El director guionista de la dupla Maneglia-Schémbori nos sumerge en el proceso de creación de la historia sobre búsqueda de plata yvyguy en la Chacarita, claro que sin spoilers. ¿Ansiosos por conocer cómo se dio vida a Los Buscadores?
Por: Jazmín Gómez Fleitas
Fotografía y edición digital: Nath Planás
Producción: Juan Ángel Monzón
Si desde la niñez misma podemos ver atisbos de lo que nos gustaría ser cuando grandes, la profesión de Juanca saltaba a la superficie. A los 10 años empezó a dibujar las escenas de las películas que le gustaban, parte por parte, algo que era nada menos que esbozar el storyboard. A los 13 años ya empezó a dirigir, y el resto ya lo conocemos; a realizar comerciales, series para tevé, unitarios y más, hasta ahora que está a pocos días del estreno de su segunda película.
“Hay directores que son visuales y que su cine se sostiene en el relato, en cómo está narrada la historia visualmente; otros que hacen que el relato se sostenga en el diálogo, en una voz en off, y eso es lo que conduce la historia más que el relato visual. Mis directores de cabecera son muy visuales, Brian de Palma o Alfred Hitchcock, por ejemplo. Entonces cuando me imagino una historia, la imagino así, muy visual. Trato de que muchas cosas se solucionen visualmente y no que esté dicho o contado”.
Los Buscadores es una historia de aventura con un tono de comedia, un homenaje al cine que veía su papá. “Tiene eso de Indiana Jones, de La Comunidad de Alex de la Iglesia y también de La Fiesta Inolvidable de Blake Edwards. Es como que toma elementos de todas ellas y no fue algo que lo hice de manera consciente, me di cuenta hasta que la terminé de escribir. Creo que es porque él ya no está y es una manera de sentirle cerca”, menciona refiriéndose a su padre Juan Carlos José Maneglia.
El papá de Juanca era un gran fanático del cine. Fue uno de los dueños, junto a otras dos personas, de las dos primeras salas de los Cines del Sol. Es más, Tana y Juanca fueron allí para ayudar a atornillar algunos asientos. “Tengo grabaciones incluso, de cuando esas salas se construyeron. Y a mí me quedó grabadísismo que, para un dueño de sala, una película que funciona es una taquillera. Son conceptos distintos, porque de repente hay buenísimas películas que no necesariamente lo son”.
El cine es el arte de la espera
Desde la idea misma hasta la posproducción, la película tomó unos cinco años. Un primer año de investigación y de pasar tiempo en la Chacarita. “La idea de que sea sobre plata yvyguy y la Chacarita como que nacieron juntas. Es un misterio cómo hacemos las conexiones mentales, pero creo que uní una experiencia de 7 Cajas, de visitar muchos espacios, que alimentaron a esta historia”.
Cuando Juanca empezó a imaginarse al personaje de Manu (Tomás Arredondo) también conoció la Chacarita inundada y le impactó tanto que se dijo que era algo que debía aparecer en una película. “Me pareció terrible lo que pasaba, pero a la vez una posibilidad maravillosa para que la gente pudiese entender la situación de sentir que el lugar donde estás, de la noche a la mañana se puede inundar, y que vos te tenés que mudar y encontrar dónde sobrevivir después”.
Como Manu es un canillita, Juanca decidió pasar tiempo en la Chacarita para descubrir gente, conocerlos y desarrollar los personajes. “Conocí a un canillita y le pregunté si podía pasar tiempo con él, acompañarle durante su día. Es vivir esa experiencia de otra persona que me fascina tanto. Creo que es una de las cosas que hace que ame tanto escribir guiones. Esa posibilidad que te da el cine de vivir otra vida que no sea la tuya”.
Durante ese proceso Juanca se sentaba a tomar tereré en la Chacarita con él, a esperar a la salida del banco durante horas a que salgan todos los clientes del banco para venderles el diario. “Sí, al comienzo se cohibió, pero después se acostumbró. Nos sentíamos a gusto y me comentaba detalles que uno los puede tomar y usar en la historia. Es una experiencia que te cambia, saber a lo que se enfrentan a diario, al temor de quedarse sin trabajo por la disminución de la venta. Vivir eso te hace reflexionar lo complicada que puede ser la vida. Además, ahora es más explicable lo de que ‘es para hacer una película’ que en la época de 7 Cajas con Tano el carretillero, porque ni sabíamos si la película se iba terminar en ese entonces”.
Luego vino el momento de la escritura, de igual manera mezclada con la investigación, un proceso de casi dos años más. Aquí Juanca habló con diferentes buscadores, uno de ellos Hernán Candia (autor de libros al respecto), que incluso conoció a los actores para enseñarles qué cosas tiene en cuenta un buscador o cómo funciona el péndulo detector de metales (del póster), el cual fue un obsequio de su amigo Juan Carlos Meza (Fotociclo). “Me dijo: ‘Te quiero dar esto porque es muy antiguo y sé que te va inspirar’. En ese momento no me di cuenta de cuánto nos estaba ayudando con eso, pero recuerdo que cuando ya estábamos rodando la película le llamé y se lo dije”.
Después se vino el proceso de pasar en limpio el guión y de reescritura que “fue larguísimo, más por una cuestión técnica de estructura del guión para que funcione en todas las áreas. Como Los Buscadores es acerca de una aventura, esto hace que la estructura sea muy precisa. Una cosa te debe llevar a la otra por eso volví a sentir que en el storyboard ya está casi editada la película. Marca qué se une con qué, qué le corta a qué. Lo que nos pasó fue que yo volvía a hacer el storyboard en sucio porque la locación nos condicionaba a una puesta distinta o que los actores proponían cosas interesantes de incorporar y, para eso, Tana marcaba una apuesta que implicaba otro tiro de cámara. Ese balance cuesta, porque de por ahí la escena se va hacer muy larga o no se sostiene por el momento de la película, pero rodás igual porque en tu cabeza ya sabés dónde vas a editar”, comenta con una risa pícara.
Los Buscadores tiene una estructura bastante compleja de armar, debido al ritmo de la misma y porque tuvieron que reconstruir locaciones. “Cuando escribo una historia trato de que sea un espacio que yo intuyo que podemos conseguir. En mi cabeza no era complicado lo de las locaciones, pero en la práctica los encargados venían y me decían: ‘Juanca esto es imposible en Paraguay. No hay una locación así y menos que no esté en un lugar céntrico’, por todo lo que eso implica, los ruidos, la posibilidad de cerrar las calles, etc. Ahí tuvimos que adaptarnos”.
La película cuenta con un aproximado de 59 locaciones y fueron varios los lugares que tuvieron que reconstruir rodando en diferentes escenarios. “Hay un lugar, que no puedo spoilear -risas- pero que no encontrábamos. Tenía que ser una casona antigua y obviamente si estábamos en Hollywood seguro que la construíamos de acuerdo con la necesidad, pero acá era ver qué conseguíamos y cómo uníamos todo eso”.
Esa casona fue armada con la fachada de un lugar, el pasillo de otro, el interior y hasta la puerta. “Hay una sola escena que ocurre en cinco locaciones distintas y era un desafío porque el espectador tiene que sentir que es el mismo lugar. Que los actores siguen con la misma energía, continúan el hilo. Era un rompecabezas complicadísimo de armar, no sólo desde el punto de vista de dirección, actoral, edición, etc. Todo esto hizo que fuera muy complejo el rodaje”.
Por eso una de las inquietudes de Juanca en las primeras proyecciones, como parte de la edición que realizaron en Argentina (para la colorimetría, subtítulos, entre otros), era si se notaba que algunas escenas se grabaron en distintas locaciones. “Me respondían: ‘¿En serio? ¡No se nota!?’ y eso fue un gran alivio -risas-. Incluso hicimos un truco, digo yo. Nuestro encargado de efectos digitales se acercó y nos propuso algo que en mi cabeza no concebía. Había una fachada que teníamos que agrandar, eso lo hizo Walter Picardo, y antes de empezar a filmar él hizo una prueba. Si Tana y yo no veíamos eso, no nos hubiéramos dado el lujo de pensar que eso era posible”.
Un sueño cumplido en la película es que toda la música fue ejecutada por instrumentos reales. “Se trabaja en la música incluso después de editar la película, así el músico sabe los tiempos, el ritmo, respetar los silencios, o agregar ruidos incluso hasta una cachaquita de fondo o una polquita. Todos estos elementos le dan riqueza al relato. Sólo en el sonido hay un equipo tan grande, de gente tan entusiasta a la que le presentabas el proyecto y te sugerían cosas y cosas. Fue un proceso laaargo de investigar, probar, idas y vueltas.”
Uno para todos y todos para uno
Una de las cosas que Juanca destaca es que el cine es de muchísima colaboración. “Hacer películas todavía cuesta muchísimo en varios aspectos, porque nos falta oficio, y cada película es un aprendizaje desde cero. El cine te enseña que una película tiene un proceso tan largo desde que concebís la idea hasta que terminás la película. Y que de alguna manera la enseñanza más grande es que tenés que disfrutar cada proceso y ponerle la pasión necesaria a cada etapa, porque nunca sabés lo que va ocurrir. Jesús Pérez (parte del elenco) nos contó que una vez que fue a filmar una película en Argentina, un actor le dijo: ‘Jesús, vení, sentate y tomá unos mates. Acordate que el cine es el arte de la espera’. Es así mismo. Se pasa tanto en el proceso; por eso es importante no perder la esencia, preguntarse: ¿Por qué estoy haciendo esto?”.
Y en el proceso todos ayudaron. El realizador recuerda una noche fría de rodaje en el centro de Asunción, eran las tres de la mañana y él ya no daba del cansancio y la presión cuando pasa un auto y le grita: ‘¡Fuerzaaaa. Fuerza Tana. Fuerza Juanca!’. “Eso es tan bien recibido. Fue como que nos dieron pila para continuar. A mí realmente me impresiona lo colaboradora que es la gente. Recuerdo otra oportunidad cuando grabábamos en la calle del Museo de Arte Sacro, y los dueños de las casas querían venir a estacionar su auto en frente y ellos sique tenían que pedir permiso para entrar a su garaje. Me daba tanta vergüenza y les pedía disculpas, porque no eran semanas las que estábamos ahí, ¡eran meses! Dependés de la buena voluntad de muchísima gente”.
El director resalta que es difícil encontrar una historia que guste a muchas edades, pero que es más difícil aún armar algo que se sostenga durante una hora y media, y que al terminar digas que valió la pena. “Como dice Tana, yo no pido que apoyen el cine nacional pero sí que la recomienden si en serio les gustó, si funcionó para ellos o les tocó de algún lado. Le tengo tanta fe a la película, pero el público va decidir”.