Por Juan Carlos dos Santos

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Si usted tiene sed y no puede ir a buscar un vaso con agua, podría pedir que le llevaran uno hasta el lugar donde se encuentra, un favor nada extraordinario, pero las cosas cambian radicalmente si quien “tiene sed” es una planta y está en pleno desierto. En Israel resolvieron ese problema.

En esta tierra de innovaciones que ayudan a mejorar la calidad de vida y el mundo que nos rodea, con ayuda del ingenio y de la tecnología, lograron que las plantas “reclamen” por agua a sus productores cuando sienten que lo necesitan.

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Varios centros de investigación relacionados con los recursos naturales se encuentran repartidos por todo el país. Foto: Juan Carlos dos Santos.

Un sistema para todo el mundo

En el kibutz Hatzerim, en pleno desierto del Néguev al sur de Israel, Simcha Blass, un ingeniero hidráulico israelí, hace más de medio siglo creó el sistema de riego por goteo y que luego fue adquirido por la empresa Netafim.

La empresa, que expandió el sistema a más de 110 países alrededor del mundo, tiene su oficina en el kibutz y desde allí han potenciado su trabajo por los sistemas de riego por goteo, algo tan imprescindible para una zona del planeta donde, como mucho, las precipitaciones pluviales llegan a 25 mm en todo un año.

Más de 400 plantas de joboba crecen en las afueras del kibutz Hatzerim, en el desierto del Néguev, y están equipadas con tecnología que les permite pedir y recibir agua según la necesidad de cada planta. Foto: Juan Carlos dos Santos.

Un chip y un sensor

Los residentes del kibutz decidieron comenzar, además de otros productos, el cultivo de jojoba, una planta muy bien adaptada al clima desértico y que es muy requerida en la industria cosmética.

Un grupo de más de 400 de estos plantines reciben agua desde un sistema de riego por goteo instalado por los productores. De manera de economizar aún más el valioso y vital líquido, cada planta posee en la base del tallo, enterrada a pocos centímetros bajo tierra, un chip telefónico y un sensor de humedad, conectados entre sí y que trabajan de manera coordinada.

La ciudad de Beersheva, cercana al kibutz Hatzerim, apunta a ser la ciudad más tecnológica del país y del Medio Oriente. Foto: Juan Carlos dos Santos.

Una gota de agua, por favor

Cada vez que el sensor detecta que la ya casi nula humedad del desierto del Néguev llega a niveles aún más extremos, se conecta a través del chip telefónico y envía un mensaje de texto al servidor instalado en el interior del kibutz. Este, a su vez, procesa los datos y, tras un cálculo, autoriza al sistema de riego por goteo a enviar la cantidad exacta de agua que necesita una planta específica para superar la situación registrada por el sensor de humedad.

El sistema de riego por goteo también es utilizado actualmente en varios lugares del Paraguay, donde la escasez de agua no es un problema, salvo en la Región Occidental, pero ayuda a optimizar el uso de este recurso, evitando el desperdicio y ayudando con una mejor distribución en los cultivos.

En la ciudad de Beersheva, toda el agua utilizada en las casas y edificios pasa por un proceso de depuración y es reutilizada en cultivos. Foto: Juan Carlos dos Santos.

Tierra fértil para la innovación

Muchos de los inventos y innovaciones que nos rodean en la actualidad fueron creados en esta tierra ubicada entre el río Jordán y el mar Mediterráneo y que hasta hace algunas décadas era solo un lugar desierto, árido y sin muchas esperanzas.

Por ejemplo, los dispositivos pendrive o los tomates cherry fueron creados en Israel, el país con la mayor cantidad de startups o proyectos innovadores por cantidad de habitantes en el mundo y desde donde han surgido creaciones como el dispositivo OrCam, elegido por la revista Time como uno de los 100 mejores inventos del 2021.

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A pesar de las carencias propias de una zona desértica, la región del sur de Israel, con mucha aplicación de tecnologías innovadoras, se está transformado para convertirse en un centro de desarrollo general. Foto: Juan Carlos dos Santos.

Reparando el mundo

OrCam, que ya está presente en Paraguay a través de HC Innovations, es una creación que ayuda a las personas con discapacidad visual a poder lograr autonomía y tener acceso a la lectura por medio de su sistema de inteligencia artificial que convierte todos textos escritos sobre cualquier tipo de superficie en audios, así como también puede reconocer rostros y objetos, mejorando la interacción de estas personas con su entorno.

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