El primero retó al presidente ucraniano a un duelo con aviones caza para decidir la suerte de la ciudad de Bajmut, el segundo ha amenazado a Europa con un apocalipsis nuclear, y la tercera asegura que Rusia enfrenta “caníbales” en Ucrania.
Los perfiles más belicosos estaban antaño relegados en Rusia. Pero desde que el Kremlin envió su ejército a Ucrania, esas mismas personas gozan de un gran predicamento. Estos son los tres halcones del momento en Rusia, cuyo auge responde a un renovado fervor militar en el país.
El señor de la guerra
Durante años, Yevgueny Prigozhin hizo el trabajo para el Kremlin en las sombras enviando mercenarios de su grupo privado, Wagner, a escenarios de conflicto en Oriente Medio y África, siempre negando cualquier implicación. La estrategia cambió con el conflicto de Ucrania. Prigozhin, de 61 años, admitió en setiembre pasado que es el creador del grupo Wagner, y empezó a reclutar a miles de hombres en las cárceles rusas.
La oferta hecha a los convictos fue luchar a cambio de ser amnistiados. Con una advertencia: los desertores y aquellos que se dejaran capturar serían ejecutados. Cuando circuló un video de un supuesto desertor de Wagner siendo ejecutado con un mazo, Prigozhin no dudó en elogiar el crimen y calificar de “perro” al hombre ajusticiado.
“No beban mucho, no se droguen, no violen a nadie”, dijo también a un grupo de prisioneros que habían combatido seis meses y recuperado la libertad. A diferencia de los generales rusos, criticados por no asistir en persona a las batallas, Prigozhin posa gustoso junto a sus mercenarios supuestamente en la línea del frente.
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Recientemente, el empresario publicó un mensaje desde el cockpit de un caza SU-24, y retó al presidente ucraniano Volodímir Zelenski a un duelo aéreo. “Si quieres, nos vemos en el aire. Si ganas, te llevas (Bajmut)”, dijo, refiriéndose a esta ciudad del este de Ucrania que los rusos buscan conquistar desde hace meses.
El grupo Wagner tuvo un rol primordial en enero en la toma de la cercana localidad ucraniana de Soledar. Un logro que fue puntualmente cuestionado por el ministerio ruso de Defensa y suscitó un choque con Prigozhin, quien acusó al ministerio de querer “robarles la victoria”. El propio Prigozhin estuvo encarcelado en Rusia casi una década, al final de la era soviética, y fue luego vendedor de perritos calientes en San Petersburgo, antes de codearse con las altas esferas como empresario hostelero.
El converso
Para el expresidente ruso Dmitri Medvedev, el conflicto fue la ocasión de reinventarse y dejar atrás su pasado liberal para convertirse en uno de los perfiles más belicosos del país. A sus 57 años, Medvedev sirve ahora como vicepresidente del Consejo ruso de Seguridad, y rara es la semana en la que no hace alguna declaración altisonante en las redes sociales.
“La derrota de una potencia nuclear en una guerra convencional puede provocar el estallido de una guerra nuclear”, dijo en enero, antes de una importante reunión de los aliados de Ucrania en Alemania. En el 2010 comía hamburguesas con Barack Obama, en ese momento su homólogo estadounidense. Ahora califica a Joe Biden de “abuelo senil”, y tacha de “lunáticos” a los líderes de la Unión Europea.
En cuanto al gobierno ucraniano, no es más que “una banda de nazis locos y drogadictos”, según afirmó en noviembre. “La gente suele preguntarme por qué mis mensajes son tan duros”, escribía en junio. “La respuesta es: los odio. Son unos degenerados”.
La guerrera de la información
Margarita Simonian, la matriarca de la propaganda del Kremlin y directora del canal televisivo estatal RT, ya era una gran admiradora del presidente Putin antes de la intervención rusa en Ucrania. Desde entonces su retórica ha ido en aumento, tal como ha dejado ver en sus intervenciones en programas televisivos.
“O ganamos, o las cosas terminarán muy mal para toda la humanidad”, dijo el pasado mayo. El inicio de la ofensiva supuso un problema inmediato para el canal de Simonian, también conocido como Russia Today, ya que se vio bloqueado en muchos países occidentales.
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“Cada vez que nos han prohibido, hemos encontrado otras (maneras) de seguir emitiendo” y “difundiendo nuestro mensaje”, replicó Simonian, lejos de ofuscarse. Y aunque a menudo denuncia la “censura” occidental, también anima a que las autoridades rusas prohíban las redes sociales extranjeras.
“Lo digo desde hace diez años: tenemos que cerrarlo todo, prohibirlo todo, y reemplazarlo por lo nuestro”, argumentó esta mujer de 42 años. En reconocimiento a su trabajo desde el inicio del conflicto, Putin le concedió en diciembre la Orden del Honor. “Gracias por matar a los caníbales” en Ucrania, le dijo al líder ruso al aceptar la condecoración.
Fuente: AFP.