Las cicatrices de aquel trauma se palpan aún hoy, en una desconfianza generalizada hacia la dirigencia política a la que en 2001 la población le pedía a gritos “¡Que se vayan todos!”. Unas 40 personas cayeron bajo las balas policiales en las manifestaciones y saqueos.

Argentina vivió hace 20 años la peor de sus crisis económicas y políticas, con el default más grande de la historia, al colapsar el tipo de cambio fijo, con depósitos bancarios confiscados y un presidente que huyó en helicóptero en medio de una rebelión popular.

La caída del gobierno conservador de Fernando de la Rúa se produjo en medio de un vacío de poder tras el estallido del ancla cambiaria de un dólar igual a un peso, modelo que, junto con las privatizaciones y la apertura comercial sin control, había dado una falsa ilusión de prosperidad a un país empobrecido.

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Miles de personas se lanzaron a los supermercados a saquear alimentos, un brutal contraste con la época en la que muchos argentinos compraban bienes importados de lujo gracias a un peso sobrevaluado. Y aquel 2001 entraba en la memoria colectiva. “Hubo una sensación de fuerte orfandad, desconfianza en las instituciones, el Estado y los bancos”, dijo a la AFP el historiador Felipe Pigna.

Los ahorristas reclamaban a gritos y cacerolazos la devolución de su dinero bloqueado en los bancos en el ‘corralito’, instrumentado por el ministro de Economía Domingo Cavallo en busca de evitar el derrumbe del sistema bancario. “¡Chorros, chorros (ladrones), devuelvan los ahorros!”, cantaba a voz en cuello la gente, mientras golpeaba con martillos las persianas bajas de los bancos.

Cavallo había sido ministro del peronista de derecha Carlos Menem (1989-1999). Fue el padre de la “Convertibilidad” uno a uno, que duró 10 años hasta que le explotó a De la Rúa. “De 77.000 dólares que tenía en el banco, en el ‘corralito’ perdí 40.000. Ese diciembre fue terrible, había quilombo (revueltas) por todos lados”, evocó a la AFP el informático Ricardo Lladós (71 años).

Un país incendiado

“Hay como un sabor agridulce del 2001: por un lado, la tragedia total y por otro la sana reacción de la gente por su cuenta, tratando de reconstruir una situación de desastre, de catástrofe”, dijo Pigna. “Recuerdo con mucha tristeza ver el taller parado”, dijo a la AFP Fernando Soto (57 años), en aquel entonces jefe de una metalúrgica.

Un estudio científico mostró que entre 1999 y 2002 hubo unas 20.000 muertes cardíacas más de lo habitual en Argentina. En medio del incendio, De la Rúa decretó el estado de sitio el 19 de diciembre. La policía cargó con sus caballos contra las Madres de Plaza de Mayo, que buscan a sus hijos desparecidos durante la dictadura. Fue como echar leña al fuego. Centenares de miles se lanzaron a las calles.

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“El recuerdo es de sangre, dolor y el estado de sitio que es cosa de una dictadura”, reflexionó Pigna. De la Rúa, del ala conservadora de la socialdemócrata Unión Cívica Radical (UCR), renunció y escapó en helicóptero de la Casa Rosada, rodeada por manifestantes, al atardecer del 20 de diciembre.

“Abandonó el barco en una crisis inédita, con enorme costo social, aumento geométrico de la pobreza (57%) y el desempleo (20%) y millones de damnificados de la (posterior) devaluación” del peso, explicó a la AFP el académico Pablo Tigani, máster en Política Económica Internacional.

La deuda pública era impagable. Nombrado presidente por el Congreso, el peronista Adolfo Rodríguez Saá declaró entre vítores el default más grande de la historia por 100.000 millones de dólares (70% del pasivo). Duró una semana en el poder.

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Otro presidente peronista de derecha, Eduardo Duhalde, asumió y llamó a elecciones anticipadas. Así surgió un mandatario también peronista pero ubicado más a la izquierda, Néstor Kirchner (2003-2007), que inició una era que continuó con dos mandatos de su esposa, la hoy vicepresidenta Cristina Kirchner.

Durante ese período Argentina canceló la deuda que tenía con el FMI en un pago de 9.500 millones de dólares y reestructuró bonos con apoyo del 93% de los acreedores. El resto se resolvió en juicios con “fondos buitre”, que compraron la deuda ya en default y litigaron en Estados Unidos para conseguir pagos y ganancias.

Deuda e inflación crónicas

Argentina, en medio de una nueva crisis monetaria, volvió a pedir auxilio al FMI durante el mandato del liberal Mauricio Macri (2015-2019). Recibió el mayor préstamo que el organismo acordó a un país: 57.000 millones de dólares de los que se desembolsaron 44.000. Macri sostuvo que los fondos se usaron para pagos a bancos privados que evaluaban irse del país, para que recuperaran inversiones.

Argentina enfrenta vencimientos de unos 20.000 millones de dólares por año en 2022 y 2023, y sus exiguas reservas internacionales y su situación económica -en recesión desde 2018, con inflación de 51% anual y pobreza de 40,6%-, la obligan a renegociar con el Fondo.

Aunque los bancos respaldan los depósitos en dólares (20% del total), existe un control de cambios que limita las extracciones. Y para muestra, basta un botón: una falsa noticia de ‘corralito’ provocó en noviembre retiros de depósitos. “El 2001 es un fantasma que reaparece en tiempos de crisis. No en términos racionales, pero sí emocionales”, concluyó Piña.

Represión y muerte

Un testigo de la represión que dejó 40 muertos en las protestas, un trabajador que perdió los ahorros de su vida y un comerciante que sufrió los saqueos ofrecen relatos salvajes como víctimas de la crisis de Argentina en 2001.

María del Carmen Verdú es abogada y titular de la Coordinadora contra la Represión Policial (Correpi). El 19 y 20 de diciembre de 2001, cuando estalló la rebelión popular contra el gobierno de Fernando De la Rúa, desafió el estado de sitio en las calles, como cientos de miles de argentinos. Presentó centenares de habeas corpus en favor de manifestantes detenidos.

“Fue una vorágine. Al anochecer del 19 se reunía gente en las esquinas con las cacerolas. Luego era una multitud que marchaba al Congreso”, recuerda. En las escalinatas del parlamento la policía baleó a un manifestante que murió después. “Fue la demostración de que ya usaban balas de plomo”, señala.

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En la mañana del 20 de diciembre, la represión a las Madres de Plaza de Mayo resultó un búmeran para el gobierno. “Cuando las Madres llegaron a la plaza para hacer su ronda, la caballería cargó contra ellas. La imagen de las viejas apaleadas era insoportable”, rememora Verdú.

Mientras ella resistía los gases policiales en el Obelisco, a metros de ahí su compañero, Carlos Almirón, de 23 años, cayó baleado por la policía sobre la avenida 9 de Julio junto con otros dos jóvenes. “La orden del gobierno de De la Rúa era despejar la Plaza de Mayo, que no hubiera una multitud pidiendo su renuncia y gritando ‘qué se vayan todos’”, la proclama que unificó las protestas.

De la Rúa renunció esa noche. Fue procesado por homicidio, pero la justicia lo sobreseyó. Falleció en 2019. Recién esta semana la Cámara de Casación confirmó condenas a 4 y 3 años de prisión a los entonces secretario de Seguridad y jefe policial.

Víctima del “corralito”

Ricardo Lladós es un analista de sistemas de 71 años, que en 2001 trabajaba para un banco en Buenos Aires, cuando sus ahorros quedaron confiscados en el “corralito”. “Había juntado 77.000 dólares en dos plazos fijos que tenía en el banco HSBC. Juntaba la plata pensando en mi vejez y porque a mi viejo lo tenía que ayudar yo. Un viernes mi jefa me dice que parecía que iban a hacer algo para que la gente no pueda sacar el dinero de los bancos”, evoca.

El sábado 1 de diciembre el gobierno anuncia el “corralito”. “La plata me quedó ahí, bloqueada”, cuenta. “No había un mango (un peso), la gente estaba loca. Ese diciembre fue terrible acá en Buenos Aires, había quilombo (lío) por todos lados, mucho descontento”, recuerda.

Creyó que nunca iba a recuperar sus ahorros, pero tiempo después pudo recuperar parte del dinero: “De los 77.000 dólares que tenía, perdí 40.000″. Las penurias siguieron. “En ese momento nos bajaron 30% el sueldo y en 2003 me echaron. Me quedó muchísima bronca (rabia), siempre la guita (dinero) se la llevan los mismos”, afirma.

Malabares financieros

Bruno Söllner es un empresario de insumos industriales. En el 2001 su vida y su trabajo quedaron patas arriba. “El ‘corralito’ no nos dejaba sacar más que de a 250 pesos (250 dólares por semana en aquel momento, cuando regía la covertibilidad). Con eso la empresa no puede manejarse”, explica. Para eludir el bloqueo “abrimos 12 cuentas bancarias: yo cuatro, mi socio cuatro y otras cuatro mi papá para ayudarnos. Una payasada ridícula”.

Taller parado

Fernando Soto (57) era jefe de planta en una metalúrgica en Valentín Alsina (periferia sur de Buenos Aires). En 2001 el trabajo comenzó a escasear. “Recuerdo con mucha tristeza ver el taller parado, vacío”, evoca. La desocupación en Argentina rebasaba el 20%. En las calles, quienes lo habían perdido todo revolvían la basura. La pobreza que en 2001 era del 46% trepó a 66% en 2002.

Las ferias de trueque y las ollas populares para quienes no tenían qué comer florecían por doquier. En varias provincias, los empleados cobraban con bonos o “cuasimonedas”. “No voy a olvidar jamás la calle desolada con muy poca gente yendo a trabajar”, recuerda. La fábrica quedó con 27 empleados.

Sin embargo, “dos años después éramos 100 trabajando porque la cosa cambió radicalmente”, dice sobre el rebote a partir de 2003, después de la brutal caída del PIB de 10,8% en 2002 y las “tasas chinas” de crecimiento que le siguieron (+8,8%).

Saqueado

Miguel Fabiano tuvo durante 47 años un comercio de electrodomésticos. Aquel aciago diciembre, fue saqueado. “Volviendo del banco veo gente corriendo por la calle con televisores, colchones, cocinas... me bajé del auto como loco, estaban saqueando mi negocio”, dice con la voz quebrada al recordar.

Forcejeó con algunos los saqueadores para arrebatarles el botín, pero “no pude hacer nada, lo perdí todo”. Resurgió de las cenizas a fuerza de créditos, pero se derrumbó a partir de 2016 con la nueva crisis. Malvendió todo y cerró. A sus 71 años sobrevive como mesero en un restaurante. “Evito pasar por el local que fue mi negocio. Cada noche doy un rodeo para no recordar”, resume.

Cronología del colapso argentino de 2001

Estos son los principales episodios de la crisis institucional, social y económica que puso fin al gobierno de Fernando de la Rúa el 20 de diciembre de 2001 en Argentina, y al modelo de la convertibilidad cambiaria.

- Año 1999

10/12: Asume la fórmula de la Alianza con el presidente Fernando De la Rúa, de la socialdemócrata Unión Cívica Radical, y el vice de centrozquierda Carlos Álvarez, del Frepaso. Prometen mantener la Convertibilidad con paridad cambiaria de uno a uno con el dólar, vigente desde 1991.

- Año 2000

6/10: Renuncia el vicepresidente Álvarez disgustado por denuncias de sobornos del gobierno a legisladores para votar una reforma laboral. En dos meses, los bancos pierden depósitos por 1.800 millones de dólares.

- Año 2001

13/01: Acuerdan ‘blindaje’ financiero con el FMI, por el que Argentina debía recibir casi 39.000 millones de dólares para pagar vencimientos de deuda. A cambio se le exige un fuerte ajuste fiscal y reforma previsional.

11/03: Se acelera la fuga de depósitos en dólares de los bancos.

20/03: Domingo Cavallo, mentor de la Convertibilidad con el expresidente peronista Carlos Menem (1989-1999), es nombrado ministro de Economía.

19/06: Se firma una reestructuración de deuda soberana, conocida como ‘Megacanje’ de bonos. Se pactan tasas de retorno que llegan al 16%.

30/7: Se sanciona la Ley de Déficit Cero con drásticos recortes de gasto público. Se rebajan 13% los salarios estatales y jubilaciones.

Arde el país

14/10: Derrota de la Alianza ante el peronismo en las legislativas de medio término.

1/12: Cavallo anuncia el ‘corralito’ que bloquea las cuentas bancarias. Se permite retirar solo 250 pesos semanales (equivalían a 250 dólares). Se desatan protestas frente a los bancos.

5/12: Las ventas en los comercios se derrumban entre 50% y 70%. Se forman clubes de trueque con más de 1,5 millones de personas.

5/12: El FMI considera que el programa del gobierno “no es sustentable ni viable” y se niega a liberar un desembolso de 1.260 millones de dólares. El riesgo país roza los 4.000 puntos.

6/12: El gobierno emite ‘cuasimonedas’ para pagar salarios.

7/12: Cavallo viaja a Washington. Dice que se quedará hasta que el FMI libere los fondos.

8/12: Tensas filas en los bancos, que abren un sábado por única vez en la historia.

9/12: Cavallo acuerda recortar 4.000 millones de dólares del presupuesto para recibir la ayuda del FMI.

12/12: Cacerolazos en Buenos Aires.

13/12: Huelga convocada por centrales obreras.

18/12: Comienzan saqueos de alimentos en supermercados.

19/12: Hay niños y familias enteras en los saqueos. Se desata represión policial con muertos y heridos. De la Rúa declara el estado de Sitio. La reacción es de cacerolazos y marchas hacia la casa de gobierno.

20/12: En la madrugada renuncian Cavallo y el gabinete. Desde la mañana, gases lacrimógenos y balas sobre los manifestantes. Estallan duros enfrentamientos. Hay cinco asesinados en el centro de Buenos Aires. Los muertos llegan a 40. De la Rúa renuncia y se marcha en helicóptero de la Casa Rosada.

21/12: El Congreso elige como presidente provisional al titular del Senado, el peronista Ramón Puerta. Adolfo Rodríguez Saá asume como presidente elegido por el Congreso.

23/12: Jura Rodríguez Saá y declara el default sobre 100.000 millones de dólares de la deuda, el mayor de la historia en el mundo.

30/12: Rodriguez Saá renuncia por falta de apoyo político. El presidente provisional, el diputado Eduardo Camaño, convoca de urgencia a la Asamblea Legislativa.

- Año 2002

1/1. La Asamblea elige presidente al senador Eduardo Duhalde, quien había perdido las elecciones frente a De la Rúa en 1999, para terminar el mandato hasta 2003. “Quien depositó dólares, recibirá dólares”, promete al asumir.

6/1: Duhalde deroga la ley de Convertibilidad. Se deprecia el peso un 30%. La promesa de Duhalde nunca fue cumplida.

Fuente: AFP.

Etiquetas: #Argentina

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