Cada mañana en la ciudad ucraniana de Irpin, centenares de personas hacen cola en la entrada de la biblioteca municipal, donde pueden estudiar o trabajar sin sufrir los recurrentes cortes de luz a causa de los bombardeos rusos. Cuando las puertas se abren, los habitantes de esta localidad de la periferia de Kiev intentan buscar una silla vacía en la sala de lectura o en la sección de literatura infantil, ambos lugares convertidos en espacios de trabajo.
Gracias a su generador eléctrico, esta biblioteca se convirtió prácticamente en un oasis para los habitantes de Irpin, que sufrió durante los primeros meses de la invasión rusa una ocupación brutal, parecida a la de la ciudad vecina de Bucha.
Estudiantes y empleados van allí para trabajar o cargar las baterías de sus ordenadores y móviles. También se imparten clases e incluso hay gabinetes de psicoterapeutas. Allí se cruzan desde trabajadores autónomos hasta alumnos de secundaria.
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“Corazón de la ciudad”
Incluso un personaje de San Nicolás, uno de los santos más importantes para los cristianos ortodoxos y que inspiró a Santa Claus, recibe a niños y escucha sus deseos para los regalos navideños. “En la biblioteca hay actividades de todo tipo”, destaca Yevguenia Antoniuk, del consejo municipal.
“Desde la reapertura de la biblioteca, dimos la posibilidad a la gente de cargar las baterías de sus teléfonos y disponer de calefacción”, añade. Tras la retirada del ejército ruso entre finales de marzo y principios de abril, Irpin estaba devastada, con numerosos edificios en ruinas, centenares de cadáveres de civiles y con una población traumatizada.
La ciudad ya no se encuentra actualmente en el epicentro de los combates, pero sí que sufre desde octubre cortes de luz, a causa de los bombardeos rusos contra las infraestructuras energéticas ucranianas. Olena Tsyganenko, de 75 años, dirige desde hace cuatro décadas esta biblioteca y recuerda con orgullo aquella época en que era el único lugar de la ciudad donde había una fotocopiadora.
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“Estamos en el corazón de la ciudad, en una plaza muy céntrica y siempre hemos sido un lugar muy frecuentado”, afirma orgullosa esta bibliotecaria, quien recuerda como las salas “estaban llenas de lectores” antes de que hubiera internet.
No obstante, este lugar nunca antes había estado tan lleno de gente como ahora. Los obreros de la construcción intentan reconstruir lo más rápido posible los edificios del resto de la ciudad. El edificio de la biblioteca salió prácticamente indemne de los intensos combates en febrero y marzo y solo se rompieron algunas ventanas.
“Pasar un buen rato”
Victoria Voskresova todavía recuerda los edificios de sus vecinos en llamas. Nueve meses después de ese momento infernal, fue a la biblioteca para que su hija pudiera ver a San Nicolás. “Nos dio dulces. La gente viene aquí con sus hijos por esto, para pasar un buen rato”, explica.
Esta habitante que sobrevivió a la ocupación también sirvió como inspiración de una de las obras callejeras de Banksy, el famoso artista británico. En ella se ve a una mujer haciendo gimnasia rítmica. Serguéi Martiniuk, que combatió en Irpin contra el ejército ruso, fue a la biblioteca para presentar el libro “13 poemas o la Batalla de Irpin que cambió el mundo”. “Irpin se está recuperando”, asegura.
Fuente: AFP.