El movimiento artístico popularizado por Andy Warhol en los 60 repercutió en las obras de varios artistas locales. ¿Quiénes se sumaron al concepto visual del estadounidense? Te lo contamos, a continuación.

Por: Micaela Cattáneo

Fotos: Gentileza

Las latas de sopa Campbell, las botellas de Coca-Cola, el díptico de Marilyn Monroe, el retrato de Prince o el triple Elvis. Es inevitable no haberse cruzado con las obras de Andy Warhol, el artista estadounidense que popularizó el Pop Art, movimiento artístico del siglo XX. “La idea no es vivir para siempre, es crear algo que sí lo haga”, decía. Y aquí, casi 60 años después, nos tienen hablando de él.
Lo que hace de este país (por Estados Unidos) una tierra fabulosa es que América fundó una tradición en la que los consumidores más ricos de hecho compran las mismas cosas que los más pobres. Puedes mirar la televisión y beber Coca-Cola, y sabes que el presidente bebe Coca-Cola, que Liz Taylor bebe Coca-Cola y piensas que tú también bebes Coca-Cola. Una Coca-Cola es una Coca-Cola, y por mucho dinero que tengas, tu Coca-Cola no será mejor”, reflexionaba Warhol.
Es eso justamente lo que él quiso hacer con el Pop Art, traducir las imágenes de las cultura popular para que todos pudieran acceder a ella. De ahí que toma fragmentos de los medios de comunicación, de los anuncios publicitarios, de los libros de cómics y de los objetos banales del cine y la música para ironizarlos y convertirlos en arte “reproducible”. Está escrito en todas partes: “Fue una respuesta a la cultura elitista existente en las Bellas Artes”.
Pero su atracción por el séptimo arte siempre fue más fuerte. “Ese mundo irreal en el que cobraban vida los más diversos personajes, interpretados por aquellos grandes actores del star system, tuvo una importancia decisiva, no sólo en la vida del artista, sino en la concepción de su obra”, escribe el periodista costarricense Dan Ramírez en su especial Andy Warhol.
En el mismo texto, Ramírez resume con un ejemplo esa concepción: “En cierta manera Warhol era un artista de lo siniestro, como en su obra 80 billetes de dos dólares (anverso y reverso), él enseñaba la cara amable del consumismo de la sociedad americana y, después en el reverso, se veían las miserias de esa misma sociedad. La otra cara de América”.
Fue crítico de esa cultura masiva, no celebratorio”, explicó Lía Colombino, una de las directoras del Museo del Barro. Y continúa: “El Pop Art tiene que ver con una respuesta a lo que se venía haciendo. Es lo que sucedía con las vanguardias históricas: utilizaban ciertos conceptos para cuestionar lo que se venía haciendo en el arte en un determinado momento”.

El Pop Art detectó y se adelantó a denunciar el alarmante mundo de consumo que vivimos hoy. También mostrándonos el poder de la imagen. El movimiento anticipó lo que sería la tónica dominante de la vida en las últimas décadas del siglo XX e inicios del XXI. Y por último, nos dejó su marca estética como poderosa influencia en el arte, el diseño, la publicidad, el cine, la tevé y la moda”, analizó el artista visual Osvaldo Camperchioli.

Al estilo pop art
En Paraguay el movimiento no se desarrolló con mucha fuerza, pero sí marcó una influencia importante en contados artistas locales. Ante la pregunta de si se conoce o no algún pintor que reflejara las consignas del arte pop en nuestro país, muchos de los entrevistados quedan, en principio, en una nebulosa, pero en contados segundos sus rostros se llenan de admiración para contestar: ¡Claro! Roberto Vera.
Roberto (fallecido en el 2010) fue un artista plástico que disfrutó de pintar libremente todo aquello que veía a su alrededor. Verónica Torres, su amiga y dueña de una de las galerías de arte más conocidas de Asunción, lo recuerda con emoción mientras nos lee un recorte de revista donde él había sido entrevistado: “Me inspira una imagen masiva”, comentaba en ese entonces.
Él pintaba imágenes que se podían ver a diario: una corbata, un auto, una guitarra eléctrica, una remera o hasta una torta. “Hacía los lapachos porque eran como un ícono, pero creo que sus obras más representativas se encuentran en la serie Constelaciones”, comenta Torres, quien acompañó al artista en todas sus exposiciones.
En los cuadros de Silvio “Yuyo” Oviedo las escenas y los colores confirman que es un fiel seguidor del movimiento de los 60. “Dibujo escenas de la vida cotidiana, del folklore y de la sociedad de consumo y las pinto en acrílico para causar mayor impacto visual”, cuenta y concluye: “Tanto la estética del cómic, como de los dibujos animados y carteles publicitarios tienen el lenguaje adecuado para hacer llegar las ideas de estas obras. Se trata de un lenguaje visual que puede ser comprendido por personas de todas las edades”.
El arte pop en una fusión
Sobre unir varios lenguajes artísticos en una misma obra y encontrar riquezas en ellos, es Carla Ascarza -la reciente ganadora del primer premio del XII Festival Mundial de Bellas Artes de Moscú- quien podría hablarnos por horas. El reconocimiento lo obtuvo con su obra Dulcera (la cual pertenece a la serie Contramundos), donde mezcla el Pop Art, el realismo simbólico y el fauvismo para formar su discurso.
En Contramundos se puede observar personajes reconocidos por todos: el chipero, la artesana, el vendedor ambulante, el campesino, el niño en situación de calle o la mujer que trabaja en el mercado. “Contrapone al mismo tiempo los elementos culturales urbanos, rurales e indígenas”, señala la artista.
Dulcera es una mujer que vende dulces de mamón en las inmediaciones de Garibaldi. Con el premio supe que ganó la temática social. Por un lado, la crónica visual de un Paraguay con desigualdades y, por otro, el relato de la tradición que se comparte en la mesa dominguera: comer dulce de mamón”, agrega Ascarza.
Para Carla el Pop Art tiene un mensaje directo que permite provocar una reacción en el espectador a partir de los elementos populares de la cultura. “Expone abiertamente esos elementos simbólicos e icónicos presentes en los mass medias, en las nuevas tecnologías y, por supuesto, en las tradiciones y ritos de los pueblos”, explica y remata: “Elementos de los cuales se apropia el artista para expresarlos en su obra y hacer que la sociedad se vea a sí misma y pueda reflexionar sobre esos aspectos”.

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