Empezó en la radio a los 14 años, cuando un sábado se ofreció para ayudar en un programa y le dijeron que sí. Hoy, casi 20 años después, nos cuenta cuál es la clave para mantenerse enfocado en el profesionalismo, sin marearse con la exposición que conlleva el oficio.

Por: Jazmín Gómez Fleitas

Fotografía y edición digital: Manuel Meza

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

Producción: Juan Ángel Monzón

Estilismo: Matías Irala

Marcelo (33) no ve series ni películas, ve documentales de deportistas, porque todo lo llena el deporte: profesión y ocio. Juega squash de manera regular desde hace un año para ejercitarse y partidos de fútbol que surjan con los amigos. Es más, le toma unos minutos pensar, cuando le piden que diga el nombre de un actor de cine, y cuando me lo demuestra como ejemplo, y le sale "Bradley Cooper" al fin, se ríe. "Es posible que pueda decirte ese nombre pero es al único que le voy a reconocer", asegura.

Y no es una cuestión de falta de memoria, sólo de tener claras cuáles son sus prioridades y pasiones, las cuales se funden en periodismo y deporte. Es más, si de memoria habláramos, él tiene un valor agregado, casi un don para cualquier periodista deportivo: la hipermnesia. Un fenómeno conocido por recordarlo todo, que le facilita traer a la mente fechas, lugares y partidos.

"Relaciono todas las cosas de mi vida con fútbol. Es así como recuerdo las cosas. Hace poco, hubo un amistoso que Paraguay jugó en Lyon, Francia, contra Emiratos Árabes y yo le dije a Nico Lithitx, que estaba comentando, que 'el 20 de agosto de 2008 Paraguay jugó en esa misma cancha y empató 1-1 con el gol de Tacuara'. 'Él sabe', confió y lo dijo al aire, pero después me escribió para preguntarme cómo sabía eso. Y le conté que tenía una amiga que se fue a la cancha ese mismo día y por eso lo recordaba todo".

A Marcelo siempre le pareció "medio anormal su memoria". Como cuando él estaba en el primer grado, el 8 de junio de 1990, y se inauguró el Mundial en Italia. Faltó a clases para verlo. Nunca más se le borró la fecha. "Vi un documental sobre la hipermnesia y ahí me di cuenta. Después fui a un neurólogo y me lo confirmó. Igual, acá es difícil hacerse los estudios, hay que ver eso afuera", comenta.

El sueño de niño

"La radio me encanta, porque escuchaba música desde muy chico y, además, siempre quise ser periodista deportivo". Marcelo relataba los partidos del Mundial de Italia 90 con el saco de su papá y la vincha de su mamá, a modo de auriculares. Incluso, para relatar los partidos que eran parte de sus juegos, ordenaba a todos sus muñequitos de Playmobil en su cama, les ponía -o inventaba- sus nombres, y recortaba las cajas de los championes para tener publicidad en su cancha.

"Tenía seis o siete años cuando hacía eso. Me acuerdo que me veían los compañeros de mis hermanos -es el menor de tres varones- y se quedaban muy sorprendidos, porque yo era chico. Era feliz con eso. Siempre quise acercarme a ese mundo. Y como me gustaba mucho el rock y el deporte, a los 14 años se me ocurre una idea: Irme a la Rock & Pop a ayudar. Recuerdo que mi hermano me dijo: 'Qué te va hacer caso Hugo Rubín', y lo loco fue que ¡me recibió!".

Marcelo se sacó la vergüenza de encima y un sábado fue hasta la radio. Esperó a Rubín y le argumentó que cómo él estaba muy solo los sábados porque era el día libre de la gente, se ofrecía a ayudarle. El director de la frecuencia modulada le preguntó cómo sabía eso, a lo que Burgos respondió que se dio cuenta porque acostumbraba escuchar la radio. Lo aceptó. Volvió el sábado siguiente y, desde entonces, no faltó ni un solo día. "Ahora que puedo mirar en retrospectiva, valoro mucho la actitud que tuve de ir y probar. Parece que cada vez es más difícil entrar en el medio porque nadie quiere a alguien sin experiencia, y el haber empezado temprano, hizo que me dé cuenta que tenía que profesionalizarme, estudiar", expone.

Empezó a estudiar locución antes de terminar el colegio, en marzo del 99, un año después de haber entrado en la Rocka. "Esa fue la carrera de mi vida. A partir de ahí me impulsé. Fue fundamental haber estudiado locución", destaca. Su primer programa se da, de vuelta, gracias a su perseverancia. En diciembre del mismo año, se le ocurre un proyecto para un programa los domingos a la mañana, pero antes de recibir el sí, lo probaron.

"Dejé de insistir tiempo después porque no quería que Hugo piense que me estaba aprovechando, ya teníamos afinidad, y dejé que las cosas pasen; pero no dejé de ir los sábados. Y lo raro fue que después, él mismo empezó a avisarme que iba llegar tarde al programa, que yo hiciera la apertura… Me estaba probando. Él ya estaba cerca o en la misma radio, pero esperaba para escuchar qué decía o cómo lo hacía".

Marcelo pasó la prueba y arrancó con Enciclopedia del rock los domingos a la mañana. Tenía 16 años. Poco después y para ganar un sueldo, porque con el programa no generaba ingresos, entró como operador de la madrugada, coincidienco con Tony Apuril, quien conducía un programa a la medianoche. Así empezó una amistad que perdura hasta hoy, y agrega: "Cuando a Tony lo cambian a la siesta, me ofreció la co-conducción, así nació El derecho y el izquierdo, un programa que tenía también al humor como ingrediente y que hicimos durante tres años".

El momento esperado

Esa oportunidad anhelada de acercarse al periodismo deportivo recién se da en el 2010, y nada menos que con Arturo Rubín. Marcelo había hecho algunas cosas para deportes en la radio y un par de viajes para seguir a la Albirroja. Pero es cuando le rechazan un proyecto para redes sociales que Arturo lo contrata para que lo ejecute en su programa. "Eso me facilitó estar en la mesa y tener a veces un poco de voz", resalta.

De ahí lo llamaron como director de la web paraguaya D10; mientras, sigue en el plantel de Arturo hasta el 2012. Tiempo después, Leo Rubín le propone hacer Rock&Gol para un público más joven. "Ahí iba a poder comentar y vivir la experiencia que siempre soñé. Viajar a competencias internacionales, Copa Libertadores, Copa América. El tiempo me confirmó que fue una buena decisión", expresa.

El siguiente escalón lo sube cuando ingresa a un canal de cable dedicado exclusivamente a los deportes, a través del cual obtiene la oportunidad de llegar a la señal argentina TyC Sports, que se emite para todo el continente. Sobre esta experiencia de dos años, comenta: "Hice muchos amigos y contactos en Buenos Aires".

"Hoy estoy viviendo 'el sueño del pibe'", enfatiza sobre su momento profesional actual. "Tengo un programa de entretenimiento con Andrea Quatrocchi para un público más juvenil (Un día de locos); en Montecarlo (Entretiempo Montecarlo), paso la música que siempre me gustó, los clásicos y la historia de la música, y en la 970 estoy con el fútbol (Futgol La Precisa). Para llegar a esto se trabajó mucho, tuve que pasar muchas cosas y varios años".

Mantener el enfoque

"Es una lucha diaria ganarle al ego", reflexiona cuando se le pregunta sobre próximos objetivos; sin embargo, hay algo sobre lo que no tiene duda: "Una meta sería irme a un Mundial, ya fui a una final de Champions, pero reflexiono sobre eso. De qué sirve si cubrís un Mundial y no conseguís notas, el hecho de ir allá no puede ser un logro en sí, si no hiciste bien el trabajo. Por eso trato de exigirme. El año pasado, cuando estaba en el noticiero de Tigo Sports, le pedí al productor que me tire cosas que me iban a forzar más: Indycar, Rally de Europa, etc. Entonces leía más sobre el tema porque, de repente, no era tanto mi rubro, pero eso me generó el hábito para que, aunque no esté en el noticiero, igual siga leyendo sobre esos temas".

El año pasado lo invitaron a dar una charla durante la Semana del Periodismo y habló sobre aprovechar las oportunidades y no saltar las etapas. "Hay muchas personas que no quieren respetar los procesos, cuando en realidad la experiencia no se compra, se gana. Expliqué que la gente no te va contratar si no pasás una prueba, y que la mejor forma de pasarla es con experiencia. ¿Te gusta la radio? Andá a una comunitaria a foguearte, perderle el miedo al micrófono, a cubrir un club durante un año; no importa si nadie escucha de ese club, pero equivocate todo lo que tengas que hacerlo ahí".

Por eso, una de las mayores inquietudes de Marcelo es la capacitación. "Cuando estuve en TyC Sports me decían: 'Vos tenés que saber que si hacés mal esto, hay un millón de personas que quieren estar en tu lugar'. Ahí es donde te das cuenta que no podés claudicar y mucho menos dejar de profesionalizarte. Es el trabajo de uno el que tiene que ser valorado, no el nombre. Gustavo Köhn sabía tanto y de todo. Creo que en el periodismo no se debería trabajar la exposición mediática de uno, la vedette es la información".

Desde el 2015, Marcelo organiza un congreso que se llama Periodismo y Deportes, que se caracteriza por traer a reconocidos profesionales del ámbito deportivo del continente. "Creo que es genial que uno pueda crecer en lo profesional, tengo muchas cosas por las cuales agradecerle a esta carrera, pero ese aprendizaje no se tiene que quedar contigo nomás, hay que compartirlo, así nació la primera edición de Periodismo y Deportes".

Con el congreso Marcelo, además, pudo recaudar fondos para su mamá, que en ese momento había estado hospitalizada. "Mi mamá actualmente está mejor de salud. Hace tres años tuvo un ACV, pero aún no camina sola. Está con fisioterapia constantemente y tiene un temblor en la mano derecha que le impide trabajar, como escribana necesita firmar. Así que hasta ahora lo recaudado va para ayudarla pero sólo en la primera edición hicimos hincapié en eso. El congreso ya se hizo conocido y no me parecería justo que la gente quiera ir porque es benéfico, sino que lo hagan porque les sirve para capacitarse, tanto a estudiantes como a colegas".

En la tercera edición realizada este año, Marcelo pudo estar a cargo de las entrevistas a los invitados internacionales, ya que consiguió que se sumen personas a la organzación. Este año estuvieron Diego Latorre y Cristian Martin; el año pasado, Pablo Stecco, Miguel Simón, Marion Reimers y, en el 2015, Juan José Buscaglia. "Yo hubiera dado todo por tener una capacitación así cuando yo empezaba, y lo más genial es que los estudiantes son los que más buscan aprender. Yo no quiero parar con esto porque se viene una nueva camada en periodismo deportivo que necesita estar preparada".

Uno de los anhelos de Marcelo es abrir alguna vez una Escuela de Fútbol Terciaria, como las que ya hay en Argentina. "Creo que si uno se prepara, el trabajo que se hace va hablar por uno. Me muero porque acá haya una escuelita de fútbol terciaria, y que se tenga mayor noción del trabajo, que a veces falta acá. Si bien hay mucho de hacer las cosas vai vai, cada vez quedan menos con esa mentalidad".

Y justamente, respecto a la exposición, Marcelo cuenta qué piensa de la relación entre las marcas y los periodistas. "Esa relación está buena siempre que no se pierda la credibilidad. Los seguidores se dan cuenta de quienes solo suben fotos o videos de un producto y no contenido que a ellos les interese. Es importante tener criterio para seleccionar marcas que sí tengan relación con el trabajo que cada uno hace. Me tocó decir que 'no' en algunas ocasiones. El auspicio agresivo se nota y, hoy, todo pasa por ofrecer contenido".

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