de enfermedades a través de un análisis de retina accesible desde cualquier parte del mundo. PhD por la Universidad Autónoma de Madrid, vive hace 11 años en España.
Por: Jazmín Gómez Fleitas
jazmin.gomez@gruponacion.com.py
Fotos: Nath Planás
Producción: Juan Ángel Monzón
Andrea Oleñik (36) no siempre tuvo claro que se desempeñaría en el campo de la Oftalmología, pero sí que quería ser médica, a toda costa. “Creo que la Medicina es una vocación y, sobre todo, una de mucha humanización. Quizás desde chica sentí la necesidad de evitar el sufrimiento de las personas que estaban a mi alrededor o simplemente, intentar hacer algo para que las personas tuvieran menos dolor y eso de alguna manera guió mi decisión”, explica.
Nació y se crió en Encarnación y allí ingresó en la Universidad Nacional de Itapúa. Es la segunda de cuatro hermanos, en una familia en la cual sus padres y abuelos provienen de la corriente migratoria de la Segunda Guerra Mundial, y que llegó al sur del país escapando de lo que pasaba en Europa. Sus abuelos paternos son de origen ucraniano, lo que hoy sería la actual Polonia, y sus abuelos maternos, alemanes.
“Paraguay fue maravilloso porque recibió a tantos inmigrantes en el sur, y lo hizo con los brazos abiertos. Permitiéndoles mantener su cultura y desarrollar su vida ahí, lo cual es algo que se puede ver a simple vista en la ciudad y algo que no ocurre en todos los países. Me parece importante recordarlo como una forma de agradecimiento. En casa, nosotros hablábamos también alemán y mi padre habla ucraniano con su mamá. No nos enseñó su idioma porque mamá mandaba”, dice entre risas.
Tras culminar la carrera de Medicina, durante un año realizó el internado rural rotatorio en varios hospitales de Asunción, pero tenía ganas de conocer otras culturas y de ponerse a prueba. “Nunca había salido de casa y para mí era una gran experiencia. Alguien me había dicho que la sanidad pública en España era muy buena y me despertó curiosidad, lo consideré”, recuerda. Al final, se decidió por ese destino.
De Paraguay a España
Viajó con 600 euros y un billete de avión a Madrid que sus padres le habían pagado. Su primer paso allá fue convalidar su título, algo que le llevó 14 meses. ¿Qué hizo mientras? Trabajó en todo lo que pudo: cuidó ancianos, sirvió helados, preparó cafés de todo tipo. “Conocí un montón de personas y fue algo positivo para mí encontrarle el valor a lo cotidiano, al día a día de hacer las cosas bien, sin importar lo que hagas. Y a la par también estudiaba”, recuerda.
En España existe un examen llamado MIR (Médico Interno Residente) y todos deben pasar por él, ya que de acuerdo al puntaje obtenido se acceden a las plazas de cada especialidad. A Oleñik le fue bien, pero no fue hasta dos días antes que decidió que se jugaría por Oftalmología. “Mi padre había sufrido un desprendimiento de retina 20 años atrás, y quizás en ese entonces la vitrectomía (microcirugía para tratar el desprendimiento) no estaba tan expandida en el mundo y perdió el ojo debido a eso. Fue cuando me empecé a cuestionar cosas como: ¿Será que esto sigue ocurriendo? Tiene que haber algo que ayude a mejorar. Y así finalmente lo decidí”.
Después de cuatro años de especialización en un hospital de Madrid, decidió subespecializarse en retina, para lo cual tuvo que ir un año a Barcelona. Allí fue donde también aplicó a su PhD —en la Universidad Autónoma— y donde, además conoció a quien sería uno de los fundadores de OPT Retina. Por casualidades de la vida la llamaron y se sumó al proyecto.
TeleMedicina: salud para todos
“OPT Retina es una plataforma que nace con la idea de que todas las personas puedan hacerse una revisión de la retina, sin trasladarse hasta un especialista, de forma accesible y con bajo coste. Siempre se pensó que la retina sólo funcionaba para ver el exterior, pero también puede servir para detectar enfermedades totalmente previsibles (cegueras evitables, enfermedades sistemáticas, etc. ) ya que es la extensión del sistema nervioso central. Esto se realizaría tomando una foto del fondo del ojo, subiéndola a la app y esperando el informe por correo electrónico o por carta, como la persona lo prefiera”, explica.
Una prueba de ello fue realizada durante su charla pasada en la plataforma Gramo (el 15 de noviembre del 2017 en el BCP), donde los presentes se acercaban a un pequeño stand, les tomaban la fotografía y luego le enviaban el diagnóstico de patologías previsibles por correo electrónico. “La plataforma funciona en todo el mundo. Es una de aplicación libre, en donde sí debes buscar un lugar para realizarte las fotos en donde vives, y por eso estamos en proceso de que en Paraguay esté disponible”, señala.
La plataforma se encuentra disponible en parte de Europa y Asia, y acaba de sumar a China, México y Colombia. Los especialistas llevan realizadas más de 2 millones de lecturas. Empezaron haciendo 10 informes al día, ahora hacen entre 300 y 500 diarios. Están en plan de expansión y esa es, en parte, una de las razones por las que Andrea visita Paraguay de manera más seguida.
“Creo que Paraguay se puede beneficiar de ella porque es mejor prevenir y mejorar la calidad de vida de las personas, ya que hasta en el sistema sanitario es más beneficioso porque el coste de curar una enfermedad es mayor que la de prevenir. Solo se necesita de una cámara para realizar las fotos y una persona que aprenda a tomarlas, que se aprende en nada. Los informes los realizamos profesionales desde otras partes del mundo, desde nuestras computadoras. Traer OPT Retina (www.optretina.com) a Paraguay para mí es muy importante a nivel personal, porque me permite unirme a mis orígenes de manera más cercana”, expresa.
En medio de su rutina diaria, Oleñik deja lugar también a la investigación científica. En las mañanas trabaja en un hospital público donde pasa consultas —fácilmente unas 60 personas— y también opera. Solo el año pasado realizó 700 cirugías. Por las tardes está en una clínica privada, y en el medio trabaja a distancia desde la computadora, realizando informes. A la investigación le dedica parte del día o la semana, ya que luego de realizar el doctorado las investigaciones se dieron de forma orgánica.
“Nace de mi interés de aportar ideas, y de que esas ideas puedan servir o no. Es un proceso muy importante en la formación de un médico porque uno puede estar operando y trabajando todo el día, pero esa publicación va a dejar una constancia de ello y permanecer en el tiempo”, sostiene. Todas las publicaciones científicas son en inglés, algo que al principio fue una piedra más en el camino, pero que Oleñik pudo sortear con la práctica de ensayo y error. “Yo sabía casi nada de inglés; hablo alemán y francés (por el colegio). Fue aprender a base de constancia, de tener muchas clases y de leer mucho, porque eso ayuda a tener vocabulario”, indica.
Hoy, Oleñik está en una etapa en la cual disfruta de todo lo cosechado. “Cuando empezás Oftalmología querés aprender del ojo y luego elegís la especialización (retina) y tenés que aprender a operar, tener buenos resultados quirúrgicos y operar mucho más. La carrera del médico significa invertir muchas horas, muchos años y ahora me toca disfrutarla, venir más a menudo a Paraguay, algo que me reconforta, porque la vida es corta y esos momentos de estar en familia, con amigos, son los que nos llevamos”, reconoce.
Le gustaría que pensemos en prevención, no en enfermedad. Que no esperemos a que nos duela algo para tomar medidas: “Si una persona es sana, a partir de los 18 o 25 años, y no tiene antecedentes de enfermedades graves en la familia, es recomendable una valoración general todos los años: un examen de sangre, un examen de los ojos, un electrocardiograma. Hay que cuidarse porque esos datos pequeños nos pueden ayudar a prevenir cosas grandes. No hay que tener miedo de ir al médico, de hacerse los chequeos; creo que tenemos que tener miedo a esperar tanto tiempo, porque ahí las cosas ya son irreparables”.