Por Viviana Orrego, viviana.orrego@nacionmedia.com.
Hoy, 16 de agosto, entre risas, payasos y sorpresas, debemos recordar también que el Día del Niño fue instaurado en la década de 1940 en honor a aquellos niños que se disfrazaron de soldados, tomaron un arma y se enfrentaron a soldados brasileños, en aquel día de 1869. Ellos, en su tierna infancia tuvieron que enfrentar la crueldad humana en un campo de batalla.
La batalla de Acosta Ñu duró unas ocho horas y terminó con la masacre de las tropas paraguayas, la mayoría niños. Cuando las madres recogían los cuerpos de sus hijos, aún había sobrevivientes heridos, pero viendo esto los brasileños quemaron el lugar. Sin embargo, poco se habla en la historia de estos sobrevivientes que escaparon de la muerte y uno de ellos fue Emilio Aceval, quien más tarde se convertiría en presidente de la República (1898-1902), la que defendió siendo apenas un niño de 15 años.
“Fue una batalla que lleva a la polémica, pues el Gobierno paraguayo bajó la edad de movilización hasta los 12 años, y además la actitud de las tropas aliadas no se ajustaban en muchos casos a lo establecido en el derecho de gentes. Un caso del que no se habla es que varios niños sobrevivieron, uno de ellos llegó a ser presidente de la República, don Emilio Aceval”, refirió el Herib Caballero Campos para La Nación/Nación Media.
El hermano menor del célebre doctor Benjamín Aceval se incorporó al Ejército con 13 años, tras realizar estudios básicos a cargo del padre Fidel Maíz. También participó en las batallas de Pirayú y Caraguatay, donde cayó prisionero. Al volver a Asunción encontró una escena desoladora de su casa familiar; se trasladó a Argentina y luego viajó por Estados Unidos y Europa. Regresó al país en 1881 y militó en cargos públicos por el Partido Colorado antes de convertirse en mandatario.
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Una fecha muy dolorosa
“El Día del Niño se refiere a la recordación a la Batalla de Acosta Ñu, eso fue desde fines de los años ‘40s porque antes era celebrada dicha fiesta en otra fecha. Es día de festejos, pero en una fecha que fue dolorosa para aquellos niños que estaban en el campo de batalla, con hambre, frío y sin suficiente armamento y pertrechos para luchar”, recordó el historiador Herib Caballero Campos, en comunicación con La Nación/Nación Media.
Aquel enfrentamiento de Paraguay contra la coalición entre Argentina, Brasil y Uruguay conocida como la Guerra contra la Triple Alianza, tuvo muchas batallas y dejó al mariscal Francisco Solano López sin hombres de guerra, por lo que reclutó a niños de entre 10 a 14 años –edad de niños que actualmente cursan entre el 4° y el 8° grado– para sumarse al Ejército.
En la Batalla de Acosta Ñu, también llamada Ñu Guazú o Campo Grande en Paraguay, y en Brasil recordada como Batalla de los Niños, en aquel día negro unos 600 soldados acompañados de 3.500 niños, mujeres y ancianos se enfrentaron a las tropas de Pedro II del Brasil, que contaban con unos 20.000 hombres.
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“Esos niños eran la mayoría de las tropas de retaguardia que conducía Bernardino Caballero. La mayoría murió en el combate luego de pelear casi un día aquel 16 de agosto de 1869. Es una fecha que invita a reflexionar sobre lo que implicó para esos niños tener que enfrentar la crueldad humana en un campo de batalla en su tierna infancia”, explicó Caballero Campos.
A 153 años de aquella sangrienta masacre en donde niños inocentes con miedo, con lágrimas en los ojos, con frío, hambre y sin entender –seguramente- el significado de “patriotismo” defendieron como pudieron a la patria. Hoy, con los festejos, la chocolatada, las galletitas y las sorpresas, debemos de recordar nuestra heroica historia y recordar a esos niños, mujeres y ancianos que hicieron patria.
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